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El viaje de Michel a China se envenena en el momento de máxima tensión en Pekín
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PROTESTAS CONTRA XI

El viaje de Michel a China se envenena en el momento de máxima tensión en Pekín

El presidente del Consejo Europeo pensaba que se había apuntado un tanto siendo el segundo líder europeo en viajar a Pekín. Ahora su visita se ha envenenado por las protestas

Foto: Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, durante una cumbre virtual con China. (Reuters)
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, durante una cumbre virtual con China. (Reuters)

La semana pasada la oficina de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, anunciaba que el belga viajaría este 1 de diciembre a China para reunirse con el recientemente reelegido y reforzado presidente, Xi Jinping. Era un momento fundamental para él y su equipo, obsesionados desde 2019 en competencia con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, era una victoria. Después del criticado viaje a Pekín de Olaf Scholz, canciller alemán, hace solamente algunas semanas, Michel acudía a la capital china como representante de toda la Unión Europea.

Pero lo que Michel esperaba que fuera un éxito, un impulso a su imagen, con un mano a mano con Xi, siendo el primero de la cúpula de la UE y representando a todo el club, que es el papel que más le gusta al presidente del Consejo Europeo, se ha convertido rápidamente en un regalo envenenado. China atraviesa uno de los mayores movimientos de protestas desde 1989, fundamentalmente universitarios que se movilizan contra la política de “covid cero” que ha estado en el centro de la política de Xi y del Partido Comunista de China desde que a finales de 2019 se detectaran los primeros casos de coronavirus en la ciudad de Wuhan.

Foto: Protestas en China. (Reuters/Casey Hall)

Justo en el momento de máxima tensión es cuando aterriza Michel en Pekín. La visita ya tenía ciertas fisuras. El equipo del presidente del Consejo Europeo ha sufrido a la hora de explicar con qué intención viajaban. Fuentes europeas señalaban que tenían un mandato claro, pero lo cierto es que la última discusión que los jefes de Estado y de Gobierno debatieron sobre qué postura tomar ante Pekín, en una cumbre el pasado mes de octubre, se hizo sin conclusiones para facilitar el diálogo porque las posturas son muy diferentes entre las capitales e intentar acordar un texto común iba a hacer todo mucho más complicado.

Otra de las importantes fisuras es que Michel viaja solo. Y detrás de esa decisión está la rivalidad con Von der Leyen que está empezando a afectar al buen funcionamiento de la cúpula institucional. Muchos de los asuntos que interesan a China tienen que ver con materia comercial y la competencia está únicamente en manos de la Comisión Europea y su presidenta.

placeholder Charles Michel durante un Consejo Europeo en Bruselas. (Reuters)
Charles Michel durante un Consejo Europeo en Bruselas. (Reuters)

Una tarea difícil

No se está pidiendo a Michel que cancele el viaje a la capital china, aunque algunos diplomáticos europeos se sentirían más cómodos si hubiera abandonado la idea. Lo que sí quieren es que presione a Xi. “Michel debe hacer de las protestas un problema”, ha defendido Reinhard Bütikofer, eurodiputado alemán de Los Verdes y una de las voces más autorizadas dentro de la Eurocámara. “Debería repetir la oferta de ayudar a China proporcionando vacunas covid europeas. Al mismo tiempo, debería presentar un mensaje inequívoco a Xi Jinping de que la UE está preparada para incluir cualquier política de represión de las protestas en la agenda de los foros internacionales e imponer sanciones adicionales si es necesario”, señala Bütikofer.

El trabajo de Michel y su equipo ya era difícil antes de que estallaran las protestas, porque dar con el tono adecuado era enormemente complicado: al mismo tiempo, mostrar preocupación por una Pekín cada vez más agresiva y autoritaria, y señalar que Europa sigue abierta al comercio y no tiene la intención de participar activamente en la división del mundo en dos. Pero es que hasta ese último mensaje es últimamente confuso: la línea argumental de la Unión cambia a veces de una semana a otra. Unos días el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, señala que hay una lucha entre sistemas y al siguiente se intenta contrarrestar la idea de un mundo bipolar.

Ahora, además, el presidente del Consejo Europeo viaja a Pekín con la presión de las protestas y la represión del Partido contra las muestras de descontento, deteniendo a manifestantes y periodistas. Pero la idea de presionar a Xi es mucho más difícil de lo que parece. China se enfurece ante cualquier mínima crítica y va a poner muy complicado a Michel mantener el equilibrio: debe intentar lanzar un mensaje crítico para salvar su misión a Pekín de cara a los “halcones” dentro de la Unión, pero al mismo tiempo debe evitar cabrear al gigante asiático.

La semana pasada la oficina de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, anunciaba que el belga viajaría este 1 de diciembre a China para reunirse con el recientemente reelegido y reforzado presidente, Xi Jinping. Era un momento fundamental para él y su equipo, obsesionados desde 2019 en competencia con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, era una victoria. Después del criticado viaje a Pekín de Olaf Scholz, canciller alemán, hace solamente algunas semanas, Michel acudía a la capital china como representante de toda la Unión Europea.

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