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Disparos a rescatistas y más voladuras: Rusia abraza la 'guerra de las presas' en Ucrania
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Explosión de Nueva Kajovka

Disparos a rescatistas y más voladuras: Rusia abraza la 'guerra de las presas' en Ucrania

La destrucción de la presa de Nueva Kajovka anegó de forma devastadora la región de Jersón y las evidencias que apuntan a la autoría de Rusia no dejan de acumularse

Foto: Visita de Zelenski a Jersón para coordinar las labores de rescate tras las inundaciones por la presa de Kajovka. (EFE/Mykola Tymchenko)
Visita de Zelenski a Jersón para coordinar las labores de rescate tras las inundaciones por la presa de Kajovka. (EFE/Mykola Tymchenko)
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Hace ya tres días que la destrucción de la presa de Nueva Kajovka anegó de forma devastadora la región de Jersón, y las evidencias que apuntan a la autoría de Rusia no dejan de acumularse. La única teoría medianamente razonable que podía haber eximido de responsabilidad a las tropas rusas —que el embalse hubiese sufrido daños estructurales en combates en los días previos y la rotura fuese accidental— quedó definitivamente descartada este jueves después de que sismólogos noruegos publicasen la información recopilada en el momento de la catástrofe, el 6 de junio a las 2:54: según una estación regional en Rumanía, en ese momento se produjo un pico súbito de entre uno y dos grados de magnitud.

"El lugar y la hora coinciden con los informes en medios de prensa sobre el colapso de la presa de Kajovka. Las señales indican que hay una explosión", se lee en el comunicado de la firma Norsar. La Inteligencia ucraniana había asegurado ya a finales de 2022 que la instalación, bajo control ruso, había sido minada por especialistas, la 205ª Brigada Motorizada de Fusileros.

Foto: Las impactantes imágenes que amenazan a 80 ciudades de Ucrania: así ha quedado la presa de Kajovka en Jersón. (Twitter)

Pero, además, el Ejército ruso parece estar haciendo todo lo posible por maximizar el daño, incluyendo la pérdida de vidas civiles. De acuerdo con múltiples testimonios e imágenes, las fuerzas rusas están atacando a los equipos de rescate que tratan de socorrer a las personas atrapadas en las zonas inundadas, bombardeando las áreas en las que se concentran voluntarios y evacuados. Este jueves, horas después de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, visitase la región de Jersón y exigiese "una respuesta global rápida y clara" a la destrucción de la presa, Rusia bombardeó una escuela en la localidad de Oleshky donde se estaba dando cobijo a personas que han perdido su hogar por las inundaciones.

La publicación Politico recogía ayer varios testimonios de testigos y supervivientes de estos ataques. "Están bombardeando los puntos de evacuación", declaró el periodista Bogdan Logvynenko, voluntario en la zona desde el pasado miércoles. "Había muchos barcos, muchos voluntarios, médicos, rescatistas, trabajando cuando empezó el bombardeo. No sé lo lejos que estaba de nosotros. Empezamos a correr en busca de refugio. Nos escondimos en un edificio cercano y esperamos allí mientras el bombardeo continuaba", explicó la reportera freelance Kristina Berdynskykh a la misma publicación.

Rusia parece haber abrazado la destrucción de presas como parte de su estrategia de guerra. Según la web del Grupo de Protección de Derechos Humanos de Járkov (KHPG, por sus siglas en inglés), el Ejército ruso está demoliendo otros embalses en la provincia de Zaporiyia, o bien improvisando otros para asegurar que el flujo del agua inunde las carreteras y campos en las áreas que no controla. El Centro de Investigaciones Periodísticas ha denunciado que las tropas rusas habrían construido una barrera junto al río Tokmachka, en el extrarradio de la localidad de Tokmak, y ha difundido imágenes de las consecuencias.

¿Sin un impacto militar real?

Según esas mismas fuentes, los rusos habrían destruido otra presa en el río Molochna. El canal de Telegram Berdiansk Online denuncia inundaciones similares en la región de Yakymivka, y asegura que las tropas rusas se habrían asegurado de llenar los embalses —si bien de mucho menor tamaño que el de Nueva Kajovka— en las localidades de Chornozemne, Peremozhne, Viazivka, Petriks y otros lugares, para después proceder a su demolición.

"Se asume que el objetivo es crear condiciones de cenagal con la esperanza de que esto impedirá el avance de las Fuerzas Armadas de Ucrania", señala la nota del KHPG. No obstante, fuentes con acceso a la situación sobre el terreno consultadas por El Confidencial señalan que si bien es una catástrofe para Ucrania, no perciben un impacto militar significativo.

En un sentido similar se ha expresado el experto en Rusia Michael Kofman: “La presa de Kajovka está al menos a 100 millas [unos 160 km] en su punto más cercano de donde podría tener lugar gran parte de la actividad [de la contraofensiva]”, ha indicado en su cuenta de Twitter. "Una operación ucraniana para cruzar el río en el sur de Jersón, por debajo de la presa, fue siempre una perspectiva arriesgada y, por tanto, de baja probabilidad. No hay evidencias de que una operación semejante estuviese en marcha, o que fuese una parte necesaria de los planes ofensivos de Ucrania", sostiene.

Mientras tanto, Rusia ha movilizado todo su ecosistema de medios para insistir en la autoría ucraniana. A modo de ejemplo, el programa estrella de la cadena RT en español, El Zoom, afirmaba sin ambages que "el reciente sabotaje en la presa de la hidroeléctrica de Nueva Kajovka es una muestra más de hasta qué límites está dispuesta a llegar Ucrania para conseguir su objetivo, que es llamar la atención de Occidente para que la siga apoyando en su campaña contra Moscú". Pero al mismo tiempo, el primer canal de la televisión estatal rusa hacía apología de este tipo de acciones.

"Dado que las cosas han llegado al punto de destruir presas, quizá deberíamos mirar a la fuente de este torrente, la presa de Kiev, que tiene un excelente reservorio, está un poco por encima de Kiev, unos cuatro kilómetros cúbicos de agua", sugirió el experto militar Evgeni Buzhinski durante un debate de máxima audiencia. Al ser preguntado qué se conseguiría con esto, Buzhinski respondió: "Darles una lección. Creo que deberíamos tomar represalias por Shebekino", en referencia a la localidad rusa castigada por la artillería ucraniana en las semanas previas. "No les matemos [a los habitantes de Kiev], hagámoslo como Israel. Les damos 24 horas para abandonar la ciudad y después la arrasamos completamente. Dejemos que las autoridades de Kiev les busquen un sitio donde quedarse, que busquen un hogar a los refugiados. Eso sería problema suyo", añadió poco después.

Horas antes, el canal de Telegram del grupo Wagner había hecho amenazas similares.La presa de Kiev es una bomba de tiempo, y el reloj está en marcha”, llegó a afirmar el líder mercenario, Yevgeny Prigozhin, en un post. “La presa es vieja, está podrida y oxidada. No necesitas muchos misiles para matar a cientos de miles de kievitas en un instante”, añadió.

En estos días, varios activistas ucranianos e historiadores de varios países han recordado las semejanzas entre lo sucedido en Nueva Kajovka y la voladura de la presa de Zaporiyia en 1941, ejecutada por el NKVD, los servicios secretos de la Unión Soviética de Stalin, para retrasar el avance de las tropas nazis y privarles de producción eléctrica y cultivos. Los operativos soviéticos utilizaron casi 20 toneladas de explosivos para provocar una brecha de 165 metros de longitud. La inundación que esto provocó acabó con la vida de decenas de miles de ucranianos —algunas cifras hablan de hasta 100.000— a quienes el régimen estalinista no se molestó en evacuar. En aquella ocasión, el Kremlin también culpó a sus enemigos de lo sucedido.

Hace ya tres días que la destrucción de la presa de Nueva Kajovka anegó de forma devastadora la región de Jersón, y las evidencias que apuntan a la autoría de Rusia no dejan de acumularse. La única teoría medianamente razonable que podía haber eximido de responsabilidad a las tropas rusas —que el embalse hubiese sufrido daños estructurales en combates en los días previos y la rotura fuese accidental— quedó definitivamente descartada este jueves después de que sismólogos noruegos publicasen la información recopilada en el momento de la catástrofe, el 6 de junio a las 2:54: según una estación regional en Rumanía, en ese momento se produjo un pico súbito de entre uno y dos grados de magnitud.

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