"¡Os quiero mucho!". Erdogan se consolida como ganador de las elecciones turcas más reñidas
La victoria de Erdogan en los comicios marca el comienzo del segundo centenario de historia del país, dominado por el personalismo de su presidente
Turquía ha decidido. Recep Tayyip Erdogan se ha consolidado como el ganador de las elecciones más disputadas de los últimos años en Turquía. El actual presidente de la república ha ganado la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en las que el legendario opositor Kemal Kiliçdaroglu y toda la coalición integrada por seis partidos habían visto, por primera vez, una oportunidad para cambiar el rumbo del país. Ni la deteriorada situación económica, con una de las mayores inflaciones del mundo, superior al 40%, ni la devastación provocada por los terremotos han llevado al actual líder a la derrota.
El Comité Electoral Supremo ha anunciado los resultados provisionales, que han otorgado la victoria a Erdogan con un 53,41% de los votos y un 46,59% del recuento para Kiliçdaroglu. El mapa de los resultados muestra un país profundamente dividido entre las grandes ciudades y la costa, en las que ha ganado la oposición, y las provincias del centro de Anatolia, donde Erdogan es la opción más votada. Incluso en regiones como Aksaray, Nevsehir, Konya y Yozgat, la Turquía profunda, el actual presidente ha ampliado su mayoría con un apoyo que roza el 75%.
"¡Os quiero mucho, os quiero mucho!", ha cantado el vencedor de la segunda vuelta que, junto a su mujer, Emine Erdogan, se ha dirigido a sus seguidores sobre un autobús en el barrio estambulita de Uskudar. "Nadie puede mirarnos desde arriba o insultar a nuestra gente", ha pronunciado Erdogan. Por su parte, desde la sede del partido CHP —Partido Republicano del Pueblo— en Ankara, Kiliçdaroglu ha destacado las irregularidades de un proceso electoral en el que ambos candidatos no acuden en igualdad de condiciones. "Seguiremos siendo los pioneros de esta lucha hasta que una democracia real se establezca en nuestro país", ha declarado.
Los líderes opositores en Turquía, la Unión Europea y otros organismos internacionales han avisado de la necesidad de un cambio de Gobierno para la regeneración. Los principios laicos, republicanos y reformistas que impulsaron el comienzo de un nuevo país hace 100 años se han visto erosionados en las últimas dos décadas. El poder autocrático de Erdogan, el modelo conservador islamista, sus ataques a la libertad de expresión y a la disidencia han hecho de Turquía una de las autocracias modernas.
Votan sin ilusión
El ánimo en los colegios electorales del gran feudo de la oposición en Estambul, el barrio Kadikoy, ha sido de los más bajos en meses. Los votantes han asistido a la convocatoria sin la ilusión que caracterizó las votaciones de hace dos semanas. "Hemos puesto muchas esperanzas en estas elecciones, necesitamos que haya un cambio de sistema en este país. No recuerdo otro líder que Erdogan", dice Yigit, un joven diseñador gráfico, que ha depositado su voto en el colegio Moda Ilkokulu. Los resultados de la primera vuelta, en los que Erdogan cosechó la victoria con el 49,5% de los votos, han dejado a esta parte del electorado con pocas esperanzas del cambio.
Hace una semana, Erdogan anunció una alianza con Sinan Ogan, el tercer candidato presidencial, una prominente figura ultranacionalista. Y es de la extrema derecha de la que el actual vencedor podría haber cosechado esos tres puntos de diferencia con el 14 de mayo. La radicalización del mensaje, en que se ha vinculado a la oposición con el terrorismo del PKK, o incluso la proyección de montajes de vídeos falsos han sido efectivas. En una campaña agresiva desde el comienzo, Erdogan apostó por consolidar las bases de este electorado para lograr una victoria en la segunda vuelta.
La extrema derecha ha sido la llave del desempate electoral, puesto que Kiliçdaroglu también ha recurrido a Umit Ozdar, líder del partido de la Victoria, para rascar votos en la recta final. "Los refugiados se irán", ha sido el eslogan que ha defendido el opositor, que ha mostrado su semblante menos afable en estas dos últimas semanas. La política arrojadiza, agresiva y polarizadora es la que ha funcionado en Turquía. Así, los mensajes xenófobos y antiacogida han dominado los días previos a la decisiva segunda vuelta. Y, como consecuencia, han aumentado las agresiones contra los refugiados y los demandantes de asilo.
La principal preocupación a nivel doméstico es la economía. Los turcos han sufrido la mayor pérdida de su poder adquisitivo, con una inflación que rozó los tres dígitos el año pasado y con una lira turca que ha perdido un 80% de su valor en cinco años. "Cuanto más bajas sean las tasas de interés, más bajará la inflación", dijo Erdogan la semana pasada a CNN, en una demostración de que mantendrá una política económica poco convencional que desoye las recomendaciones de los principales organismos económicos.
La relación con la UE atraviesa uno de sus peores momentos, y es muy posible que el estancado proceso de adhesión de Turquía a la UE quede obsoleto en los próximos años. A pesar del buen funcionamiento de la unión aduanera, los diplomáticos europeos reconocen que se trata de un proceso que ha perdido su objetivo fundamental: la integración de Turquía a la UE. La deriva autoritaria del país es la principal preocupación. Los choques con Hungría o Polonia, que se han apoyado para librarse de las penalizaciones de la Comisión Europea, han producido cierta preocupación por integrar a un nuevo miembro autoritario en la UE.
Turquía ha decidido. Recep Tayyip Erdogan se ha consolidado como el ganador de las elecciones más disputadas de los últimos años en Turquía. El actual presidente de la república ha ganado la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en las que el legendario opositor Kemal Kiliçdaroglu y toda la coalición integrada por seis partidos habían visto, por primera vez, una oportunidad para cambiar el rumbo del país. Ni la deteriorada situación económica, con una de las mayores inflaciones del mundo, superior al 40%, ni la devastación provocada por los terremotos han llevado al actual líder a la derrota.