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El Nuevo Frente Popular ha sido el muro de contención a la ultraderecha en Francia, pero está lleno de grietas
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La unión no hace la fuerza

El Nuevo Frente Popular ha sido el muro de contención a la ultraderecha en Francia, pero está lleno de grietas

El cordón sanitario complica a Agrupación Nacional conseguir la mayoría absoluta, lo que posibilita que exista una coalición de Macron y de la izquierda en la Asamblea Nacional

Foto: Manifestantes franceses protestan contra Marine Le Pen. (EFE/Ian Langsdon)
Manifestantes franceses protestan contra Marine Le Pen. (EFE/Ian Langsdon)

Representan la Francia antagónica a la ultraderecha de Marine Le Pen. Con proclamas de "Seamos todos antifascistas" o "La juventud enmierda al Frente Nacional". Una Francia urbana, menor de 40 años y con estudios universitarios. Es el ADN del núcleo duro de los que simpatizan y votan al Nuevo Frente Popular, la amplia alianza de los partidos progresistas —desde la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos) hasta el Partido Socialista, pasando por Los Verdes y los comunistas— y que ha resultado uno de los principales actores en la segunda vuelta este 7 de julio a las elecciones legislativas francesas.

Tras un último año marcado por las fuertes discrepancias entre esas formaciones, la rápida constitución de esta coalición supuso un revés para el presidente Emmanuel Macron, quien confiaba en que los comicios fueran, de nuevo, un duelo entre su partido y la extrema derecha. Según las primeras encuestas de la segunda vuelta, el Nuevo Frente Popular habría conseguido hacerse con la mayoría, superando a Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y a los candidatos de Macron.

El batacazo sufrido por el macronismo en la primera vuelta —tercero con menos del 21% de los votos— lo ha dejado sin opciones para lograr la mayoría absoluta. Sus candidatos solo se presentan en la segunda vuelta en 218 de un total de 577 circunscripciones. La extrema derecha está presente en más de 400. Ante este panorama, la izquierda aparecía como la principal alternativa al lepenismo, aunque cuenta con pocas opciones de superar el umbral de 289 escaños.

¿Una 'gran coalición' entre la izquierda y Macron?

Según los primeros sondeos, ofrecidos por la televisión pública francesa, la coalición de izquierdas ganaría las elecciones legislativas francesas con una horquilla de 160 a 215 diputados, por lo que no obtendría la mayoría necesaria para gobernar. En segundo lugar, estaría el bloque macronista que logra de 150 a 170 diputados, relegando a Le Pen a tercera posición, con 115-152. Un resultado inesperado en esta segunda vuelta que ha registrado una de las mayores participaciones de los franceses en las últimas décadas. El umbral de la mayoría absoluta se sitúa en 289 diputados. Es decir, un casi empate entre los tres bloques (izquierda, macronismo y lepenismo) se dibuja según estos resultados preliminares.

Esta Asamblea sin mayorías claras pone de posibilidad un Gobierno de "unión nacional" entre la izquierda y el macronismo.

"Seguramente, deberemos hacer cosas que nadie había hecho antes", declaró Marine Tondelier, secretaria general de Los Verdes, abriendo la puerta a ese pacto, aunque matizó que dependería de la "orientación política". La Francia Insumisa ya expresó su rechazo a esa alianza. Se trata de una opinión compartida por representantes mediáticos de otros partidos, como la ecologista Sandrine Rousseau o François Ruffin, quien tuvo la idea del nombre de Frente Popular.

Otra posibilidad con la que se especula consiste en un Ejecutivo interino con perfiles técnicos a la espera de unos nuevos comicios, que no podrán celebrarse hasta el verano del año que viene. En medio de esos escenarios, en que la presidencialista política gala estará dominada por la Cámara Baja, ganaría en relevancia el rol del Frente Popular. Sobre todo, si este logra mantenerse unido, lo que no está garantizado.

Castigados por sus votantes

Los mismos partidos ya se habían presentado conjuntamente en las legislativas de 2022 con otra alianza, bautizada como Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES). Tras esa unión, cada una de las formaciones compuso su respectivo grupo parlamentario y se coordinaban a través de una reunión semanal. Era un funcionamiento parecido al de la coalición macronista, compuesta por tres partidos: Renaissance, MoDem y Horizons. En el caso de la izquierda, saltó por los aires desde el 7 de octubre y debido a las diferentes posiciones respecto a la guerra de Gaza, además de la crispada campaña de las europeas en que las formaciones progresistas se presentaron por separado.

A pesar de que de Macron esperaba aprovecharse de esa fragmentación, la convocatoria de los comicios relámpago de este verano tuvo el efecto contrario: favoreció la unidad. "Ante la posibilidad de un gobierno de Bardella, la izquierda tuvo el reflejo de hacer todo lo posible para evitarlo", recuerda el politólogo Stefano Palombarini. El miedo a la derecha radical resulta el principal cemento del Frente Popular, que incluye a candidatos tan dispares como el expresidente François Hollande o el anticapitalista Philippe Poutou. Así se ha evidenciado en su posición antes de la segunda vuelta, en que la coalición progresista ha retirado a sus candidatos en 134 circunscripciones en que quedaron terceros. Allí pide el voto para los representantes macronistas y de la derecha republicana.

"Después de las elecciones, no tengo ninguna duda de que habrá tensiones, pero una gran parte de los dirigentes del Frente Popular son conscientes de que hay una fuerte demanda de unión por parte del electorado. Los votantes no perdonarán a los primeros que rompan esta alianza”, explica a El Confidencial la politóloga Agathe Cagé. Ella es la hermana gemela de la economista Julia Cagé, una de las figuras de la sociedad civil que más se ha implicado en la campaña de la alianza progresista.

Fuerte en las ciudades, débil en zonas rurales

Desde los sindicatos (CGT, CFDT...) hasta las asociaciones, pasando por personalidades de la cultura como la escritora Annie Ernaux —Nobel de Literatura en 2022— o la actriz Anna Mougalis, se volcaron en la campaña del Frente Popular. A pesar de ello, la coalición obtuvo un resultado agridulce para sus intereses con el 28% de los votos en la primera vuelta. "Tiene un electorado básicamente urbano", recuerda Cagé, quien pone como ejemplo París, donde obtuvo más del 50% de los votos en la primera vuelta en nueve circunscripciones (de un total de 18).

La llamada "Francia periférica" es otra historia. La izquierda sufre en esos territorios rurales y periurbanos, en que ha penetrado el canto de las sirenas del lepenismo. Fabien Roussel, secretario general del Partido Comunista, quedó eliminado desde la primera vuelta en una antigua cuenca minera del norte, donde salió elegido un diputado de RN. El mediático Ruffin afronta con una frágil posición la segunda vuelta en una circunscripción en Amiens, la ciudad natal de Macron donde dispone de una fuerte implantación la extrema derecha.

Foto: El presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron. ( Aurelien Morissard/Pool via REUTERS)

"Jean-Luc Mélenchon es un lastre", declaró el jueves Ruffin —su figura mantiene similitudes con la de Yolanda Díaz— sobre el veterano líder de la Francia Insumisa. A tan solo cuatro días para los comicios, ese dirigente oficializó una escisión en el seno de la izquierda insumisa. Aunque los distintos partidos del Frente Popular, incluido el Partido Socialista, coinciden en defender un programa de ruptura con el modelo actual, su principal discrepancia se debe al rol de Mélenchon, de 72 años y que lideró hace dos años la NUPES.

Los socialistas, verdes, comunistas y los insumisos disidentes querían que diera un paso atrás y no se implicara en la campaña. Al final, Mélenchon dio un paso al lado. Es decir, ha participado en la campaña, pero sin postular al cargo de primer ministro. Tanto el lepenismo como el macronismo, "utilizan a Mélenchon como un espantapájaros contra la unión de las izquierdas. Pero también contra el cordón sanitario a la extrema derecha", afirma Pablo Pillaud-Vivien, redactor jefe de la revista Regards.

Representan la Francia antagónica a la ultraderecha de Marine Le Pen. Con proclamas de "Seamos todos antifascistas" o "La juventud enmierda al Frente Nacional". Una Francia urbana, menor de 40 años y con estudios universitarios. Es el ADN del núcleo duro de los que simpatizan y votan al Nuevo Frente Popular, la amplia alianza de los partidos progresistas —desde la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos) hasta el Partido Socialista, pasando por Los Verdes y los comunistas— y que ha resultado uno de los principales actores en la segunda vuelta este 7 de julio a las elecciones legislativas francesas.

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