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Cuidado, Sunak: la City ya se prepara para un Gobierno laborista en UK
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Está todo el 'fish and chips' vendido

Cuidado, Sunak: la City ya se prepara para un Gobierno laborista en UK

El líder de la oposición, el moderado Keir Starmer, opera ya como un "Gobierno a la espera" y está siendo entrenado por Tony Blair y Gordon Brown, creadores del exitoso Nuevo Laborismo que triunfó en 1997

Foto: Keir Starmer, el líder laborista. (EFE/Adam Vaughan)
Keir Starmer, el líder laborista. (EFE/Adam Vaughan)

Cientos de líderes empresariales han pagado una entrada que ronda las 600 libras por cabeza para acudir a un evento el próximo mes de diciembre, patrocinado por HSBC, en el que participarán el líder de la Oposición, Keir Starmer, su portavoz de Economía, Rachel Reeves, y el de Negocios, Jonathan Reynolds. Canary Wharf, en el este de Londres, no es un bastión laborista tradicional. Por lo tanto, el éxito de la convocatoria revela hasta qué punto la City ve como una opción cada vez más real un cambio de ciclo en las próximas generales en el Reino Unido.

Mientras los conservadores eligen al tercer primer ministro en apenas dos meses y siguen autodestruyéndose en su particular guerra civil, las filas de Starmer se muestran cada vez más unidas y están preparándose seriamente para recuperar el poder perdido en 2010. Tras el nombramiento de Rishi Sunak como nuevo líder 'tory', la ventaja de la Oposición en los sondeos ha disminuido algunos puntos. Sin embargo, los laboristas siguen como grandes favoritos y, lo más importante, despiertan más credibilidad en la cuestión económica. Y eso es clave.

Foto: Rishi Sunak, primer ministro de Reino Unido. (Reuters/Henry Nicholls)

Los conservadores venían alejándose de las grandes empresas mucho antes del desastroso 'mini presupuesto' de la fugaz Liz Truss. La votación del Brexit de 2016 provocó un cambio en la actitud del partido hacia las multinacionales, que se resume con un célebre comentario realizado por Boris Johnson. "Que se jodan los negocios", llegó a decir la 'ambición rubia' cuando le trasladaron las preocupaciones de algunas compañías internacionales respecto al histórico divorcio europeo.

Desde entonces, su base de donantes se había ido inclinando cada vez más hacia los 'hedge funds' y demás creyentes de la economía liberal. Pero la revolución de Truss —con los recortes de impuestos más radicales desde 1972— resultó un gran fiasco. La libra cayó a niveles históricos, obligando al propio Banco de Inglaterra a actuar comprando bonos.

De ahí que la credibilidad económica esté ahora en el corazón de la estrategia laborista. El partido nada tiene que ver ya con la radical imagen que proyectaba su anterior líder, Jeremy Corbyn, bautizado entonces como el 'Pablo Iglesias británico'. Su actual dirigente, Starmer, no es precisamente 'Mr. Carisma', pero es un tipo moderado y meticuloso que despierta confianza e intenta ahora recuperar el voto del centro, que ha quedado huérfano ante el giro cada vez más a la derecha que están protagonizando los 'tories'.

Starmer está incluso tomando notas del manual de Tony Blair y Gordon Brown, los responsables del exitoso 'Nuevo Laborismo' que consiguió arrebatar el poder a los conservadores en las generales de 1997, tras estar 17 años en la oposición. De alguna manera, en Westminster se da por hecho que ahora también va a llegar un nuevo cambio de ciclo.

Foto: Wes Streeting en una conferencia del Partido Laborista en Brighton, Reino Unido. (Getty/Leon Neal)

La portavoz de Economía de la oposición laborista, Rachel Reeves, juega un papel clave dentro de la transformación que vive el partido. La que fuera economista del Banco de Inglaterra está embarcada en una gira de desayunos, almuerzos y cenas con empresarios. Entre las personas con las que se ha reunido en los últimos meses en su oficina de Westminster está Mark Tucker, presidente de HSBC, y Alison Rose, directora ejecutiva de NatWest, dos de los bancos más importantes del país.

La formación tiene ahora un equipo encargado de establecer contactos empresariales con un programa semanal de reuniones individuales y cenas de 'petit comité'. La semana pasada, unos 25 líderes empresariales se reunieron en el club Conduit en Covent Garden para escuchar a Starmer discutir su llamado 'Plan de Prosperidad Verde', con el que quiere convertir al Reino Unido en “una superpotencia de crecimiento verde” con un 100% de energía limpia para 2030. La iniciativa supondrá un “esfuerzo nacional enorme” que, entre otras cosas, "doblará la capacidad eólica británica, triplicará la energía solar y aislará 19 millones de hogares", precisó el propio líder laborista en un reciente discurso. En noviembre, Starmer también ofrecerá una recepción para 100 jefes ejecutivos en la sede de Bloomberg en la City y en diciembre llegará el gran colofón, cerrando el año con el evento en Canary Wharf.

Los planes para destinar 28.000 millones de libras al año en infraestructura verde son, de momento, escasos en detalles. Tampoco está muy claro cuál será la estrategia para atajar el agujero en las finanzas públicas, estimado en hasta 40.000 millones de libras. En cualquier caso, la Confederación de la Industria Británica (CBI, por sus siglas en inglés) internamente ya se refiere a los planes de la oposición como el “Proyecto Laborista”.

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Las encuestas muestran cómo el 32% de los votantes confía en los laboristas para administrar la economía (el doble que los 'tories') y el dinero fluye hacia el partido de Starmer. En las 24 horas posteriores a la renuncia de Truss la semana pasada, se alcanzaron casi 100.000 libras en pequeñas donaciones y 2.000 personas solicitaron su afiliación. Michael Levy, quien recaudó millones de libras para el partido bajo el liderazgo de Blair, está de regreso de cara a los próximos comicios, previstos para 2024. “Estoy teniendo un gran éxito”, aseguraba a los medios británicos. “Keir [Starmer] es visto como un hombre íntegro”, apunta.

Según los sondeos, el partido también ha recuperado la confianza en el llamado Muro Rojo del norte de Inglaterra, donde muchos distritos que votaban al laborismo desde la II Guerra Mundial lo abandonaron en las generales de 2019 por Boris Johnson y su promesa de ejecutar el Brexit.

La ejecutiva laborista se está preparando tan en serio su vuelta al poder que en las reuniones del llamado 'gabinete en la sombra', los aspirantes a ministros se sientan en las posiciones que ocuparían alrededor de la mesa del gabinete real en el Número 10. También se han establecido una serie de grupos de política interdepartamentales, que reflejan la estructura de los subcomités del gabinete. Y el propio Starmer tiene su propia versión del 'maletín rojo' ('red box') en la que sus asistentes colocan los documentos que necesita leer cada noche.

Las “conversaciones de acceso” oficiales entre la oposición y el servicio civil, que suelen preceder a las elecciones generales, aún no han comenzado. Pero Starmer y Rachel Reeves ya han mantenido reuniones con altos cargos del Banco de Inglaterra para discutir la situación económica. Eso sí, el historiador constitucional Lord Hennessy de Nympsfield asegura que “el Gobierno es como el sexo, no sabes si eres bueno hasta que lo pruebas”. Y el 'gabinete en la sombra' está ahora lleno de políticos vírgenes.

Foto: Rishi Sunak en el número 10. (Reuters/Henry Nicholls)

Solo dos representantes —Yvette Cooper, portavoz de Interior, y Ed Miliband, portavoz del cambio climático— han ocupado antes cargos de relevancia. De hecho, el propio Miliband fue en su día líder de la formación. De ahí que ahora los aspirantes a ministros estén recibiendo clases del reputado 'think tank' Institute for Government para entender a la perfección cómo sacar el máximo partido de la maquinaria de Whitehall.

En cualquier caso, una semana en política es un mundo y en el Reino Unido supone ya toda una eternidad. Por lo tanto, nadie se atreve a dar nada por hecho. Y el mandato de Sunak —el primer inquilino de Downing Street de origen indio, el más joven en dos siglos y el primero en ser más rico que el propio rey— puede dar aún mucho que hablar.

Los aliados de Starmer admiten que su imagen pública está más cerca de la de Sunak que de la de Truss o Johnson. Ambos son moderados, meticulosos en los detalles y cautos. Por lo tanto, más allá del diferencial ideológico, quieren hacer una distinción a nivel personal, presentando al actual primer ministro como un “tipo raro millonario” que jamás conectará con el pueblo y a Starmer como un “padre comprensivo y de centro”.

Cientos de líderes empresariales han pagado una entrada que ronda las 600 libras por cabeza para acudir a un evento el próximo mes de diciembre, patrocinado por HSBC, en el que participarán el líder de la Oposición, Keir Starmer, su portavoz de Economía, Rachel Reeves, y el de Negocios, Jonathan Reynolds. Canary Wharf, en el este de Londres, no es un bastión laborista tradicional. Por lo tanto, el éxito de la convocatoria revela hasta qué punto la City ve como una opción cada vez más real un cambio de ciclo en las próximas generales en el Reino Unido.

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