Trump, culpable en el caso de la actriz porno. ¿Le va a impedir ser presidente? No tan rápido
El expresidente estadounidense califica el juicio como "una estafa" orquestada por la Casa Blanca y anuncia que apelará la decisión, defendiendo que los pagos fueron "legales"
Tras mes y medio de juicio y después de escuchar los testimonios de 22 personas, Donald Trump ha sido finalmente declarado culpable de 34 delitos relacionados con la falsificación contable para ocultar el pago por el silencio de una actriz porno con la que presuntamente mantuvo una relación extramatrimonial. Con el agravado de que dicho pago se hizo en año de elecciones para esconder estos detalles y así defraudar, lo dice la justicia, a los votantes. Esta fue la conclusión a la que llegaron por unanimidad, y en apenas día y medio, los 12 miembros del jurado neoyorquino.
Como es natural, las redes sociales se llenaron de memes en los que Donald Trump aparecía con mono naranja y entre rejas, y de comentarios cáusticos sobre el primer expresidente convicto de la historia de EEUU, como ya refieren Wikipedia y la Enciclopedia Británica. Pero es muy pronto para hacer lecturas políticas solemnes.
El juez Juan Merchan anunciará la sentencia el 11 de julio, y puede que esta no sea tan draconiana como seguramente desean los progresistas. El magistrado puede imponer a Trump entre uno y cuatro años de cárcel, o una multa, o nada en absoluto. Los delitos son de Clase E, del tipo más leve, y Merchan no tiene la obligación de imponerle una pena a Trump, que, además, no tenía antecedentes penales. De todas formas, los abogados de Trump seguramente recurrirán la sentencia y esto hará que el proceso se estire, probablemente, hasta después de las elecciones.
Es más: nada de esto tiene por qué afectar a la carrera presidencial del magnate. Aunque en este o en los tres juicios que aún tiene pendientes lo sentenciasen a mil cadenas perpetuas consecutivas, la Constitución no dice nada sobre si un convicto puede o no puede presentarse a las presidenciales o incluso gobernar el país. Las únicas condiciones son que el candidato haya nacido en EEUU, residido un mínimo de 14 años en el país y sea mayor de 35 años.
Si Trump es condenado a prisión y también elegido presidente, ¿cumpliría la pena o se esperaría a que acabase el mandato? ¿Quedaría bajo arresto domiciliario en la Casa Blanca? Si es sentenciado en uno de los dos juicios a nivel federal, en Florida o en Washington, ¿podría ejercer su poder presidencial para indultarse a sí mismo? Probablemente, estas cuestiones harían un largo viaje por los juzgados y acabarían en la mesa del Tribunal Supremo, de proporción conservadora de seis contra tres.
Y más aún: la culpabilidad de Trump, que se ha declarado “preso político”, puede ayudarle a recaudar más dinero de campaña, como indica, por ejemplo, el hecho de que la página web de la recaudación se quedase colgada anoche, aparentemente, por el abultado volumen de tráfico. El equipo de Trump tardó exactamente cuatro minutos en colgar un anuncio de recaudación usando como combustible el veredicto. Su imputación y foto en Georgia, el año pasado, le granjeó 7 millones de dólares.
El candidato por tercera vez a la Casa Blanca ha reaccionado tal y como se esperaba, pues la óptica del caso encaja con su narrativa de la supuesta “caza de brujas”: un proceso iniciado a las puertas de la campaña presidencial por un fiscal del distrito demócrata, Alvin Bragg, con un jurado sacado de una ciudad en la que menos de la cuarta parte de los habitantes votaron por Trump en 2020.
Donald Trump acusó al juez Merchan de ser “muy, muy corrupto”, y añadió que “la Madre Teresa no podría haber superado estos cargos. Estos cargos están trucados. Todo está trucado. Todo el país es un desastre, entre las fronteras y las elecciones falsas”, añadió, en clara referencia al bulo de que Joe Biden le robó las elecciones hace cuatro años. Un bulo al que recurre a menudo en esta campaña. A juicio del expresidente estadounidense, el veredicto conocido ayer es producto de una "estafa" organizada por la Casa Blanca, de la que se ha defendido asegurando este viernes que los pagos fueron "legales". Asimismo, ha anunciado que su equipo legal apelará.
La reacción de Trump no ha sido un grito en el desierto. El Partido Republicano vuelve a prestarle su gran peso institucional. “Hoy es un día vergonzoso en la historia americana”, declaró Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes y líder oficioso del partido. “Los demócratas han celebrado la condena de un líder del partido opositor en base a cargos ridículos, predicados en el testimonio de un criminal condenado e inhabilitado [el antiguo conseguidor de Trump, Michael Cohen] (...). La decisión evidencia aún más que los demócratas no se detendrán ante nada para silenciar la disidencia y aplastar a sus oponentes políticos”.
El presidente Joe Biden, que se encuentra en Delaware para rememorar a su hijo mayor, Beau Biden, fallecido hace diez años, no tiene previsto comentar públicamente la condena de Trump, pero su campaña está aprovechando en la medida de lo posible las circunstancias: la oportunidad de representar estos comicios como la elección entre una persona decente y un convicto. Aunque, según publica Axios, los demócratas saben que esto no cambiará mucho las cosas.
“Donald Trump siempre ha creído erróneamente que jamás se enfrentaría a las consecuencias de quebrantar la ley para su ganancia personal”, declaró el director de comunicación de la campaña de Biden, Michael Tyler. Luego reconoció: “Criminal convicto o no, Trump será el nominado republicano para presidente”.
Por tanto, la gran paradoja que afrontan los demócratas de Biden es esta: qué bien que se declare culpable a Donald Trump, pero qué mal que este veredicto llene sus cofres de campaña y le haga parecer, a ojos de millones de votantes, un “prisionero político”, la víctima de una caza de brujas. Este es el efecto de la justicia en un país polarizado: las dos salas de cine. En una, Trump es el villano. En otra, la víctima.
Este era sólo uno de los cuatro procesos en de los que Trump es objeto, y estaba considerado como el menos grave. Lo más seguro es que los abogados de Trump recurran y esto alargue el proceso semanas o meses. Quizás hasta después de las elecciones presidenciales. Los otros juicios pendientes están relacionados con su aparente papel en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2016 y con la posesión de documentos clasificados que se llevó, dejado el poder, a su mansión de Florida.
Si bien está claro que esta narrativa de caza de brujas le ayuda a recaudar y a presentarse como víctima de una conspiración del Gobierno, no se sabe qué efecto tendrá la condena entre los votantes independientes. Varias encuestas sugieren desde hace meses que estos podrían pensar dos veces el votar a un convicto. Y estas elecciones estarán tan ajustadísimas que cualquier voto cuenta.
Una cuenta de la campaña de Biden llamada Dark Brandon, que usa un tono satírico y juvenil, representaba a Joe Biden en su álterego de Dark Brandon, con rayos saliéndole de los ojos y comiéndose un helado de cucurucho, ofreciéndole a Trump una gran L: la inicial de la palabra loser, “perdedor”. Aunque Biden debería de tener en cuenta varias cosas: una, que está por detrás en las encuestas de cinco de los seis estados clave; dos, que Trump suele batir las previsiones de los sondeos presidenciales; y tres, que ha habido muy pocos presidentes con semejante grado de impopularidad en este punto de un primer mandato.
Más allá de lo que pase en noviembre, hay por lo menos una norteamericana que ayer tuvo un buen día. Al salir a hablar delante de la audiencia de Vital Voices Global Partnership, la ex secretaria de Estado y candidata presidencial, Hillary Clinton, a la que se le decía Lock her up! (“¡Enciérrenla!”) en los mítines de Trump de 2016, preguntó: “¿Está pasando algo hoy?”. No tuvo que añadir nada más.
Tras mes y medio de juicio y después de escuchar los testimonios de 22 personas, Donald Trump ha sido finalmente declarado culpable de 34 delitos relacionados con la falsificación contable para ocultar el pago por el silencio de una actriz porno con la que presuntamente mantuvo una relación extramatrimonial. Con el agravado de que dicho pago se hizo en año de elecciones para esconder estos detalles y así defraudar, lo dice la justicia, a los votantes. Esta fue la conclusión a la que llegaron por unanimidad, y en apenas día y medio, los 12 miembros del jurado neoyorquino.