La Unión Europea acuerda un tope de cien dólares por barril al diésel ruso

La presidencia sueca del Consejo de la Unión Europea ha anunciado ayer un acuerdo entre los embajadores de los Veintisiete para hacer efectivo un acuerdo del G7 para poner un tope al precio de productos petrolíferos refinados de Rusia, que se aplicará a partir del próximo 5 de febrero. Los socios de Ucrania ya habían establecido un tope al precio del crudo ruso que se acordó en diciembre. "Este tope es más complejo que el del crudo porque hay muchos productos", explica una fuente comunitaria.

Es decir, hay toda una serie de productos, como el diesel, que tendrán un tope superior, de 100 dólares el barril, y otros productos más baratos, que tendrán un precio inferior, de 45 dólares el barril. El objetivo, explican las fuentes, es "bajar el precio que Rusia puede obtener y reducir los ingresos que el régimen de Putin puede dedicar a la maquinaria de guerra".

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Óscar Hernández

La Unión Europea aplica una prohibición total a estos productos, por lo que este tope no afecta a los Veintisiete, sino al resto del mundo. Es la manera en la que los socios europeos, y el G7 en general, intentan forzar al resto del mundo a comprar por debajo de ese precio establecido. Así, los navieros que transporten productos rusos tendrán que demostrar que han pagado por debajo del tope para poder operar con seguros y financiación de los países que están aplicando el tope.

Las fuentes explican que el tope, en todo caso, es lo suficientemente alto como para no poner en riesgo el suministro de países que tienen dependencia de los productos rusos. "Si el precio se ponía muy por debajo de los 100 dólares, había un alto riesgo de interrupciones, y si lo poníamos mucho más alto no íbamos a poder reducir los ingresos de Rusia, tanto como podríamos", señalan.

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Las fuentes comunitarias señalan que la experiencia del tope sobre el crudo ruso está demostrando que este modelo sirve. "El tope sobre el crudo está funcionando en su doble objetivo: reducir los ingresos de Rusia, pero manteniendo el equilibrio en los mercados", explican. Además, los socios más duros contra Rusia han forzado que haya una revisión periódica del tope y la Comisión Europea tendrá que hacer un análisis bianual sobre cómo evoluciona el mercado y los precios. "Sobre la base de estas revisiones, los Estados miembros y el G7 discutirán si hay o no una necesidad de ajustar estos precios", señala otra fuente. La primera revisión será en marzo, y será de forma coordinada con el resto de socios del G7: "No podemos enfadar a los mercados teniendo distintos topes de precios entre socios", señala.