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Alerta máxima en Italia: la pasta vale una pasta (y la culpa no es del trigo)
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'Pasta' aquí podríamos llegar

Alerta máxima en Italia: la pasta vale una pasta (y la culpa no es del trigo)

En poco menos de dos años, el precio del kilo de pasta ha crecido un 37%, con un aumento interanual del 17,5% registrado en marzo. Esto, mientras el trigo duro se desplomaba un 30%

Foto: Trabajador en una fábrica italiana de pasta. (Reuters/Remo Casilli)
Trabajador en una fábrica italiana de pasta. (Reuters/Remo Casilli)
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El Gobierno italiano está en alerta máxima frente a una de las amenazas más idiosincráticas de la historia del país: los precios de la pasta se han disparado.

En los últimos días, múltiples organizaciones de derechos del consumidor han informado que desde junio de 2021 hasta hoy, en poco menos de dos años, el precio del kilo de pasta ha crecido un 37%, con un aumento interanual del 17,5% registrado en marzo, muy por encima de la línea de la inflación en Italia, que ese mes se situó en el 7,8%. El resultado es que el italiano promedio gasta, de media, 25 euros más al año en el producto estrella de su cesta de la compra, una cifra que, aunque reducida en términos generales, resulta explosiva para la opinión pública del país.

Ante un asunto tan sensible, el Ejecutivo no se ha quedado de brazos cruzados. El Gobierno italiano celebró, por vez primera este miércoles, una reunión de emergencia en el Palacio Piacentini con la Comisión de Alerta Rápida, un organismo creado en marzo como parte de un decreto-ley del Ejecutivo para la transparencia de los precios de los combustibles y otros productos. Este órgano de control está compuesto por representantes de la administración central, regional y local, además de asociaciones de comercio y consumidores y otras autoridades competentes.

Horas antes del inicio de la reunión de este miércoles, el ministro de la Empresa y del Made in Italy, Adolfo Urso, vaticinaba que el fin de los precios altos está en el horizonte. “Puedo decir que ya tenemos las primeras respuestas y que son positivas, porque desde que convocamos a la comisión, muchas empresas han aclarado que este aumento fue y es temporal”, aseguró el político de la formación ultraderechista Fratelli d’Italia. “El aumento se debió al aumento de materias primas y energía del año pasado, ya que la pasta que hay en el mercado se produjo en los últimos meses. Así que los precios volverán a ser más bajos en las próximas semanas”, predijo Urso.

Pero desde la Unión Nacional de Consumidores, uno de los organismos de defensa del consumidor más importantes de Italia, consideran este aumento de precios anual como algo “inaceptable e intolerable”. “El precio de la pasta debería bajar inmediatamente, dado que el precio del trigo duro, con el que se elabora la pasta, lleva un año cayendo en los mercados internacionales”, asevera Massimiliano Dona, presidente de la Unión Nacional de Consumidores, en declaraciones a El Confidencial. Codacons, otra de estas asociaciones, también manifestó rechazo frente a las declaraciones de Urso: “Somos muy escépticos sobre la reducción anunciada de los precios de la pasta”, manifestó a AgenPress.

Foto: Un tractor recoge un campo de cereal. (EFE)

Italia es especialmente exigente con la producción de su pasta debido a un decreto promulgado en 1967 y conocido como la "ley de pureza". Esta legislación establece que toda la pasta seca (como espagueti o macarrones) vendida en el país debe estar hecha exclusivamente de trigo duro, una cepa gruesa y más difícil de trabajar que el trigo harinero tradicional. Menos del 10% de la producción mundial de trigo corresponde a esta categoría.

El aumento de los precios de la pasta resulta especialmente hiriente para el sector agrícola italiano porque, en paralelo al incremento del 17,5% a lo largo del último año, se ha producido un descenso del 30% en los precios del trigo duro, que se sitúan actualmente en un nivel similar al previo a la invasión rusa a gran escala de Ucrania. Actualmente, esta materia prima se paga en Italia a unos 36 céntimos el kilo, un valor que, denuncian los agricultores, no cubre los costes de producción. Los productores de pasta italianos, por su parte, citan los altos costos de la energía y los problemas de la cadena de suministro como los responsables de sus recientes subidas de precios.

Codacons ha presentado una denuncia ante la Autoridad de Competencia y el Departamento de la inspección central para la protección de la calidad y la represión del fraude de los productos agroalimentarios (ICQRF) para determinar si el fenómeno en el sector de las pastas "podría ser el resultado de un acuerdo entre las empresas elaboradoras en perjuicio del mercado y los consumidores finales, y si la conducta descrita contraviene lo dispuesto en la ley".

"En Italia, la pasta es una cuestión de Estado"

Existen razones para la sospecha. En 2009, 26 fabricantes de pasta y un grupo industrial italianos recibieron una multa de 12,5 millones de euros tras revelarse un esquema de fijación de precios. La trama duró desde octubre de 2006 hasta por lo menos principios de marzo de 2008, provocando un aumento de precio de cara al mercado minorista del 51,8%.

Desde la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) se indica que el fluctuar de los precios del trigo duro no suponen una gran preocupación en España debido a que se trata de una parte minúscula de nuestra economía y consumo. “Pero en Italia, buf, aquello es una cuestión de Estado”, expresa uno de sus representantes a este periódico. Italia produce 3,6 millones de toneladas de pasta de trigo seco al año, lo que equivale a cerca del 25% de la producción global. Cerca de 200.000 granjas italianas suministran trigo duro a una cadena de suministro que cuenta con 360 empresas y alrededor de 7.500 empleados, por un valor total de alrededor de 5.000 millones de euros, de acuerdo con la Confederación Nacional de Agricultores Directos italiana (Coldiretti). Paralelamente —y sin que suponga sorpresa alguna—, los italianos son los mayores devoradores de pasta del mundo, con una media de 23 kilogramos por persona al año, cinco veces el consumo medio global.

El aumento de los precios varía considerablemente entre una y otra región del bel paese, lo que añade leña al fuego de las acusaciones de especulación. Las mayores crecidas, según un expediente elaborado por Assoutenti, otra organización de defensa del consumidor, se registraron en varias provincias de la Toscana. El récord pertenece a Siena, donde el kilo de pasta pasó de una media de 1,37 euros el kilo en marzo de 2022 a 2,17 euros en el mismo mes de 2023, una subida del 58,4%. “Hoy en día, los precios de venta al público de la pasta sufren recargos del campo a la mesa de hasta un +578%”, denuncia la asociación en un comunicado.

Revertir estos cambios no será fácil. "Como suele ocurrir en caso de fuertes tensiones de precios, estos últimos aumentan muy rápidamente, pero casi nunca retroceden", lamentan desde Federconsumatori, otra organización italiana —como puede observarse, no faltan en el país— para la protección del consumidor. "Hemos pedido que se actúe de inmediato para controlar los precios y no esperar a las empresas del sector, que quizás bajen los precios en septiembre-octubre (es decir, cuando, según las empresas, los inventarios comprados a los precios más bajos empiecen a tener efecto). ¡Los tiempos son demasiado largos para nosotros e insostenibles para los ciudadanos!", afirma la asociación en un comunicado a El Confidencial.

Foto: Un carguero con grano ucraniano, en el estrecho del Bósforo. (EFE/Erdem Sahin)

En Asaja, consideran que ni siquiera esta reducción de precios está garantizada. “Están confiando en una buena cosecha, dado que se prevé que la haya tanto en el hemisferio norte como en el Sur y en estos casos, normalmente, el precio se suele estabilizar”, indica un experto de la asociación a El Confidencial. Sin embargo, recuerda que la materia prima fundamental a menudo es una proporción pequeña del precio final de los productos alimenticios y que los aumentos suelen depender de otros factores difíciles de resolver con rapidez. “El coste del saco de papel en el que va el trigo ha subido más del doble. Tú ahora mismo compras vino y es más caro que antes a pesar de que el precio de la uva ha bajado. El problema está en el vidrio, el corcho, el embotellado, la mano de obra, el transporte, la distribución…”, ejemplifica.

Precisamente, el director general de La Molisana, el quinto mayor productor de pasta de Italia, se refirió a este problema esta semana desde los stands de la feria Tuttofood, que finalizó ayer en Milán. “Bajará el precio de la pasta porque ha bajado el del trigo, pero continúa estando triplicado el precio de la gasolina y ni el papel ni el celofán han bajado”, advirtió Giuseppe Ferro. Es decir, se puede esperar con cierta certeza que la pasta italiana se abarate en los próximos meses, ma non troppo.

El Gobierno italiano está en alerta máxima frente a una de las amenazas más idiosincráticas de la historia del país: los precios de la pasta se han disparado.

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