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Un rescatista te explica por qué salvar a víctimas de un terremoto es más difícil de lo que crees
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Cada segundo puede salvar una vida

Un rescatista te explica por qué salvar a víctimas de un terremoto es más difícil de lo que crees

Iván Barrientos es uno de los rescatistas que viajarán de México a Turquía para ayudar a salvar a las personas bajo los escombros después del terremoto de 7,8

Foto: La Brigada de Rescate Topos Tlatelolco. (Cedida)
La Brigada de Rescate Topos Tlatelolco. (Cedida)

Salvar a los miles de personas que siguen bajo los escombros es una carrera contra el tiempo. La que en este momento están corriendo las autoridades locales después del terremoto de 7,8 que ha dejado ya más de 11.200 muertos y más de 54.000 heridos. La comunidad internacional se ha unido a estos esfuerzos para acelerar todo lo posible las tareas de rescate. Una de las personas que están viajando a la zona cero es Iván Barrientos, rescatista y portavoz de la Brigada de Rescate Topos Tlatelolco, en Ciudad de México. Después de participar en las misiones de los terremotos que azotaron su país en 2017 y el de Haití en 2021, el mexicano llegará a Turquía 72 horas después del seísmo.

Barrientos es consciente de que una parte de su trabajo cuando lleguen a la zona afectada será sacar de los escombros a personas fallecidas. Las asociaciones sobre el terreno, como los Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que opera en las áreas de Siria y que lidera las operaciones en las provincias de Idlib y Alepo, ya advirtieron de un escenario que empeora cada hora que pasa. "El tiempo se está agotando, cientos de personas continúan atrapadas bajo los escombros. Cada segundo puede salvar una vida".

Foto: Una vista aérea muestra edificios derrumbados y dañados tras un terremoto en Hatay, Turquía. (Reuters/Umit Bektas)
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Muchos gobiernos han establecido 72 horas como el tiempo límite recomendado para el desarrollo de las misiones de rescate, mientras que el representante de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU, Jens Laerke, afirmó que hay un margen de siete días para rescatar a las personas que han quedado sepultadas bajo los escombros. Este número es volátil. "Según mi experiencia, las primeras 36 horas son las más importantes, pero también se han encontrado casos en que se ha salvado a una persona después de cinco días, incluso una semana", explica Iván Barrientos a El Confidencial.

Uno de estos casos lo vivió el rescatista en primera persona, cuando su equipo logró rescatar a una mujer que llevaba atrapada cuatro días después del terremoto en Ciudad de México. "Lo importante es localizar a la persona, porque esa es la manera de alimentarla mientras sacamos los escombros", aclara.

placeholder Brigada de Rescate Topos Tlatelolco. (Cedida)
Brigada de Rescate Topos Tlatelolco. (Cedida)

Es posible que los cerca de 15 rescatistas de la Brigada Topos Tlatelolco que lleguen a la zona afectada por el terremoto consigan salvar a menos personas con vida de las que les gustaría. Sin embargo, las ayudas van también en otras direcciones, como el apoyo a los equipos médicos y a la población vulnerable. "Las autoridades turcas nos han pedido que nos acerquemos a ciertas regiones donde no han podido llegar y ayudar lo suficiente, y hasta nos han pedido que no nos olvidemos de Siria, porque la situación geopolítica en la región complica mucho la misión de rescate", puntualiza Barrientos.

La sociedad no está preparada para un terremoto

Lo primero que hará el equipo del que forma parte el rescatista mexicano es evaluar la situación para organizar su plan de ayuda. El mismo procedimiento que utilizó en sus últimas misiones, como la de Juchitán, en el estado mexicano de Oaxaca, una de las ciudades más afectadas por el terremoto de 8,1 de 2017. Una quinta parte de las edificaciones de la zona se derrumbó por el seísmo. Cinco años después, en Haití, el temblor provocó el derrumbamiento de cientos de edificios "porque tenían techos o losas demasiado pesadas para los muros".

En Turquía, la calidad de las construcciones ha sido uno de los factores que han provocado el alto nivel de destrucción. "El parque inmobiliario tiene algunas deficiencias. En estructuras de hormigón armado de hasta seis pisos, que son las más comunes, el hormigón es de mala calidad, los refuerzos no son suficientes y hay irregularidades de elevación", dijo Murat Altug, ingeniero experto en terremotos de la Universidad Técnica de Oriente Medio, en un artículo publicado este martes en El Confidencial.

Foto: Uno de los edificios derrumbados después del terremoto en Turquía. (EFE/Refik Tekin)

Los ingenieros apuntan a la importancia de establecer un plan para endurecer la normativa de construcción y fortalecer la infraestructura en zonas sísmicas. Este es uno de los ejes de la estrategia de difusión de grupos de rescatistas como el de México para intentar disminuir los daños después de un terremoto. La formación, continúa Iván Barrientos, nunca es suficiente y subraya una frase que resume su labor: "Si los gobiernos y la sociedad estuvieran preparados para los seísmos, no habría necesidad de rescatistas".

Además de la mejora de la calidad de la infraestructura, las autoridades también son responsables de crear conciencia entre la población. En el caso de la capital mexicana, las campañas de concienciación para destacar la importancia de la alerta sísmica han conseguido fortalecer la cultura de la prevención minutos antes de un terremoto. Por ejemplo, para saber cuáles son los primeros pasos que tomar después de la alerta, como salir del edificio y mantenerse alejado de vidrios u objetos que pudieran caer. "Hay una parte de responsabilidad ciudadana, pero tiene que haber un mecanismo gubernamental para que eso suceda, y hasta con apoyo de la iniciativa privada que puede ayudar con recursos", sostiene el rescatista mexicano.

placeholder Brigada de Rescate Topos Tlatelolco. (Cedida)
Brigada de Rescate Topos Tlatelolco. (Cedida)

Los ciudadanos de a pie son los primeros que pueden actuar después del temblor y en edificios derrumbados. Esta es la primera etapa, llamada "primer respondiente", que se basa en las ayudas que pueden brindar los testigos de la tragedia hasta que llegan los servicios de emergencia. Ahí empieza la segunda etapa, la organización de los recursos por parte de las autoridades y la evaluación de los daños. La tercera es todo el soporte que brindan las organizaciones en los siguientes días de la tragedia y que engloba la parte humanitaria, los campamentos para las personas que se han quedado sin hogar y el apuntalamiento de los edificios para evitar futuros derrumbamientos. "Esta parte es muy importante, porque después de 72 horas, los equipos de rescate y emergencia están muy cansados y los grupos de apoyo llegan para relevar, para que la población pueda seguir adelante lo antes posible", explica Barrientos en entrevista con este periódico.

Una carrera contra el tiempo y la hipotermia

El grupo de 15 rescatistas de la brigada llegará en esta etapa, así como los miles de voluntarios de varios países del mundo que están de camino hacia la zona del desastre. Sin embargo, la eficacia de su trabajo dependerá de la rapidez con la que consigan llegar. "El área es remota y bastante difícil de acceder", dijo Yosuke Okita, experto en manejo de emergencias internacionales en la Universidad de Keio, en Japón, a The New York Times. Por otro lado, los aeropuertos pequeños de la zona pueden tener problemas para hacer frente a la llegada del personal de rescate y sus equipos pesados, lo que puede provocar que tengan que viajar a aeropuertos más grandes y más alejados de las ciudades y pueblos afectados por el terremoto.

Los problemas no disminuirán una vez consigan llegar. Además del peligro de futuros derrumbes por réplicas y por la inestabilidad de algunas construcciones, los rescatistas en Turquía y Siria trabajarán con un frío extremo, lo que aumenta el riesgo de hipotermia. Las temperaturas descenderán hasta los tres grados bajo cero y se pronostica nieve y lluvia durante al menos los tres próximos días, según el Servicio Meteorológico Estatal de Turquía. Los voluntarios "corren contra el tiempo y la hipotermia" para encontrar a cualquiera que quede atrapado bajo los escombros, subrayó Mikdat Kadioglu, profesor de Meteorología y Gestión de Desastres en la Universidad Técnica de Estambul.

En Siria, las temperaturas se unen a una situación crítica por la guerra civil que lleva causando estragos en la población desde hace más de una década. Tanto en las áreas controladas por la oposición como en las del Gobierno de Bachar al Asad, la posibilidad de encontrar supervivientes disminuye y dar una respuesta es cada vez más complicado. Los funcionarios de la ONU alertaron a The New York Times de que el único cruce entre Siria y Turquía que está aprobado por la organización para transportar ayuda internacional —por las sanciones al régimen de Al Asad— está cerrado por los daños causados tras el terremoto.

Foto: Bomberos que partían este lunes desde Málaga. (EC)

Si el cruce, conocido como Bab al-Hawa, sigue sin poder utilizarse, "no habría otra forma de llevar ayuda transfronteriza al noroeste de Siria", dijo Julien Barnes-Dacey, director del programa de Medio Oriente y África del Norte en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Por ahora, la ONU está utilizando las existencias con las que ya contaba dentro de Siria para ayudar a los damnificados, pero en algún momento será necesario reponer los suministros.

En momentos como este, el trabajo de los equipos de rescate está en boca de todos. El reto está en conseguir que este trabajo perdure en el tiempo, aunque no ocurra ningún terremoto que azote países como Turquía, Siria, México o Haití. Cuando Iván Barrientos no está salvando a personas que están bajo los escombros, centra una parte de sus esfuerzos en visualizar la importancia de la prevención y concienciación ante un seísmo. "Mucha gente va al cine a ver películas de superhéroes de Marvel o DC, pero no tienen en cuenta a los otros héroes, a los que rescatan a una persona".

Salvar a los miles de personas que siguen bajo los escombros es una carrera contra el tiempo. La que en este momento están corriendo las autoridades locales después del terremoto de 7,8 que ha dejado ya más de 11.200 muertos y más de 54.000 heridos. La comunidad internacional se ha unido a estos esfuerzos para acelerar todo lo posible las tareas de rescate. Una de las personas que están viajando a la zona cero es Iván Barrientos, rescatista y portavoz de la Brigada de Rescate Topos Tlatelolco, en Ciudad de México. Después de participar en las misiones de los terremotos que azotaron su país en 2017 y el de Haití en 2021, el mexicano llegará a Turquía 72 horas después del seísmo.

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