Es noticia
Por qué en pocos años la mayoría de los jóvenes vendrá solo de África
  1. Mundo
Un continente que late vida

Por qué en pocos años la mayoría de los jóvenes vendrá solo de África

El crecimiento demográfico de África duplica casi a la media global. El reto de absorber a toda la población joven determinará el futuro ya no solo del continente, sino del mundo

Foto: Un incendio arrasa un asentamiento de ilegales. (EFE/Kim Ludbrook)
Un incendio arrasa un asentamiento de ilegales. (EFE/Kim Ludbrook)

En el dala dala no cabe un alfiler. En uno de los muchos minibuses que hace las labores de transporte público en Dar es Salaam (Tanzania) deberían caber unas veinte personas sentadas, pero han entrado casi el doble, unas sentadas casi encima de otras, aplastando maletas y sosteniéndose de pie. En las caras de los pasajeros no se ve una sola arruga. La persona con edad más avanzada difícilmente tenga 50 años y destaca entre estudiantes, madres noveles con niños y jóvenes trabajadores en su veintena.

La ciudad más poblada de Tanzania hace tiempo que dejó de ser la casa de la paz, por la que le puso su nombre el sultán de Zanzíbar en 1866. El minibús avanza mientras sortea a bajajis —los taxis locales de tres ruedas—, niños que cruzan la calle en uniforme escolar y camiones de obra cargados que ralentizan el tráfico. Dar es Salaam cuenta con más de 7 millones de personas, que no serán más que una pequeña parte de los 74 millones de habitantes que se prevé que tenga para final de siglo. Será la tercera ciudad más grande del mundo, solo por detrás de la nigeriana Lagos y la congoleña Kinshasa.

Foto: Vista general de Adís Abeba. (Reuters/Tiksa Negeri)

El 15 de noviembre de 2022, la ONU anunció que la población mundial había alcanzado los 8.000 millones de personas, y aunque decía que el crecimiento se estaba ralentizando, avisaba: tan solo ocho países sumarán más de la mitad del crecimiento mundial hasta 2050, cinco de ellos africanos. República Democrática del Congo, Nigeria, Tanzania, Egipto y Etiopía.

El crecimiento poblacional de África no tiene parangón en el resto del mundo. La media de hijos por madre en el continente supera los 4 niños y es casi el doble que la del siguiente, Oceanía, con poco más de dos. En los próximos 27 años se duplicará la población africana de los 1.200 millones actuales a 2.500 millones y a finales de siglo se rozarán los 4.000 millones de personas en África. Por aquel entonces ya la mitad de los jóvenes del mundo serán africanos.

"El mundo necesita empezar a repensar a África y sus países porque este continente, justo en nuestro umbral, se va a convertir sin duda alguna en más de un cuarto de la población mundial, y eso va a afectar todos los aspectos de nuestras vidas, seamos conscientes ahora o no", sostiene Edward Paice, director del Instituto de Investigación Africana y autor del libro Youthquake: Why African Demography Should Matter to the World (Terremoto de juventud: Por qué la demografía africana debería importar al mundo).

Llegará un momento en el que Europa y Norteamérica (o Asia) ya no podrán actuar de espaldas a África, aunque solo sea por su peso demográfico. "Impactará en los flujos de comercio internacional, la economía global, la política mundial... Pero también la moda, o la dirección de las mayores religiones del mundo", añade el investigador, en entrevista con El Confidencial.

Foto: La Nairobi Expressway a su paso por la capital. (Reuters/Thomas Mukoya)

¿El dividendo o la bomba demográfica?

El terremoto de la juventud africana hará que sí o sí África esté en el foco mundial por su propio peso demográfico y el resto del mundo debe tomarse al continente en serio, sostiene Paice. Cómo lidiar con tal crecimiento poblacional es el gran debate entre académicos, economistas y gobernantes. De fondo, sobresale una cuestión: ¿es una bendición o una maldición?

Paice rechaza tanto las predicciones agoreras como las optimistas y asegura que por sí mismo el crecimiento demográfico no será ni una bomba ni un dividendo para África. Los primeros alegan que el ritmo actual de crecimiento saturaría el planeta, ya diezmado por el cambio climático, y aumentaría la pobreza y el hambre al no poder las economías crear riqueza al ritmo del incremento poblacional. Por otro lado, los optimistas confían en que el continente se desarrollará. En su visión, la economía crecerá de manera orgánica por el simple hecho de tener una enorme población joven en edad de trabajar.

"Por ejemplo, se cree erróneamente que China es una potencia por su peso demográfico. Pero no fue solo sus grandes números de población lo que ha convertido a China en un gigante económico, sino también decisiones políticas y la gestión [empleo, desarrollo humano, educación] de esa población. Una vez tienes eso, claro, el peso demográfico ayuda", defiende.

A día de hoy, en el continente africano, el escenario está más cerca de los pesimistas que de los optimistas. La alta natalidad y la creciente esperanza de vida, que se sitúa ya en los 64 años, hacen que África tenga la tasa de dependencia más alta del mundo: 78 de cada 100 africanos tienen menos de 14 años y más de 65. La región seguirá como la más dependiente hasta entrada la próxima década, cuando Europa y Norteamérica la superarán, como muestra el gráfico del Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea.

El continente africano es el único con una curva descendente, lo que implica que cada año aumenta el número de personas que entran al mercado laboral. La capacidad de absorción será vital para ese crecimiento, pero a día de hoy insuficiente: el Banco Mundial alertaba en 2017 de que sin políticas activas el mercado laboral africano solo crearía 100 millones de puestos de trabajo en comparación con los 450 millones de jóvenes que buscarán un empleo de aquí al año 2035. "Esa es en realidad la gran pregunta: si los países serán capaces de ofrecer oportunidades para esos cientos de millones de jóvenes entrando a la edad de trabajar", sentencia.

Hasta ahora, la migración africana ha sido mayoritariamente intercontinental, es decir, entre países vecinos. Una tendencia que, sin embargo, está empezando a cambiar, con cada vez un mayor porcentaje de jóvenes africanos empezando a emigrar fuera del continente. Las estimaciones migratorias, unidas a las demográficas, apuntan a que en Europa, por ejemplo, el boom de la emigración latinoamericana se ha estabilizado o incluso mengua, y la asiática, todavía en crecimiento, irá bajando en las próximas décadas.

Un reto político

Cómo responder ante el crecimiento demográfico de África es ante todo una cuestión política, según sostiene Paice. La voluntad de los gobernantes africanos de invertir en el capital humano de sus ciudadanos determinará el futuro de millones de jóvenes. Por el momento, es insuficiente. El gasto medio en educación, de un 4,37% en lo que se refiere al PIB en el continente africano, es menor a la media global, de un 4,44%.

Aun así, hay grandes diferencias entre ellos que amenazan con potenciar las ya existentes diferencias: mientras que Namibia es el segundo país del mundo con mayor inversión en educación, con un 9,45% del PIB, Mauritania está a la cola con tan solo un 1,88%. "Hay países que se están tomando muy en serio la cuestión demográfica, como Egipto —donde el 99% de la población vive en un 10% del territorio— o Ruanda", incide.

placeholder El Presidente sudafricano Cyril Ramaphosa. (EFE)
El Presidente sudafricano Cyril Ramaphosa. (EFE)

Lo más probable a futuro es que el continente se desarrolle a distintas velocidades, con unos países líderes que empujen del crecimiento de otros, como ha ocurrido en otras regiones del mundo. El peligro para aquellos menos desarrollados es que sus ciudadanos se marchen en busca de oportunidades y pierdan capital humano en favor de sus vecinos más desarrollados, dificultando todavía más su desarrollo.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí

Más allá de la educación, los países africanos tienen ante sí el reto de ofrecer oportunidades a sus ciudadanos en el mercado laboral. El 83% de los empleos en África se crean en el mercado informal, provocando que el Estado no recaude beneficios de sus trabajos. Apostar por la industrialización del continente hará aumentar el valor añadido, así como los puestos de trabajo, pero para ello hay que cambiar las estructuras de dependencia económica del exterior. El comercio intrarregional en África en 2019 fue del 12%, muy por debajo de la media entre países asiáticos y europeos, del 59% y 69% respectivamente.

El inicio en 2021 del Área Continental Africana de Libre Comercio (AfCFTA, por sus siglas en inglés), la mayor área de libre comercio del mundo, es la gran apuesta del continente para potenciar las industrias y el comercio local. En 2022, Kenia realizó el primer envío a Ghana de baterías para coches y luz solar en un acuerdo pionero y se espera que se expandan las oportunidades.

Foto: Trabajadores de la construcción en la Gran Presa del Renacimiento Etíope. Imagen de archivo. (Reuters/Tiksa Negeri)

"Este año podemos esperar mucho progreso en la integración regional. El foco de la reunión de los jefes de Estado en la Unión Africana este año es el AfCFTA", asegura Hannah Ryder, fundadora de la consultora Development Reimagined. Ryder indica que la Unión Africana ha identificado sectores con potencial, entre los que se encuentran el del automóvil, el farmacéutico y el agrícola. "El mayor reto es mantener el enfoque, no distraerse con lo que otros quieren obtener del continente. Centrarse en la construcción de infraestructura que impulsará la integración regional porque cuanto más fácil sea mover físicamente los productos, más barato será", añade Ryder.

Alejados de los problemas de una población envejecida, los gobernantes africanos tienen ante sí un reto mayúsculo: ofrecer a cientos de millones de jóvenes una oportunidad de trabajo. Que no se duerma el resto, que bien porque el desarrollo si lo consiguen o por las consecuencias de no poder absorber toda esa población, África será central en el mundo.

En el dala dala no cabe un alfiler. En uno de los muchos minibuses que hace las labores de transporte público en Dar es Salaam (Tanzania) deberían caber unas veinte personas sentadas, pero han entrado casi el doble, unas sentadas casi encima de otras, aplastando maletas y sosteniéndose de pie. En las caras de los pasajeros no se ve una sola arruga. La persona con edad más avanzada difícilmente tenga 50 años y destaca entre estudiantes, madres noveles con niños y jóvenes trabajadores en su veintena.

Noticias de África
El redactor recomienda