Un atentado a disparos contra Trump sacude la campaña electoral de EEUU
Trump no atacó a los demócratas en su mensaje tras el ataque, ni hizo alusión alguna a los supuestos motivos del atacante. El aliado J.D. Vance, senador de Ohio, adoptó otro tono. “El de hoy no es simplemente un incidente aislado”
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Uno de los grandes temores de la población estadounidense en estos años de polarización casi se vuelve realidad en la tarde de ayer, en un condado rural de Pensilvania. El candidato republicano, Donald Trump, fue víctima de un aparente intento de asesinato cuando daba un mitin. Trump está bien, el tirador está muerto, pero las imágenes y la simbología del ataque van a sobrevolar una campaña que, a la vista de los graves problemas demócratas, ya parecía sentenciada a favor de Trump. Faltan muchos datos, pero el FBI investiga lo ocurrido como un intento de homicidio.
Los sucesos que verán repetidos estos días en sus pantallas transcurrieron más o menos así: Trump da el mitin en su atril cuando se escuchan tres disparos. El candidato se lleva la mano a la oreja derecha y acto seguido se agacha. Varios agentes del Servicio Secreto se arrojan a cubrirlo con sus cuerpos, al tiempo que se escuchan más disparos. Un minuto después, Trump se pone de pie rodeado por los agentes. "Dejadme coger mis zapatos", dice. En ese momento, con sangre en la oreja, la mejilla y los labios, eleva el puño derecho y parece decir: "¡Fight, fight, fight!". La audiencia, que lleva un minuto y medio atemorizada, gritando, agachándose, oteando el horizonte, rompe en vítores. "¡U-S-A, U-S-A, U-S-A!".
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Según el fiscal del condado de Butler, Richard Goldiger, hay dos personas muertas: el tirador, que todavía no ha sido identificado, y un miembro de la audiencia. Una tercera persona ha sido herida grave. Respecto a Trump, al poco tiempo su familia comunicó que se encontraba bien y que estaba ingresado en un hospital. Luego Trump publicó un mensaje en su red social, Truth Social, en el que daba las gracias al Servicio Secreto y a las fuerzas de seguridad, y expresaba sus condolencias a la familia del asistente fallecido. "Me dispararon con una bala que atravesó la parte de arriba de mi oreja derecha", explicó. "Supe inmediatamente que algo iba mal cuando escuché los silbidos. (...) Dios bendiga América", concluyó en mayúsculas.
Trump, cuya campaña vende camisetas con la foto de su ficha policial para retratarlo como una víctima del "Estado profundo", no atacó a los demócratas en su sencillo mensaje, ni hizo alusión alguna a los supuestos motivos del atacante. El aliado J.D. Vance, senador de Ohio y rumoreado compañero de ticket de Trump, adoptó otro tono. "El de hoy no es simplemente un incidente aislado", escribió en la red X, antes llamada Twitter. "La premisa central de la campaña de Biden es que el presidente Trump es un fascista autoritario que tiene que ser parado a cualquier precio. Esa retórica ha llevado directamente al intento de asesinato del presidente Trump".
🚨 Leo que el Servicio Secreto ha evacuado a Trump inmediatamente y que incluso han visto a Trump levantando el puño, pero que tenía sangre en la cara.
— Emilio Doménech (@Nanisimo) July 13, 2024
En el vídeo del tiroteo, se le ve llevarse la mano a la cabeza.pic.twitter.com/SRDiwRoNQO
Desde el lado republicano y también el demócrata hubo una cascada de mensajes de denuncia de la violencia política y de apoyo al aspirante atacado. El del presidente de EEUU, Joe Biden, tardó un poco más en llegar. "Estoy agradecido al escuchar que él está seguro y que le va bien", dijo Biden en X. "Estoy rezando por él y por su familia y por todos aquellos que estaban en el mítin (...). No hay sitio para este tipo de violencia en Estados Unidos. Debemos unirnos, como nación, para condenarla".
La campaña de Biden detuvo las comunicaciones y trató de suspender los anuncios televisivos que había programado. Un gesto de solidaridad con el rival atacado, y también, en cierto modo, de pragmatismo. Muchos de los anuncios demócratas plantean estos comicios como una elección entre democracia y dictadura, siendo Trump, el republicano, la amenaza que acabaría con las garantías democráticas.
Mientras tanto, las redes sociales se llenaban de teorías conspirativas y de fotos de jóvenes de todo tipo, blancos, afroamericanos, con pelo largo, barbados, con sus diferentes nombres y edades y biografías. Todas estas publicaciones llevaban la falsa afirmación de que "el atacante ha sido identificado".
I have been briefed on the shooting at Donald Trump’s rally in Pennsylvania.
— President Biden (@POTUS) July 13, 2024
I’m grateful to hear that he’s safe and doing well. I’m praying for him and his family and for all those who were at the rally, as we await further information.
Jill and I are grateful to the Secret…
El dueño de X, Elon Musk, anunció su apoyo oficial a Donald Trump al poco de enterarse del incidente. No habían pasado un par de horas cuando Musk, conocido por su genio y emprendimiento visionarios, y también por abrazar teorías conspirativas fácilmente desmontables, elevó un dedo acusatorio contra Kimberly Cheatle, la directora del Servicio Secreto. "Así que antes de ser puesta a cargo de proteger al PRESIDENTE, estaba protegiendo una bolsa de Cheetos", dijo Musk, compartiendo una captura de pantalla con la imagen y biografía breve de Cheatle.
La polarización y la violencia política que la acaba acompañando, como se vio, por ejemplo, durante el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, lleva muchos años en la agenda de las autoridades y de los sociólogos. El pasado abril, una encuesta realizada por el canal PBS, la radio NPR y la agencia Marist recogió que el 20% de los estadounidenses estaban "de acuerdo o muy de acuerdo" con la idea de que "la violencia política puede servir para volver a encarrilar el país".
No es el primer intento
Siendo este un país de campañas políticas larguísimas y multitudinarias, y, sobre todo, el país más armado del planeta con mucha diferencia, el intento de homicidio de Trump recordó a otros episodios similares. En 1912, a Teddy Roosevelt, cuando se aprestaba a dar un mitin en Wisconsin, le dispararon. La bala quedó alojada en el discurso de 50 páginas que llevaba en la chaqueta. Roosevelt no solo sobrevivió, sino que pidió a la multitud que no linchara al atacante, un hombre llamado John Schrank que luego fue declarado demente, y decidió leer el discurso programado.
En 1981, poco más de dos meses después de jurar el cargo de presidente, Ronald Reagan recibió un balazo cuando salía de dar un discurso en un hotel de Washington. La bala, disparada por John Hinckley Jr., rebotó en la limusina presidencia, penetró en el brazo derecho de Reagan, rompió una costilla y le perforó el pulmón, causando una hemorragia interna. Reagan casi se muere, pero fue operado y se recuperó totalmente. Hinckley dijo que quería impresionar a la actriz Jodie Foster. La popularidad de Reagan subió 8 puntos, hasta el 68%, después del atentado.
En estos momentos no está claro cómo afectará este incidente a la campaña de Trump, pero la tentación más obvia es pensar que su victoria ya está poco menos que garantizada. Porque ya parecía garantizada desde hace semanas: por el número y diversidad de encuestas favorables, y, desde el debate del 27 de junio, por la fragilísima imagen de Joe Biden y las continuas presiones, entre sus propias filas, para que se retire de la campaña. Lo que sí se puede decir es que el foco mediático, probablemente, se centre ahora en el lado republicano, que esta misma semana, de lunes a jueves, celebra su convención en Milwaukee. Si el aparente atentado no trastoca los planes, está previsto que Trump sea nominado, oficialmente, el jueves. Y que ya haya anunciado para entonces su candidato a la vicepresidencia.
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Uno de los grandes temores de la población estadounidense en estos años de polarización casi se vuelve realidad en la tarde de ayer, en un condado rural de Pensilvania. El candidato republicano, Donald Trump, fue víctima de un aparente intento de asesinato cuando daba un mitin. Trump está bien, el tirador está muerto, pero las imágenes y la simbología del ataque van a sobrevolar una campaña que, a la vista de los graves problemas demócratas, ya parecía sentenciada a favor de Trump. Faltan muchos datos, pero el FBI investiga lo ocurrido como un intento de homicidio.