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¿Qué está pasando en Brasil? Las claves del asalto del Congreso
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¿Qué está pasando en Brasil? Las claves del asalto del Congreso

Centenares de seguidores de Jair Bolsonaro entraron también por la fuerza en el Palacio de Planalto y la Corte Suprema dejando el país más dividido que nunca

Foto: Policías enfrentan a seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro tras invadir el Palacio de Planalto, la Corte Suprema y Congreso Nacional. (EFE/Andre Borges).
Policías enfrentan a seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro tras invadir el Palacio de Planalto, la Corte Suprema y Congreso Nacional. (EFE/Andre Borges).

Días de mucha tensión en las calles de Brasil y la democracia tambaleándose en el país más grande de Sudamérica. Dos meses después del triunfo de Lula da Silva sobre Jair Bolsonaro en las elecciones, la presión ha saltado por los aires en lo que puede catalogarse como un intento de golpe de estado.

Después de varias horas de incógnita en los puntos clave del país, las fuerzas del orden lograron recuperar el control en la capital del país, Brasilia, dejando cientos de detenidos y un clima que sigue escenificando la gran división que hay hoy en día en Brasil.

Foto: Partidarios de Bolsonaro asaltan el Palacio de Planalto en Brasilia. (Reuters/Ueslei Marcelino)

El propio Bolsonaro quiso desmarcarse de los acontecimientos vividos en Brasilia: "Las manifestaciones pacíficas, dentro de la ley, son parte de la democracia. Sin embargo, el vandalismo y las invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla".

¿Por qué asaltaron el Congreso?

Cientos de seguidores de Jair Bolsonaro asaltaron de forma violenta este domingo la Plaza de los Tres Poderes del país brasileño: el Congreso de Brasil, el palacio presidencial y la Corte Suprema y la educación, tratando de derrocar a Lula da Silva en la presidencia, quien tomó posesión de su cargo el 1 de enero. Todo ello no ha hecho más que representar el dificilísimo momento de tensión que lleva viviendo el país desde varias semanas atrás.

Las elecciones

La mecha se encendió definitivamente el pasado 30 de octubre, con la celebración de elecciones generales en el país y el triunfo de Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, con un 51% sobre el 49% que logró Jair Bolsonaro, anterior presidente. Lula regresaba así a la presidencia después de haber ocupado el cargo desde 2003 hasta 2011 y haber estado en la cárcel 580 días, lo que le impidió haberse presentado en el año 2018. La sentencia llegó por el juez Sergio Moro, quien posteriormente fue nombrado ministro por Bolsonaro.

Tras las elecciones, Bolsonaro calificó los resultados de "injusticia" aunque afirmando que cumpliría con lo que dicta la Constitución. Pese a ello, no hizo ninguna referencia al triunfo de Lula da Silva. Todo ello derivó en protestas y manifestaciones masivas por parte de seguidores de ultraderecha, un clima de tensión que creció aún más con la millonaria multa por parte del Tribunal Superior Electoral al Partido Liberal por pedir la anulación de los votos en urnas electrónicas, y con la aparición de 40 kilos de dinamita encontrados a unos 35 kilómetros del lugar donde Lula tomaría la posesión.

Piden una intervención de las Fuerzas Armadas

Los resultados electorales no fueron aceptados en ningún momento por el bolsonarismo, pidiendo desde el 1 de noviembre la intervención de las Fuerzas Armadas ante los cuarteles del ejército en varias ciudades brasileñas, y amenazando con que el 1 de enero, día de la toma de posesión de Lula da Silva como presidente, no iban a permitir que se llevara a cabo al considerar "amañadas" las elecciones celebradas a final de octubre.

Cuándo asaltaron el congreso

Pese a ello, la toma de posesión, con el respaldo internacional a Lula da Silva, se llevó a cabo sin sobresaltos, aunque con la evidente sensación de que el intento de golpe de estado podía producirse en cualquier momento. El 8 de enero, una semana después, los bolsonaristas llevaron a cabo el asalto a la plaza de los Tres Poderes en Brasilia, ante la aparente inacción inicial de la policía. El propio Lula resaltó posteriormente la "incompetencia, mala fe o malicia" de fuerzas del orden en el Distrito Federal. "Si hubo una omisión de alguien del Gobierno federal que facilitó esto, también será sancionado", dijo el presidente.

Tras varias horas de tensión, la revuelta fue sofocada y El Tribunal Supremo de Brasil ha ordenado este mismo lunes al ejército desmantelar todos y cada uno de los "campamentos bolsonaristas" en un plazo de 24 horas después de que sigan aumentando los detenidos por el intento de golpe de estado.

Días de mucha tensión en las calles de Brasil y la democracia tambaleándose en el país más grande de Sudamérica. Dos meses después del triunfo de Lula da Silva sobre Jair Bolsonaro en las elecciones, la presión ha saltado por los aires en lo que puede catalogarse como un intento de golpe de estado.

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