Es noticia
"No a la ucranización": ¿cerrará la UE la política de brazos abiertos a los refugiados?
  1. Mundo
Buenas noticias para Vladímir Putin

"No a la ucranización": ¿cerrará la UE la política de brazos abiertos a los refugiados?

Los países de la UE han mostrado su solidaridad con los refugiados ucranianos que huyen de la guerra, pero algunos europeos empiezan a pensar que las ayudas tienen un límite

Foto: Protesta frente a la embajada de Rusia en Sofía, Bulgaria. (EFE/Vassil Donev)
Protesta frente a la embajada de Rusia en Sofía, Bulgaria. (EFE/Vassil Donev)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Michal es un tendero de 50 años que trabaja al lado del aeropuerto polaco de Rzeszow, convertido en uno de los principales hub o centro logístico de la ayuda occidental a Ucrania. La semana pasada afirmaba a El Confidencial que estaba muy orgulloso del papel que ha tenido su pequeña ciudad en el apoyo a los ucranianos, aunque hacía referencia a los movimientos en algunos países europeos contra la llegada de los refugiados. "En República Checa ves ya a algunos que están cansándose de los ucranianos". Michal se refería a las recientes manifestaciones en Praga que han llegado a congregar a unos 100.000 manifestantes, de extrema derecha y extrema izquierda, bajo el lema Czech Republic First para "acabar con la dilución de la nación".

También en el país de Michal se ha puesto en duda la solidaridad del país de la UE que ha acogido a más refugiados ucranianos, junto con Alemania y República Checa. El Gobierno de Polonia anunció en noviembre que los refugiados que pasen más de 120 días en el país deberán pagar una parte de la vivienda y de la comida que proporciona el Estado. La medida, que entraría en vigor de marzo de 2023, no afectaría a aquellos ucranianos que se hospedan en viviendas privadas o de alquiler, aunque es una muestra de fatiga por parte de la población en medio de la inflación y de la crisis energética.

"Cuando las situaciones se alargan, cambia la discusión y si además los gastos de vida aumentan, eso puede tener un impacto negativo"

Cerca de 7,8 millones de ucranianos han huido de su país desde la invasión rusa el 24 de febrero, de los cuales 4,7 millones han sido acogidos en la UE. A pesar de que el número de refugiados que han sido aceptados en cada país varía mucho, todos han demostrado su compromiso y solidaridad para ayudar a los desplazados por la guerra de Ucrania.

Sin embargo, 9 meses después del inicio de la invasión, algunas personas han salido a las calles en varias partes de Europa para denunciar un empeoramiento de la situación económica provocada por la guerra y la llegada masiva de refugiados. "Cuando las situaciones se alargan, cambia la discusión y si además los gastos de vida aumentan, eso puede tener un impacto negativo. Todo depende de cómo los gobiernos sigan gestionando las ayudas a los refugiados", explica Marcus Engler, analista de políticas de migración forzada e investigador del DeZIM-Institut en Berlín, a El Confidencial.

El espacio, al límite

Uno de los principales retos de la gestión de los refugiados es tener el suficiente alojamiento para todos. En Irlanda, donde la población ucraniana representa actualmente el 1% de la población, el Gobierno anunció que seguiría recibiendo a refugiados, pero que no podía garantizarles un techo hasta que se construyan nuevas viviendas, que seguramente no podrán ser habitadas hasta el año que viene.

Por otro lado, 12 de los 16 Länder de Alemania afirmaron que habían llegado al límite en lo que se refiere a las viviendas para aquellas personas que han huido de la guerra de Ucrania. También Reino Unido ha sufrido un problema similar y el programa Homes for Ukraine para acoger a refugiados está llegando a su fin sin tener el suficiente espacio para acoger a todos los ucranianos que siguen llegando al país.

Foto: Apagón en Lviv. (EFE/Mykola Tys)
TE PUEDE INTERESAR
Los ucranianos aprietan los dientes ante el soldado invierno: "Nadie se rinde, resistiremos"
Mónica Redondo Alicia Alamillos Gráficos: Marta Ley

Este desafío se ha intensificado en los últimos meses en medio de una crisis energética y de una inflación que ha aumentado los costos de vida para los ciudadanos europeos. Malas noticias para todos menos para Vladímir Putin, que ha centrado una parte de su ofensiva en la infraestructura eléctrica de Ucrania en medio de un invierno cada vez más frío. Algunos analistas apuntan a que el presidente ruso está buscando un aumento de la migración forzada para tensar todavía más la cuerda en países europeos, mientras que la Organización Mundial de la Salud estima que 3 millones de personas podrían tener que abandonar sus hogares para salvarse del duro invierno y buscar refugio en un área con electricidad y agua. Muchos de ellos decidirían irse al extranjero.

Una nueva hornada de refugiados sería la manera de desestabilizar Occidente, defendía Ben Hogdges, excomandante del Ejército de EEUU, a The Washington Post. "Al hacer que Ucrania sea inhabitable en invierno, potencialmente están enviando millones de ucranianos más a Europa. Eso ejercería presión sobre los gobiernos europeos. La esperanza es que Europa, a su vez, presione a Kiev", afirmó.

¿Dónde está el límite de la solidaridad?

Además de las manifestaciones en República Checa, el Día de la Independencia de Polonia se reunieron cerca de 100.000 personas en una marcha organizada por la extrema derecha en las que se leyeron pancartas con mensajes como No a la ucranización de Polonia. Asimismo, en algunas ciudades de Alemania como Leipzig se ha traducido el descontento de la población a través de manifestaciones semanales en las que se ha condenado las sanciones a Rusia. Recientemente, una de las marchas acabó en un enfrentamiento entre los manifestantes y un grupo de refugiados ucranianos, que fueron insultados y llamados nazis, en referencia a la justificación de Putin para invadir Ucrania.

A pesar de que pocas manifestaciones han sido masivas, hasta las menos concurridas muestran una primera señal de que la solidaridad puede tener un límite para algunos. "Las protestas se han comparado con las que hubo en la crisis de refugiados de 2015, cuando los refugiados fueron bien recibidos, pero 7 meses después la opinión pública empezó a cambiar", recuerda Marcus Engler. "En este caso estamos vendo que, por un lado, han aumentado las críticas a los refugiados ucranianos, pero por el otro lado tenemos un Gobierno (el de Olaf Scholz) que está implementando políticas muy generosas y quiere seguir haciéndolo a pesar de los retos", añade el analista a este periódico.

Foto: Un menor evacuado de Mariúpol. (Reuters/Ueslei Marcelino)

Es difícil medir hasta qué punto llega el descontento de la población con la gestión de la acogida de los refugiados ucranianos. Algunas encuestas muestran que, en Polonia, el 69% de los encuestados ven positivamente la llegada de ucranianos al país, aunque este ha sido también el lugar donde se ha celebrado la manifestación más grande relacionada con su llegada. Del mismo modo, un reporte indicaba que casi la mitad de la población de Alemania está dispuesta a seguir ayudando a los ucranianos a pesar de las dificultades. Casi la otra mitad, sin embargo, apuntaba que todo tiene un límite y que las ayudas no deberían seguir llegando de la misma forma 9 meses después del inicio de la invasión.

Estas divisiones están siendo aprovechadas por los movimientos de extrema izquierda y derecha. Así lo apunta el sociólogo Rafal Pankowski, líder del grupo antirracismo polaco Never Again, a la revista TIME: "Algunos grupos de ultraderecha están tratando de incitar y explotar la hostilidad contra los refugiados ucranianos y retratarlos como una amenaza para la identidad polaca", afirmó. "En muchos casos, estamos hablando de los mismos grupos, e incluso de los mismos activistas que estuvieron ocupados durante los últimos dos años haciendo campaña contra las vacunas y promoviendo teorías de conspiración en torno a la pandemia; ahora están promoviendo el odio contra los refugiados ucranianos", continúa Pankowski.

Los migrantes, las nuevas armas de la guerra

Las fuerzas rusas en Ucrania han puesto el foco en la infraestructura ucraniana, pero los propagandistas del Kremlin lo han puesto en Europa. Específicamente, en sus redes sociales. Parecían lejanos aquellos tiempos en los que Rusia estuvo detrás de una campaña de desinformación que tuvo un efecto directo en las elecciones estadounidenses de 2016. Ahora, seis años después, estos grupos parecen haber vuelto a la carga para sembrar la división social en lo relacionado con la llegada de los ucranianos a países europeos.

La desinformación rusa "es una inversión a largo plazo y podría volverse muy, muy tóxica", alertó Huberta von Voss, directora ejecutiva de la oficina en Alemania del Instituto para el Diálogo Estratégico, una organización que estudia el extremismo y la desinformación rusa, a The Washington Post. Paralelamente, un estudio del Centro de Política Europea expuso que "las mentiras sobre los refugiados ucranianos y los esfuerzos por capitalizar los temores de los europeos no han logrado polarizar ni moldear el discurso público hasta ahora", aunque la proporción de información que es hostil hacia los refugiados ucranianos "está aumentando y generando una mayor participación en las redes sociales".

Foto: Una pantalla gigante en Moscú, después de los referéndums ilegales del Donbás. (EFE/Yuri Kochetkov)

La desinformación en redes sociales tiene un efecto más allá de estas y en Estonia, la emisora Delfi publicó un artículo sobre las enfermedades que propagan los ucranianos en el país. Por otro lado, el tabloide británico Daily Mail hablaba de casos en los que una refugiada le había "robado" el marido a una británica. En algunas ciudades de Alemania como Leipzig, donde tienen lugar las manifestaciones semanales contra la gestión de las ayudas a los refugiados y las sanciones contra Rusia, alguien pintó grafitis amenazadores en los centros donde se hospedan los ucranianos que huyen de la guerra en su país.

Para Rusia, la herramienta más efectiva para dividir a los europeos pasa por su propaganda y el propio aumento de la migración forzada provocada por la guerra. "El euroescepticismo, el populismo de derecha y el ascenso de partidos que han instrumentalizado a los refugiados en su discurso es un efecto muy inteligente e indirecto de armar la migración", sostiene Iulia-Sabina Joja, del Middle East Institute, a la revista TIME.

Foto: Logo de RT, antigua Russia Today. (Reuters)

Como apuntaba Marcus Engler, analista de políticas de migración forzada, una parte del futuro de estas estrategias dependerá de la gestión futura de los gobiernos europeos. El Ministro de Integración de Irlanda, Roderic O'Gorman, es uno de los políticos que ya se ha pronunciado sobre el cambio de una parte de la opinión pública desde el inicio de la invasión de Ucrania. "Todos estamos experimentando presiones debido a la crisis energética y eso es un subproducto de las tácticas que está usando Vladímir Putin, por lo que existen algunas preocupaciones", apuntaba.

A pesar de los retos, como en el caso de Irlanda, de la falta de viviendas y de centros para acoger a todos los refugiados ucranianos, el ministro apuesta por la claridad para hacer frente a lo que puede venir este invierno. "Mientras que anteriormente pudimos acomodar rápidamente a las personas, ese no siempre será el caso en el futuro. Habrá momentos en los que tendremos que decirles a los ucranianos: 'si están seguros donde están, deberían quedarse allí o buscar otro estado miembro en lugar de Irlanda'".

Michal es un tendero de 50 años que trabaja al lado del aeropuerto polaco de Rzeszow, convertido en uno de los principales hub o centro logístico de la ayuda occidental a Ucrania. La semana pasada afirmaba a El Confidencial que estaba muy orgulloso del papel que ha tenido su pequeña ciudad en el apoyo a los ucranianos, aunque hacía referencia a los movimientos en algunos países europeos contra la llegada de los refugiados. "En República Checa ves ya a algunos que están cansándose de los ucranianos". Michal se refería a las recientes manifestaciones en Praga que han llegado a congregar a unos 100.000 manifestantes, de extrema derecha y extrema izquierda, bajo el lema Czech Republic First para "acabar con la dilución de la nación".

Conflicto de Ucrania Refugiados Vladimir Putin
El redactor recomienda