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"Peor que el asalto al Capitolio": las voces que alertan de lo que puede pasar en Brasil
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El domingo más tenso

"Peor que el asalto al Capitolio": las voces que alertan de lo que puede pasar en Brasil

Organizaciones internacionales como HRW llevan meses advirtiendo sobre la posibilidad de Bolsonaro no reconozca los resultados electorales y provoque un estallido de violencia

Foto: Protesta a favor del derecho a portar armas. (Reuters/Adriano Machado)
Protesta a favor del derecho a portar armas. (Reuters/Adriano Machado)

Un sistema electoral puesto en duda constantemente por uno de los candidatos, un altísimo nivel de polarización política, una población con mayor acceso a las armas de fuego, una cantidad nunca vista de desinformación corriendo por las redes sociales del país y un probable resultado ajustado en el horizonte. Hace tiempo que los ingredientes para un estallido en las elecciones presidenciales brasileñas están puestos sobre la mesa y hay voces que llevan meses alertando sobre la posibilidad de que se repitan escenas similares —o incluso peores— a las vistas durante el asalto al Capitolio de Washington tras la derrota de Donald Trump en las urnas.

Este domingo, Brasil decidirá cuál volverá a ser su jefe de Estado durante los próximos cuatro años, el actual presidente ultraderechista Jair Bolsonaro o el histórico líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. La incógnita que atormenta a muchos es si el primero aceptará unos resultados electorales que no le den la victoria. Razones para dudar sobran. Bolsonaro lleva años cargando contra el sistema de votación electrónica del país, asegurando, sin presentar prueba alguna, que se ha utilizado en el pasado para cometer fraude. El pasado 18 de septiembre, aseveró que si no obtiene el 60% de los votos, será porque "algo anormal aconteció dentro del Tribunal Superior Electoral", en alusión a la máxima autoridad electoral brasileña. Como resultado de este tipo de declaraciones, la mayoría de sus seguidores cree que es posible que haya juego sucio en las urnas, a pesar de que no existe registro alguno de un incidente de este tipo.

Foto: Jair Bolsonaro. (EFE/Guilherme Dionísio)
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Las acusaciones infundadas del presidente brasileño coinciden con un ambiente de polarización y violencia política sin precedentes desde la vuelta de la democracia al país. De acuerdo con reportes de AP, Ordem Dourada do Brasil, un grupo ultraderechista simpatizante de la antigua dictadura militar (1964-1985), ha publicado múltiples vídeos en los que promete ir a la guerra "si es necesario", criticando el sistema de votación de Brasil y llamando a los brasileños a tomar las calles en apoyo de Bolsonaro. Tres simpatizantes de Lula han sido asesinados por sus posturas políticas, uno de ellos —un tesorero local del partido— en julio y otros dos en septiembre.

Cada semana, las autoridades brasileñas reciben informes de ataques por motivos políticos. Investigadores de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro contabilizaron 212 episodios de violencia política entre julio y septiembre de 2022, un 70% más que en el mismo período previo a las elecciones municipales de 2020. Roberto Jefferson, un excongresista y aliado de Bolsonaro fue acusado el pasado domingo de intento de asesinato por las autoridades de Río de Janeiro después de que atacara a agentes de la Policía Federal con un rifle y una granada.

La violencia política no es una novedad en el país. El propio presidente Jair Bolsonaro fue apuñalado durante las elecciones de 2018. Sin embargo, existe un factor añadido en estas elecciones especialmente preocupante: un incremento drástico en el número de armas de fuego. Según la ONG Sou da Paz, el número de personas registradas con licencias para caza, tiro y colección (CAC, en portugués) era de 673.000 en julio de 2022, un incremento de casi 500% desde que Bolsonaro, quien ha facilitado considerable su distribución, llegó al poder en 2018. Junto con otros tipos de licencias de armas privadas para miembros del ejército y funcionarios públicos, Sou da Paz estima que en julio de 2022 había 2,7 millones de armas de fuego adquiridas legalmente en manos de ciudadanos brasileños, más del doble que en 2018.

Foto: Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro, días antes de la segunda vuelta de las elecciones brasileñas. (EFE/Sebastiao Moreira)

Paralelamente, las instituciones de Brasil están teniendo que lidiar con un torrente de desinformación que ha desatado todas las alarmas. Las denuncias constantes de manipulación de votos y corrupción, incluso de canibalismo, satanismo y zoofilia, llevan meses inundado las redes brasileñas y se han intensificado especialmente en la recta final de la campaña. El 20 de octubre, la Corte Suprema brasileña aprobó una resolución que otorga al Tribunal Electoral del país (TSE) la facultad de ordenar a las plataformas de redes la eliminación en un plazo de dos horas de las noticias demostrablemente falsas relacionadas con las elecciones. Una decisión que ha sido recibida con furia desde el bolsonarismo, que señala la medida como una nueva evidencia de la supuesta conspiración contra el presidente.

En este contexto, las organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos con presencia en Brasil llevan meses colaborando en una campaña para visibilizar estos problemas. Los objetivos son dos: transmitir al mundo que el sistema electoral brasileño es fiable y que es vital que la comunidad internacional reconozca, tan pronto como sean publicados oficialmente, los resultados de la elección. Human Rights Watch (HRW) ha sido una de las ONG más activas, con frecuentes reuniones con líderes políticos de todo el mundo en las que advierten de las maniobras de Bolsonaro y sus posibles consecuencias. En entrevista con El Confidencial, Maria Laura Canineu, directora de Brasil de la división de las Américas de HRW, explica la labor que han realizado y lanza un preocupante prospecto sobre lo que puede ocurrir después de este domingo en el país.

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PREGUNTA. ¿De dónde surge esta iniciativa de mantener contacto con múltiples Gobiernos internacionales para poner el foco sobre los ataques de Jair Bolsonaro contra el sistema electoral brasileño?

RESPUESTA. Dados los reiterados intentos del presidente Bolsonaro de poner el duda el sistema electoral del país y de sus múltiples acusaciones infundadas de fraude, varias organizaciones internacionales con oficinas en Brasil (HRW, Transparencia Internacional, Amnistía Internacional, Greenpeace y WWF, entre otros) nos unimos. Todos hemos estado trabajando en Brasil durante décadas de democracia y todos estamos preocupados por el futuro de la democracia en el país. Formamos este grupo informalmente y comenzamos a reunirnos con muchos de los embajadores para discutir lo que está en juego en estas elecciones.

Para nosotros, era importante transmitir el mensaje de que el sistema electoral en Brasil es muy sólido y sus garantías electorales son independientes. Y creemos que hay muchos países que han visto los problemas con las elecciones en diferentes países de Latinoamérica, como Venezuela, y pueden creer que ningún sistema electoral de la región es verdaderamente independiente. Este no es el caso en Brasil. Nuestro sistema es sólido y confiable. No se ha producido ningún caso probado de fraude desde que las máquinas de voto electrónico entraron en funcionamiento en el año 2000. Es el mismo sistema que ha permitido que el propio Bolsonaro haya sido elegido cinco veces en el Congreso. No hay justificación para este tipo de reclamos.

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P. ¿Podría dar un ejemplo de qué tipo de acciones HRW y el resto de organizaciones han realizado en los últimos meses para visibilizar el problema?

R. El pasado mes de julio, Bolsonaro invitó a múltiples embajadores internacionales al Palacio de Planalto, en Brasilia, e intentó convencerlos de que el sistema electoral brasileño era defectuoso. YouTube se vio obligado a borrar el vídeo del encuentro de su plataforma debido a la cantidad de desinformación que propagaba el presidente. Nosotros nos adelantamos. Dos días antes del evento, nos habíamos reunido con los embajadores para transmitirles que nada de lo que iban a escuchar tenía sentido. Esa es nuestra labor. Es importante educar, porque inversores y diplomáticos pueden no saber exactamente cómo funciona el sistema electoral y es importante que transmitan a la comunidad internacional el mensaje de que los resultados son fiables en Brasil.

P. Tras obtener un mejor resultado de lo esperado en la primera vuelta de las elecciones, ¿ha cambiado en algo la actitud de Bolsonaro?

R. Bolsonaro ha continuado poniendo en duda la fiabilidad del sistema electoral brasileño en la recta final de la segunda vuelta. Esto es especialmente peligroso porque nos hallamos en medio de un ambiente electoral enormemente polarizado. Muchos brasileños temen por su seguridad al expresar sus opiniones políticas, periodistas que cubren los comicios han sido acosados, se ha producido un aumento drástico de la violencia política. El expresidente de la autoridad electoral ya alertó en julio que un incidente aún peor que el asalto al Capitolio estadounidense podría ocurrir en Brasil.

Foto: Debate entre Lula y Bolsonaro. (EFE/Sebastião Moreira)

P. A lo largo de las últimas décadas, las instituciones electorales brasileñas han demostrado una considerable independencia y resistencia ante maniobras como las que ahora intenta Bolsonaro. ¿Cree que resistirán este último envite?

R. Es cierto que las instituciones brasileñas han demostrado hasta ahora su fortaleza, pero esta vez la situación podría ser diferente. Nunca habíamos tenido tanta gente portando armas en Brasil y eso es muy peligroso. Después de que Bolsonaro facilitara mediante varios decretos su adquisición e incitara a sus seguidores a comprarlas, el número de civiles con armas de fuego de civiles ha aumentado un 40% desde 2020. Hoy en día, hay cerca de 3 millones de armas en manos privadas en Brasil. A esto hay que sumar el mayor clima de desconfianza de la historia reciente y la propagación masiva de informaciones falsas en redes sociales. Es un ambiente totalmente nuevo en Brasil y esa es nuestra preocupación.

P. Tras el asalto al Capitolio en 2018, compañías de redes sociales como Twitter y la actual Meta prometieron un mayor compromiso para combatir la desinformación electoral. Sin embargo, ha sido uno de los principales problemas de la campaña en Brasil.

R. Lo que está en juego en esta elección no podría ser mayor. Y creemos que las compañías de redes sociales tienen que estar a la altura de las circunstancias y cumplir con sus responsabilidades. Hay una enorme cantidad de desinformación difundiéndose en estos momentos. Durante la primera ronda, las acusaciones de fraude corrieron como la espuma en estas plataformas. Aplicaciones como WhatsApp e Instagram se han convertido en el lugar donde las campañas políticas y los debates públicos tienen lugar y las encuestas tradicionales no han podido evaluar realmente el poder de estos mensajes sobre los votantes. Esa es la realidad. No sabemos qué va a pasar en la segunda votación, pero sabemos que las plataformas de redes sociales en Brasil, como en otros lugares del mundo, no han cumplido con su responsabilidad.

Un sistema electoral puesto en duda constantemente por uno de los candidatos, un altísimo nivel de polarización política, una población con mayor acceso a las armas de fuego, una cantidad nunca vista de desinformación corriendo por las redes sociales del país y un probable resultado ajustado en el horizonte. Hace tiempo que los ingredientes para un estallido en las elecciones presidenciales brasileñas están puestos sobre la mesa y hay voces que llevan meses alertando sobre la posibilidad de que se repitan escenas similares —o incluso peores— a las vistas durante el asalto al Capitolio de Washington tras la derrota de Donald Trump en las urnas.

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