La amenaza constante de los buques de Xi: ¿un año más cerca de la lucha por Taiwán?
Informes de Inteligencia estadounidenses afirman que Pekín pretende conquistar la isla, pero ni militarmente sería una empresa fácil ni resultaría económicamente beneficioso el conflicto
El pasado noviembre, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping, se hacían una foto para calmar al mundo. En la cumbre del G20 en Bali, su primer encuentro desde que Biden se convirtió en presidente de EEUU, ambos escenificaban un momento de respiro en el partido por ser la superpotencia dominante del siglo XXI. Con la guerra de Ucrania todavía sin terminar y China teniendo que lidiar con las consecuencias de su política de covid cero, no era el momento de calentar los ánimos. Pero, para Estados Unidos, Rusia quizás es lo urgente, y China lo importante. Y para China, la cuestión de Taiwán es clave. ¿Será este 2023 el año de respiro que Occidente da a Pekín para prepararse?
Una serie de análisis basados en informes de Inteligencia estadounidenses apuntan a que China estaría preparando la invasión de Taiwán a medio plazo. Hay dos fechas hasta ahora sobre la mesa. Una más actual, que predice que el ataque será en torno a 2024, y otra más lejana. "Comandante de la Marina de EEUU advierte de que China podría invadir Taiwán antes de 2024", titulaba recientemente el Financial Times.
Hace un año, sin embargo, se hablaba del horizonte de 2027. "Taiwán es claramente su ambición. Creo que la amenaza es manifiesta y se puede ejecutar en los próximos seis años", predijo en 2021 el almirante Phil Davidson, jefe del área del Indo-Pacífico, en el Congreso de los EEUU.
¿Tiene China necesidad de esperar un año o cinco para invadir Taiwán? ¿A quién beneficia más en términos militares y económicos esa espera? ¿Es rentable para China abrir un conflicto que puede convertirse en global?
Sobre estas cuestiones, Xi Jinping ha dejado clara su intención de anexionarse la isla y recobrar el control de lo que ellos definen como su territorio. "Taiwán es de China. Hagamos realidad la unificación", dijo el presidente en el congreso del Partido Comunista que le coronó el pasado octubre. Eso no fue un condicional, fue una clara declaración de intenciones. Xi explicó entonces que pretende que sea "una unificación pacífica", pero advirtió también de que "no renunciamos al uso de las fuerzas armadas".
La escalada de tensión entre China y Taiwán es constante. El 26 de diciembre, las autoridades de la isla denunciaron que buques de guerra y 71 cazas chinos realizaron de nuevo maniobras militares frente a sus costas. El Ministerio de Defensa taiwanés afirmó que 47 aviones de combate chinos habían cruzado la invisible línea divisoria entre ambos países. La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, declaró que seguirá trabajando para "defender la democracia, libertad y seguridad" de la isla. Y al día siguiente anunció una reestructuración y mejora de sus fuerzas armadas, incluido el aumento de tiempo del servicio militar obligatorio, que pasa de cuatro meses a un año. También se mejoran los salarios y jubilaciones de los soldados.
Los servicios secretos estadounidenses acertaron con la inminente invasión rusa de Ucrania, mientras muchas voces calificaban la amenaza de inverosímil, y ahora renuevan su apuesta alertando sobre el plan chino. "Creo que China ha decidido ejercer más presión y coerción sobre Taiwán, dificultando su vida de varias maneras y con la esperanza de que eso acelerará la reunificación", ha dicho el secretario de Estado americano, Antony Blinken.
Un bloqueo naval
Muchos analistas creen que más que un complicado ataque directo, el Gobierno chino se plantea realizar un bloqueo naval a la isla que fuerce a las autoridades de Taiwán a negociar con Pekín. "La principal opción militar de China en la actualidad es realizar una guerra de zonas grises para obligar a Taiwán a capitular. En primer lugar, esto implica el bloqueo naval chino de las vías marítimas de comunicaciones de Taiwán. La idea sería privar a la economía taiwanesa de comercio e importaciones de energía con la esperanza de asegurar un acuerdo favorable", explica a El Confidencial el analista político y profesor universitario Wen-Ti Sung, especializado en las relaciones cruzadas entre China, Taiwán y EEUU.
Este es un plan que conlleva importantes riesgos geopolíticos en la zona. China, y su intento de control del mar de China, ha generado ya desencuentros con algunos países del entorno como Filipinas, Indonesia, Malasia, Brunei… "El riesgo es que Taiwán se encuentra en el corazón de las vías marítimas internacionales de comunicación que conectan el noreste de Asia con el sudeste de Asia, así como de China a Estados Unidos. Un bloqueo de Taiwán afectará a la mayoría de las principales economías del Indo-Pacífico. Al dañar la economía de Taiwán, Pekín también dañará las economías de muchos otros países al mismo tiempo. Los retrocesos diplomáticos y económicos resultantes serían muy difíciles de manejar para Pekín", opina Wen-Ti Sung.
* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí.
La otra opción de recuperar la soberanía de Taiwán es que China se lance abiertamente a conquistar la isla. Este es un escenario muy complicado. La geopolítica en el sudeste asiático es delicada y un movimiento de China puede conllevar respuestas no solo de EEUU, sino Japón, Australia, Corea del Norte y Corea del Sur, Filipinas, Vietnam, Indonesia… El reciente anuncio de Japón de incrementar un 26% su gasto en defensa en 2023 es una muestra de que todos los principales actores se están preparando para disuadir a Pekín de un conflicto armado.
Además, Ucrania, de alguna manera, ha sido un aviso de que conquistar un país que tenga el apoyo militar y financiero del bloque occidental no es sencillo. El paseo militar que esperaba el Kremlin se ha convertido en una pesadilla para su poderoso ejército. Taiwán cuenta, además, con mejores fuerzas armadas de las que tenía Ucrania en febrero de 2022 y el tiempo juega a su favor. Expertos militares estadounidenses apuntaban a que la isla debe reforzarse no tanto en su armamento sino en la capacitación de sus tropas y en la respuesta que se debería dar a un ataque por parte de la población civil. La espera, por tanto, beneficia al Gobierno de Taipéi.
Taiwán cuenta también en su defensa con el factor isla. "China no tiene buenas opciones para invadir Taiwán a corto plazo. Las defensas costeras naturales de Taiwán y los desafíos logísticos de montar una guerra anfibia a través del estrecho de Taiwán son muy difíciles y costosos. La isla tiene dos temporadas de monzones, lo que limita las ventanas viables de invasión militar a solo unos pocos meses del año. Eso dificulta que cualquier posible invasión china disfrute del beneficio de un ataque sorpresa", opina Wen-Ti Sung. ¿Es clave para Taiwán el apoyo de Estados Unidos? "El apoyo implícito de EEUU es útil, pero Taiwán debe confiar ante todo en desarrollar su propia fuerza y resistencia", dice el analista.
El desequilibrio actual de fuerzas es en todo caso gigante. China cuenta con más de dos millones de soldados profesionales por los 169.000 de Taiwán. La diferencia de aviones es de seis a uno. Pero detrás del actual Gobierno de Taipéi están EEUU y la ayuda, directa o indirecta, que puede dar en caso de ataque.
La reunión del presidente americano, Biden, y el chino, Xi, en la cumbre del G20 de Bali ha servido para destensar las relaciones diplomáticas entre ambos países. Pero eso no cambia que Taiwán es un problema de política interna para Pekín y un asunto de política internacional para Washington. Bali fue una tregua, en medio de un escenario muy caldeado por la guerra de Ucrania, que no ha cambiado nada. China sigue apoyando a Rusia y hablando de "estrechas relaciones" con Moscú, y EEUU mantiene su apoyo militar y financiero a Taiwán.
¿Es económicamente rentable el ataque?
Una de las razones para creer que no habrá un ataque directo de China, según los analistas económicos, es que en este momento no le interesa a Pekín abrir un conflicto que detenga su crecimiento. "Como novedad, el Partido Comunista de China modificó su Constitución para incluir una cláusula para 'oponerse resueltamente a la independencia de Taiwán y disuadirla'. A pesar de esto, no creemos que haya un riesgo inminente de invasión. Por un lado, esto sería muy contraproducente para los objetivos a largo plazo de Xi para China, que necesita el capital extranjero, la tecnología y el apoyo de los mercados financieros. La respuesta unificada de Occidente a la invasión de Ucrania, incluida la utilización del sistema del dólar contra Rusia, también habría hecho reflexionar a China", explica a este periódico Nicholas Yeo, director de renta variable china de la firma abdrn en Hong Kong.
China es hoy el país que abandera el libre comercio y la globalización. Romper ese escenario con un enfrentamiento global que acabe con dos bloques sería romper la hoja de ruta que ha llevado a China a ser una superpotencia económica. "Si bien los riesgos geopolíticos están presentes, en lo que respecta a los mercados comerciales y de capitales, la globalización sigue viva. Los inversores internacionales siguen apostando por China, aunque en menor medida, como demuestran los datos de flujos de los programas de conexión de acciones y bonos que unen Hong Kong con la China continental", señala Yeo.
¿Hay además una casi dependencia tecnológica de China en la que entra en juego Taiwán? "Los semiconductores siguen constituyendo una de las mayores importaciones de China, y el país es tan dependiente de la cadena de suministro global [en la que Taiwán desempeña un papel crucial] como el resto del mundo, especialmente en lo que respecta a los semiconductores avanzados. Todavía no existe una alternativa a TSMC, en cuanto a capacidad, eficiencia de costes y volumen, mientras que los esfuerzos de localización de China tardarán más tiempo en dar sus frutos por el endurecimiento de las normas de control de las exportaciones destinadas a reducir el acceso del país a la tecnología de semiconductores avanzados. Cabe señalar que las restricciones comerciales que China impuso a Taiwán no afectaban a los semiconductores", explica Yeo.
Una visión parecida tiene Alicia García Herrero, economista jefa de Asia-Pacífico en el banco de inversión Natixis en Hong Kong, que tampoco ve un conflicto a corto plazo: "Taiwán es muy relevante para China, pero por el momento el riesgo de un conflicto es muy bajo. China intentará a la larga negociar".
El pasado noviembre, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping, se hacían una foto para calmar al mundo. En la cumbre del G20 en Bali, su primer encuentro desde que Biden se convirtió en presidente de EEUU, ambos escenificaban un momento de respiro en el partido por ser la superpotencia dominante del siglo XXI. Con la guerra de Ucrania todavía sin terminar y China teniendo que lidiar con las consecuencias de su política de covid cero, no era el momento de calentar los ánimos. Pero, para Estados Unidos, Rusia quizás es lo urgente, y China lo importante. Y para China, la cuestión de Taiwán es clave. ¿Será este 2023 el año de respiro que Occidente da a Pekín para prepararse?
- La 'nueva' estrategia de Biden con Taiwán: ¿defendería EEUU la isla ante una invasión china? Carlos Santamaría*
- A China le sale el tiro por la culata: las maniobras en Taiwán aceleran el sueño militar de Tokio Josep Solano. Tokio
- Un acoso constante a los cielos de Taiwán: China ha multiplicado sus incursiones aéreas Carlos Santamaría*