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Furor turístico en el pueblo de Biden: "Viene gente de todo el mundo por... 'The Office"
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VEINTE AÑOS DESPUÉS DE SU LANZAMIENTO

Furor turístico en el pueblo de Biden: "Viene gente de todo el mundo por... 'The Office"

Desde 2013 no se emiten nuevos capítulos de 'The Office', pero su popularidad no ha dejado de crecer y Scraton es la gran favorecida

Foto: Los protagonistas de 'The Office' en uno de los murales de Scranton. (A. P.)
Los protagonistas de 'The Office' en uno de los murales de Scranton. (A. P.)

A Scranton, en Pensilvania, se accede por la autovía Joe Biden. El presidente pone nombre a la arteria más importante del pueblo, pero no es su vecino más famoso; ese honor corresponde a Michael Scott, el director de una empresa papelera que ni siquiera existe.

En marzo de 2005 comenzó a emitirse en la NBC The Office, versión localizada en Estados Unidos de la exitosa serie británica creada por Ricky Gervais. Su director al otro lado del Atlántico, Greg Daniels, eligió Scranton por "estar cerca de Nueva York, a dos horas de coche, pero también porque es una ciudad algo descolorida, perfecta para una sitcom de oficina, y porque el propio nombre suena cómico", dijo en una entrevista.

Emplazada en el valle del río Lackawanna, Scranton vivió su época de esplendor durante la primera mitad del XX, cuando la ciudad se convirtió en el centro de la minería de carbón del valle y alcanzó los 250.000 habitantes. Los dólares fluían de tal modo que los escrantonianos se permitieron un experimento pionero: ser la primera ciudad del mundo en la que circulaban coches eléctricos. De ahí el sobrenombre de Electric City que adorna con un cartel luminoso su plaza mayor.

placeholder El cartel que luce en la plaza central de Scranton. (Wikipedia)
El cartel que luce en la plaza central de Scranton. (Wikipedia)

El fin del carbón desató una profunda crisis durante la década de los 80 y dos tercios de su población se vieron forzados a emigrar. Hoy, Scranton es una ciudad desangelada, con una renta media inferior a la del resto del país y un paro que la duplica, cuya principal fuente de ingresos es el turismo por una serie de televisión de hace 20 años.

Los habitantes de Scranton tardaron en darse cuenta de que eran protagonistas de The Office, porque por allí no apareció ningún actor. La serie utiliza planos de la ciudad y el nombre de algunos de sus comercios más emblemáticos, si bien los interiores, que a la postre son toda la trama, se grabaron en estudios de Los Ángeles. A menudo, los escrantonianos aparecían por el pub Poor Richard o por la pizzería Alfredo preguntando por lo que habían visto en televisión, solo para descubrir que estaban siendo utilizados como atrezzo.

Sin embargo, la proyección pública de la ciudad empezó a notarse y un empresario encontró la forma de rentabilizarla. En 2013, Ryan Cooper, dueño del restaurante Cooper's Seafood House, el mayor de Scranton, estaba viendo el primer capítulo de la segunda temporada de The Office cuando se le encendió la bombilla. En el episodio, Michael Scott, el jefe de la papelera ficticia Dunder Mifflin, reunía a su equipo para repartir unos lisérgicos premios, los Dundies, con categorías como el "premio culito apretado" o el "premio curry picante", otorgado a la trabajadora de origen indio. El capítulo fue uno de los más populares y Cooper reparó en que esos premios se otorgaban en un restaurante de Scranton... sin nombre.

"Así que miré por internet y compré unos cuantos Dundies", dice Cooper a este periódico. "Los puse en una estantería al lado de la puerta, de forma que los clientes pudieran comprarlos al terminar de cenar. Era más bien una broma, la mayoría me decía: 'Oye, Ryan, ¿qué son esos premios Dundie que tienes en la puerta?", continúa. A medida que The Office fue creciendo en audiencia, la clientela fue pillando el guiño de Cooper: "Entonces empezaron a comprarlos y me dejaron sin stock. Tuve que reponer y, de paso, compré algunas camisetas y tazas de la serie", afirma.

placeholder Ryan Cooper, junto a la trabajadora Katie Hughes, en la tienda de regalos de 'The Office'. (A. P.)
Ryan Cooper, junto a la trabajadora Katie Hughes, en la tienda de regalos de 'The Office'. (A. P.)

El Cooper's Seafood es un espacio gigantesco y singular. En teoría se trata de una marisquería de temática pirata, como atestigua el imponente faro siendo atacado por un kraken de su cúpula, pero dentro el ambiente tiende al eclecticismo. Hay un bar con una figura de Norm, de Cheers, sentada en la barra, dioramas de Star Wars y las Tortugas Ninja en las paredes, una exposición de tubos de pasta de dientes internacionales, el uniforme del abuelo Cooper (y su rifle de combate) en mitad de un comedor e, incluso, una ballena blanca en escala 1:3 colgada sobre la cabeza de los comensales.

"Son los recuerdos de la familia: si mi abuelo estuvo en la guerra, a mi padre le marcó La Isla de Gilligan y a mí Las Tortugas Ninja, hemos encontrado el modo de que esos recuerdos estén presente en el restaurante. No nos importa mucho la coherencia artística", dice el dueño entre risas.

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En un entorno así, a nadie le extrañó que se dedicase una esquina a The Office. Pronto hubo que dedicar a un empleado solo a vender merchandising de la serie, porque el número de neoyorquinos que se acercaban a Scranton a pasar el día crecía cada verano. "Crecíamos muy despacio hasta la pandemia. Al estar cerradas las fronteras, los norteamericanos se lanzaron a hacer viajes en coche, a conocer el país, y Scranton se convirtió en una parada habitual de la Costa Este", dice la empleada Kathie Hugues. El negocio escaló a una sala de buen tamaño y llegaron nuevos productos, como las sudaderas de Dunder Mifflin (es lo más vendido), los imanes de nevera y la edición del Monopoly dedicada a la serie. "Nosotros no fabricamos nada, solo lo compramos en internet y lo vendemos aquí. Algunas veces veía productos muy interesantes, pero que me parecían carísimos, y no me atrevía a comprarlos..., pero nada, se venden igual aquí, e incluso algo más caros", explica Cooper.

En la pandemia se dio otra circunstancia: NBC comenzó a vender los derechos de la serie a las plataformas online, sin exclusividad. En España, por ejemplo, se puede ver en Netflix, Amazon Prime y HBO Max. También de forma gratuita en miles de cortes que circulan por YouTube. El mundo descubrió The Office y los Cooper se vieron sentados en una mina de oro. "No te imaginas la de gente que viene solo por la tienda de regalos. Prácticamente, no hay un sitio del mundo del que no haya venido alguien a comprar", afirma señalando a un mapa que han llenado de alfileres. Mientras habla, un grupo de australianos llena una bolsa de productos entre expresiones de satisfacción.

El mapa del Cooper's Seafood. (A. P.)La tienda de regalos de 'The Office'. (A. P.)

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Su éxito internacional contrasta con las reticencias de los locales, que no terminan de digerir el uso que se hace de su ciudad en la serie. "A muchos no les gusta The Office, porque dice estar en Scranton, pero los protagonistas no hablan con nuestro acento ni mencionan los temas que nos preocupan", dice Hughes. En efecto, en una ciudad azotada por el desempleo y un cierto aislamiento geográfico, que se agrava con las nevadas invernales, en The Office explotan cuestiones más propias de Los Ángeles como el conflicto racial o las relaciones laborales. "No obstante, los adolescentes están recibiendo la serie de otra forma. Les encanta su humor y se sienten muy orgullosos de que la pequeña Scranton sea tan popular", continúa.

"Al principio estábamos muy preocupados, porque la versión inglesa hace mucha sangre con Slough, el pueblo donde está la oficina", recuerda Cooper. "Se ríe de que es un sitio aburrido y gris, que no se puede hacer nada, es un personaje más, pero negativo. Aquí han sido mucho más respetuosos, con unas bromas que entran dentro de lo aceptable". Lejos del estilo salvaje de Gervais, Greg Daniels optó por contener el abuso. Tan solo recibió críticas por una escena, un rap en el que los protagonistas se mofan de la Electric City, que ha funcionado tan bien en YouTube (4,6 millones de reproducciones) que hasta el Ayuntamiento lo ha utilizado en campañas de turismo.

Mientras la ciudad se llena de carteles y referencias a la serie, Cooper prefiere no revelar si el negocio de The Office ha superado en ingresos al del restaurante, si bien concede que están "más que satisfechos" con su rendimiento. "A ver cuánto sigue creciendo este fenómeno: si no para, pronto le quitará espacio a alguno de nuestros comedores".

A Scranton, en Pensilvania, se accede por la autovía Joe Biden. El presidente pone nombre a la arteria más importante del pueblo, pero no es su vecino más famoso; ese honor corresponde a Michael Scott, el director de una empresa papelera que ni siquiera existe.

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