La isla de Panamá que desaparecerá por el cambio climático: "La vida es prácticamente inviable"
Los habitantes de esta isla son los primeros del archipiélago que se han visto obligados a huir por el cambio climático. El Gobierno panameño lleva años aplazando la reubicación de esta población
"Fue necesario excavar canales para desaguar la casa, y desembarazarla de sapos y caracoles, de modo que pudieran secarse los pisos, quitar los ladrillos de las patas de las camas y caminar otra vez con zapatos". Con esta frase, el colombiano Gabriel García Márquez relató en "Cien Años de Soledad" cómo la población de Macondo sufría las inundaciones provocadas por el clima. Por obra del cambio climático, quizá este paisaje traspase los libros y las fronteras para convertirse en una realidad de cientos de territorios del mundo del futuro. Las más afectadas, según los expertos, son aquellas que no están contribuyendo de forma directa al calentamiento global, y el primer caso, que ya está aquí, es el de una pequeña isla panameña —Gardi Sudbug— que acaba de tener que ser evacuada al completo por la subida del nivel del mar.
Entre otras organizaciones, la NASA ha advertido de que en los últimos 30 años el nivel del mar ha subido entre 21 y 24 centímetros. Aunque estos parezcan pocos, esta subida ya es suficiente como para hacer evacuar una isla entera. Es el caso de esta isla panameña, un territorio que forma parte del archipiélago de San Blas y del que sus 1.200 habitantes se han visto obligados a convertirse en refugiados climáticos.
Los habitantes de Gardi Sudbug son conocidos como el pueblo Guna, una comunidad indígena que lleva viviendo más de un siglo en esta isla. Ahora, el cambio climático les ha obligado a huir del mar y de la posibilidad de que el agua acabe con su tierra, un traslado que, en realidad, Panamá ha postergado desde el año 2010. Las promesas incumplidas por parte del Gobierno panameño sobre su traslado y reubicación han hecho que esta decisión no se haya ejecutado hasta ahora y los ha convertido en la primera isla que haya tenido que ser evacuada por la subida del nivel del mar en el mundo.
Por el momento, 300 familias (algo más de un millar de personas) van a ser reubicadas en tierra continental panameña, a pocos kilómetros de su isla de origen. Esta reubicación es, de acuerdo con las autoridades panameñas, el primer desplazamiento humano que se produce en Latinoamérica por fenómenos climáticos. Sin embargo, alertan de que este no va a ser el primero. Gardi Sudbug es solo una de las 300 islas del archipiélago panameño que están en peligro de hundirse.
Carlos Miguel Basile, residente en Ciudad de Panamá, explica en declaraciones para El Confidencial que en las islas bañadas por el mar Caribe "hay poblaciones en islas que están apenas a unos centímetros sobre el mar y que se verán afectados con la mínima variación en el nivel". "Les construyeron una barriada en tierra firme y ya no van a regresar. Quizá en un principio queden algunos pocos pobladores que se niegan a salir".
Aumento de refugiados climáticos
El cambio climático es una de las principales causas de este desplazamiento poblacional. De acuerdo con la Organización Internacional de Migraciones, cada año millones de personas se ven obligadas a desplazarse por los desastres naturales. Solo en el año 2023, 26,4 millones de personas han dejado atrás sus hogares por este tipo de catástrofes.
La subida del nivel del mar, entre otras consecuencias, está directamente relacionada con el calentamiento global. Darío Salinas, doctor en geopolítica del agua e investigador en la Universidad de París, explica que "las islas de San Blas, como muchas islas del El Caribe, empiezan a tener ciertos problemas vinculados principalmente al cambio climático por la subida del nivel del mar".
Muchos de estos habitantes han huido a Tarawa, por la inviabilidad de vivir en las otras islas
"Es un hecho objetivo que está pasando en muchas partes del planeta. Históricamente, al ser islas en las que su altitud no supera un metro, están sujetos a fenómenos meteorológicos extremos como huracanes y tormentas que las pueden hundir", señala. "Se conjuga eso con la variabilidad climática que estamos viendo. En El Caribe, la subida del nivel del mar es en torno a 3 milímetros al año y está por encima de la media del resto del planeta. Los científicos auguran que de aquí a 50 años la isla quede parcialmente inundada la mitad del año. La vida allí es prácticamente inviable".
Un problema a nivel global
El archipiélago panameño no es el único que se expone a que, con el tiempo, quede completamente inundado. Según Salinas, "hay más sitios en el planeta que desde hace varios años están viendo cómo gestionar el futuro de sus poblaciones, en relación con la posible desaparición del territorio", como es el caso de las Islas Kiribati, ubicadas en el océano Pacífico.
Este territorio está compuesto por 33 islas, de las que solo 20 están habitadas. Tarawa Sur es la capital de Kiribati, 811 kilómetros cuadrados en los que viven 100.000 habitantes, convirtiéndola en uno de los lugares más densamente poblados del planeta. Dos tercios de la población se concentran en áreas pequeñas que, debido a su tamaño y proximidad con el mar, son todavía más vulnerables a los impactos del cambio climático.
La gran parte de estos habitantes han huido a Tarawa, debido a la inviabilidad de poder vivir en las otras islas. Su subsistencia también depende de los acuíferos acondicionados para beber agua. A pesar de que en esta zona las lluvias son frecuentes, las infraestructuras para recolectar este bien son cada vez más escasas. El aislamiento de la isla y su dificultad para acceder a ella son unos de los factores que hacen que Tarawa cuente con pocos medios de subsistencia.
De acuerdo con el experto, esta situación también ocurre en las Islas Maldivas y en el Sudeste Asiático. Apunta que la diferencia de estos territorios con Panamá es que "el Gobierno panameño puede, ahora, reubicar a estas poblaciones". En el ejemplo de las Islas de Kiribati, su población se está viendo obligada a emigrar hacia Nueva Zelanda.
La ONU dispone de un grupo de trabajo en relación con las pequeñas islas que tienen intereses compartidos, entre los que se encuentra el cambio climático. Apuntan que la característica principal de estas es que van a ser los primeros países en sufrir las consecuencias directas, a pesar de que no son partícipes del calentamiento global.
Salinas indica que "este impacto en la costa es muy visible en España", en concreto en las zonas urbanizadas en la costa. "Cada año observamos cómo las tormentas destruyen gran parte de las playas, como ha ocurrido en el Mar Menor. Tomar medidas para evitar la destrucción de estos alojamientos supone transformar el modelo económico porque el coste de ir reparando anualmente los daños causados por el clima puede superar a los ingresos".
Actualmente, "existen paseos marítimos en Cataluña que han quedado completamente engullidos por el mar. Debido al alto coste que supone repararlos, las dunas están realizando un proceso de renaturalización en la zona para proteger la tierra", señala.
"Fue necesario excavar canales para desaguar la casa, y desembarazarla de sapos y caracoles, de modo que pudieran secarse los pisos, quitar los ladrillos de las patas de las camas y caminar otra vez con zapatos". Con esta frase, el colombiano Gabriel García Márquez relató en "Cien Años de Soledad" cómo la población de Macondo sufría las inundaciones provocadas por el clima. Por obra del cambio climático, quizá este paisaje traspase los libros y las fronteras para convertirse en una realidad de cientos de territorios del mundo del futuro. Las más afectadas, según los expertos, son aquellas que no están contribuyendo de forma directa al calentamiento global, y el primer caso, que ya está aquí, es el de una pequeña isla panameña —Gardi Sudbug— que acaba de tener que ser evacuada al completo por la subida del nivel del mar.
- Qué es la siembra de nubes y por qué los meteorólogos dicen que no es la responsable de las inundaciones "bíblicas" en Dubái María del Pilar Díaz
- La parábola del puente partido que te explica el dilema del mayor contaminante del mundo Javier Brandoli. China
- Los australianos podrían convertirse en los próximos refugiados climáticos El Confidencial