Es noticia
El acuerdo definitivo del Brexit ya está aquí. ¿Quiénes son los vencedores y los vencidos?
  1. Mundo
'Back to reality'

El acuerdo definitivo del Brexit ya está aquí. ¿Quiénes son los vencedores y los vencidos?

Tras años de polémica, Rishi Sunak cierra el esperado acuerdo con Bruselas volviendo a dar algo de dignidad al Partido Conservador. La política británica recupera la imagen de credibilidad y competencia

Foto: El primer ministro británico, Rishi Sunak, estrecha la mano de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/Chris J. Ratcliffe)
El primer ministro británico, Rishi Sunak, estrecha la mano de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/Chris J. Ratcliffe)

¿Ha conseguido finalmente el Reino Unido el traje a medida que buscaba con el Brexit? La pregunta se ha planteado después de que Londres y Bruselas hayan cerrado el acuerdo definitivo, la ansiada fumata blanca respecto a la polémica del Protocolo de Irlanda del Norte, pieza clave del acuerdo de divorcio que nunca se llegó a ejecutar por todos los problemas burocráticos y políticos que crearon los nuevos controles aduaneros que había que aplicar a la provincia británica. El denominado Acuerdo Marco de Windsor marca ahora el inicio de nuevo capítulo en las relaciones entre el Reino Unido y la UE, alejado de las amenazas que en su día vertió Boris Johnson y que a punto estuvieron de iniciar una guerra comercial.

Foto: Ursula von der Leyen llega a Windsor para reunirse con Rishi Sunak. (Reuters/Dan Kitwood)

¿Hay claros vencedores y vencidos? Pues la cuestión es que el Reino Unido ha ganado, pero también la UE, que no ha cedido en sus líneas rojas. La tragicomedia del Brexit se había convertido en tal esperpento que volver ahora a lo básico resulta extraño. Al final, el compromiso entre adultos ha sido la solución para afrontar las diferencias políticas. Así de simple. Y así de complejo para un divorcio que se votó en junio de 2016 y se materializó en enero de 2020.

Tras un periodo lleno de escándalos —con la rotación tres primeros ministros en el último año—, Rishi Sunak ha vuelto a dar algo de dignidad al Partido Conservador. La política británica recupera la imagen de credibilidad y competencia. La cara de Ursula von der Leyen en la rueda de prensa conjunta ofrecida en Windsor lo decía todo. La presidenta de la Comisión Europea se mostraba aliviada de estar tratando con un negociador estándar en lugar de un showman escurridizo. La alemana se refirió al premier como “Querido Rishi” y elogió su honestidad, confiabilidad y valores.

¿Ha llegado el fin del populismo finalmente a Westminster? Tras años de posturas radicales tanto de derechas (Nigel Farage, Boris Johnson) como de izquierdas (Jeremy Corbyn), tanto tories como laboristas cuentan ahora con hombres grises al frente. El carisma no desborda. Pero el aburrimiento casi que se agradece.

En cuestión de cinco meses, Sunak ha conseguido lo que no lograron sus antecesores en seis años. El nuevo pacto alcanzado ahora entre Londres y Bruselas nunca habría sido posible con Boris Johnson, el mismo que presentó un proyecto de ley en Westminster para violar de manera unilateral lo que había pactado con Bruselas. Para la posteridad quedará ya la frase de “vamos a violar el tratado internacional, pero solo un poco”.

Aunque el timing también resulta clave. La flexibilidad que ha mostrado ahora la UE no es la actitud que tenía hace unos años. Con el triunfo del Brexit, el bloque no podía permitirse ningún desliz que propiciara la expansión de otros movimientos euroescépticos por otros Estados miembros. Pero, una vez el ambiente se ha calmado, las negociaciones con Londres tomaron otro matiz en un asunto tan complejo como el de Irlanda del Norte.

El Brexit siempre planteó un auténtico reto para la frontera entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte, la única terrestre que existe ahora entre el Reino Unido y la UE, aparte de la de Gibraltar (donde aún no se ha alcanzado un pacto). Más allá de los problemas logísticos para proteger el mercado único, se planteaban las delicadas cuestiones históricas, ya que el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 —que firmó la paz entre católicos y protestantes— deja claro que no puede haber una “frontera dura” en la isla.

Foto: Paso fronterizo entre España y Gibraltar en una imagen de archivo. (Reuters/Jon Nazca)

En su momento, Boris Johnson decidió "mover" la frontera al mar de Irlanda y dejar a la provincia británica con un estatus diferente al del resto del Reino Unido, más alineada a la normativa comunitaria. Pero la fórmula nunca funcionó. Ya no tanto por la parte burocrática, sino por la preocupación de los norirlandeses protestantes del DUP, que temían que esto allanara el camino a un referéndum de reunificación en la isla, petición histórica de los católicos del Sinn Fein que, el año pasado, quedaron por primera vez como la formación más votada en las elecciones regionales de mayo.

A fin de encontrar una solución, Sunak ha apostado ahora por el pragmatismo, pese a su convicción euroescéptica, y Bruselas ha mostrado cierto acomodo, pero sin ceder ante las líneas rojas que protegen el mercado único. Gracias al acercamiento entre ambas partes, se ha llegado a un nuevo pacto que presta especial atención a la gobernanza, soberanía y el comercio en la región.

Los nuevos controles aduaneros se reducen considerablemente gracias a la creación de dos canales. Uno verde, con chequeos mínimos o inexistentes, para los productos que viajen desde Gran Bretaña (Escocia, Inglaterra y Gales) a Irlanda del Norte. Y uno rojo para los productos cuyo destino final sea la República de Irlanda (miembro de la UE), a los que deberá aplicarse controles aduaneros, sanitarios o fitosanitarios.

Sunak ha conseguido, además, que todo lo relacionado con el IVA o con subsidios estatales a empresas de Irlanda del Norte quede bajo el control de Londres y no de Bruselas. Y los nuevos medicamentos que apruebe la agencia reguladora del Reino Unido podrán llegar de inmediato a las farmacias de Irlanda del Norte. No será necesario el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento. A cambio de todo esto, Londres se ha comprometido a facilitar acceso directo y sin dilación a la información aduanera de todos los productos que viajan desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte, algo a lo que Boris Johnson siempre se resistió.

*Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí

Por otra parte, el acuerdo reduce la cantidad de leyes de la UE aplicables en Irlanda del Norte en lugar de eliminarlas por completo. Aunque el documento introduce el bautizado como “freno de Stormont”, por el nombre con el que se conoce a la Asamblea norirlandesa, que permitirá a la provincia británica no solamente poder opinar acerca de las normas del mercado único de la UE, al que sigue perteneciendo, sino también bloquear su aplicación en la provincia británica.

Respecto al papel de árbitro del Tribunal de Justicia de la UE —uno de los asuntos que creaba más problemas entre los euroescépticos—, aunque los tribunales locales norirlandeses lidiarán en primera instancia ante eventuales disputas, la UE conserva el derecho de remitir los casos de infracción a la corte europea si fuera necesario.

En definitiva, Sunak ahora puede presentarse como el líder que en realidad “logró el Brexit”, una afirmación que, si se sostiene, usurpará claramente el logro más importante de Boris Johnson en el cargo. Ese ha sido el mensaje de los últimos días, empaquetado y producido con incesantes sesiones informativas, y es razonablemente creíble. Lo que había sido una retirada decisiva del bloque, pero desordenada —dejar a Irlanda del Norte efectivamente anexada por Bruselas—, ahora es un acuerdo aparentemente razonable que logra acomodar las anomalías históricas de una nación que vuelve a estar en problemas.

Los norirlandeses llevan ya más de un año sin Gobierno en Belfast. Los unionistas protestantes del DUP se negaban a formar ficha hasta que Downing Street no ejecutara cambios en el Protocolo. De momento, los unionistas no han dado su apoyo a Sunak, pero tampoco se lo han negado. Antes de cualquier decisión, van a estudiar ahora el texto línea por línea. “En términos amplios, está claro que se han logrado avances significativos en diversas áreas, si bien hay que reconocer que se mantienen ciertas cuestiones claves que crean preocupación”, indicó su líder, Jeffrey Donaldson.

Foto: Una iglesia en Belfast durante las últimas elecciones de Irlanda del Norte en mayo de 2022. (Reuters/Clodagh Kilcoyne)

Sea como fuere, se antoja complicado que haya Gobierno en Belfast para el 10 de abril, cuando se cumple el 25 aniversario del Acuerdo Paz entre católicos y protestantes. Pero, si fuera el caso, no se interpretaría como un fracaso ya del Gobierno central, sino del propio DUP, que hizo campaña a favor de un Brexit duro sin querer aceptar luego sus consecuencias.

Sunak ha prometido que la Cámara de los Comunes se “podrá pronunciar” respecto al nuevo pacto “a su debido tiempo”. Si el núcleo duro euroescéptico de sus propias filas se rebela, sería ya una acción prácticamente aislada en un Westminster que se ha cansado de circos. Si quieren dañar la imagen del partido conservador a tan solo un año de las elecciones generales, están en su derecho, pero ya han perdido el protagonismo que tuvieron en su momento. La política está compuesta por ciclos. Y en el Reino Unido el péndulo parece buscar ahora el contrapunto al populismo.

¿Ha conseguido finalmente el Reino Unido el traje a medida que buscaba con el Brexit? La pregunta se ha planteado después de que Londres y Bruselas hayan cerrado el acuerdo definitivo, la ansiada fumata blanca respecto a la polémica del Protocolo de Irlanda del Norte, pieza clave del acuerdo de divorcio que nunca se llegó a ejecutar por todos los problemas burocráticos y políticos que crearon los nuevos controles aduaneros que había que aplicar a la provincia británica. El denominado Acuerdo Marco de Windsor marca ahora el inicio de nuevo capítulo en las relaciones entre el Reino Unido y la UE, alejado de las amenazas que en su día vertió Boris Johnson y que a punto estuvieron de iniciar una guerra comercial.

Reino Unido