Un dron sobrevuela la kilométrica grieta que se ha abierto en Turquía tras el terremoto

El pasado día 6 de febrero, dos seísmos de magnitud 7,8 y 7,5 en la escala de Richter sacudían Turquía y Siria. Una semana después, todavía se están contabilizando los daños y las labores de rescate continúan sin descanso. Se siguen encontrando supervivientes entre los escombros días después de la catástrofe, pero el recuento de muertos asciende a más de 30.000.

Los terremotos en esta zona son comunes debido al contacto de los bordes de tres placas tectónicas: la euroasiática, la arábiga y la africana. Estas placas se encuentran en continuo movimiento y se prevé que se sigan desplazando hasta modificar el mar Mediterráneo tal como lo conocemos ahora.

Lo que sorprendió a los habitantes de Hatay fue que los dos seísmos provocaron la aparición de una grieta enorme de 30 metros de profundidad y 200 metros de ancho. Durante los terremotos, los lugareños escucharon un fuerte sonido, como de una explosión, seguido de una luz verdosa. Al rato, vieron que se había formado esta enorme grieta, que ahora divide campos y carreteras con un gran desnivel, como se puede ver en la publicación compartida por un usuario de Twitter. El olivar de 35 hectáreas situado en la aldea Tepehan, en el distrito de Hatay Altınözü, está ahora dividido por este enorme foso.

La grieta se extiende kilómetros

Por su parte, un dron se dedicó a reconocer la zona y captó estas impresionantes escenas aéreas del suceso en la aldea de Tevekkelli. Estas imágenes las ha compartido en su canal de YouTube la Corporación Turca de Radio y Televisión (TRT Haber). Todo parece indicar que la placa tectónica se ha desplazado unos metros, creando esta grieta inusual.

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El destello verde del que hablan los vecinos de la zona es algo que intriga a los internautas. Puede deberse tanto a un efecto de triboluminiscencia, la emisión de luz provocada por la fricción o la fractura de las rocas de la corteza terrestre durante el seísmo, como a un fallo en los tendidos eléctricos a causa del seísmo.

Sea como fuere, los expertos en geología siguen estudiando esta gran grieta. Sin embargo, no podemos hacer nada al respecto, ya que estas placas tectónicas van a seguir moviéndose cada año. Cada tres años aproximadamente, la distancia entre África y Europa se reduce un centímetro y medio. Los cálculos indican que el Mediterráneo tardará unos 50 millones de años en cerrarse, convirtiéndose en enormes cadenas montañosas.