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Crece el miedo a una posible invasión de ratas en París
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La basura inunda la ciudad

Crece el miedo a una posible invasión de ratas en París

Tras más de una semana de huelga por parte de los recolectores de basura de la capital francesa, cerca de 6.000 toneladas de residuos se amontonan en las calles

Foto: Los parisinos temen que la basura que se amontona en las calles provoque la aparición de ratas (iStock)
Los parisinos temen que la basura que se amontona en las calles provoque la aparición de ratas (iStock)

La reforma de las pensiones de Francia, que aumenta la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, ha puesto en pie de guerra a muchos sectores de la sociedad gala, con numerosas huelgas y protestas que el presidente Emmanuel Macron trata de apaciguar asegurando que la medida es necesaria. Uno de los colectivos más descontentos con la reforma es el de los recolectores de basura de París, quienes llevan en huelga desde el 6 de marzo.

Debido a las exigencias físicas de su empleo, que según ciertos estudios incluso reduce su esperanza de vida, hasta ahora estos trabajadores tenían la opción de jubilarse anticipadamente a partir de los 57 años. Sin embargo, con la nueva reforma sólo podrán hacerlo desde los 59. Esto no ha sentado nada bien entre este sector, que lleva ya más de una semana en huelga, lo cual ha provocado que, según se calcula, ayer lunes hubiese ya 5.600 toneladas de basura sin recoger en las calles de París. Y las montañas de residuos siguen creciendo.

Obviamente, toda esta basura en las calles tiene sus consecuencias. Malos olores, insalubridad, una imagen negativa de la ciudad... y ratas, muchas ratas.

Más ratas que humanos

Aunque por lo general permanezcan ocultas y no se las vea, lo cierto es que la mayoría de grandes ciudades están repletas de ratas. De hecho, en el caso de París hay muchas más ratas que personas: entre 1,5 y 1,75 roedores por cada habitante humano. A medida que se amontonan los residuos en las calles, la gente de la capital tiene más miedo de que las ratas salgan en masa a la superficie, con el peligro de que transmitan enfermedades entre las personas.

La tensión por este asunto está provocando muchos roces y reproches en la esfera política: los alcaldes de varios distritos de la ciudad señalan el peligro para la salud pública de esta situación, y piden a Anne Hidalgo, alcaldesa de París, que actúe para restablecer la normalidad. El Ministro de Transportes de Francia, Clément Beaune, ha aprovechado para atacar al Ayuntamiento de París, acusándoles de "inacción" y de "desprecio a los parisinos" al no haber tomado "ninguna medida de urgencia, ni siquiera parcial". De hecho, desde el gobierno acusan a la socialista Hidalgo, quien ha criticado la polémica reforma de las pensiones, de apoyar la huelga y ser cómplice de lo que está ocurriendo.

Antoine Guillou, teniente de alcalde de París, ha contestado al ministro culpando al gobierno del que forma parte de esta situación, y espetándole que si realmente le importa el bienestar de los parisinos deberían retirar su "injusta reforma de las pensiones". Pero mientras unos y otros discuten, los desechos siguen acumulándose en la ciudad, y millones de ratas podrían estar asomando sus hocicos para olfatear el olor cada vez más intenso que desprenden las calles.

Y de momento no parece que la huelga vaya a acabar, ya que los sindicatos están decididos a seguir protestando por la reforma de las pensiones, que esta semana se vota en la Asamblea Nacional tras haber sido aprobada en el Senado. Entre los parisinos, las opiniones están divididas: aunque no es agradable para nadie ver tanta basura en las calles, hay miedo a la aparición de ratas y son muchos los que están enfadados, también hay quienes consideran que puede ser una medida de presión efectiva para detener una reforma que ha suscitado el rechazo de una parte importante de la población francesa.

La reforma de las pensiones de Francia, que aumenta la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, ha puesto en pie de guerra a muchos sectores de la sociedad gala, con numerosas huelgas y protestas que el presidente Emmanuel Macron trata de apaciguar asegurando que la medida es necesaria. Uno de los colectivos más descontentos con la reforma es el de los recolectores de basura de París, quienes llevan en huelga desde el 6 de marzo.

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