Vatican Mall, el centro comercial de lujo que indigna a algunos cardenales
No comparten la imagen que da abrir un centro comercial en el corazón simbólico de una Iglesia que quiere cambiar su imagen mundana para volverse más evangélica
A dos minutos andando de la plaza de san Pedro y de los soportales donde duermen algunos 'sin techo', y prácticamente a la misma distancia de las duchas que para ellos mandó construir en 2014 el papa Francisco, en los baños para peregrinos que alberga la colosal columnata de Bernini, el próximo mes de noviembre abrirá sus puertas Vatican Mall, un centro comercial de lujo que antes de su inauguración ya ha tenido que salir a desmentir que sea 'de lujo', sin que haya conseguido disipar esa sospecha.
Con una superficie total de 11.000 metros cuadrados (de los cuales 5.000 son para la galería comercial, con su medio centenar de tiendas, restaurantes e incluso una sala de exposiciones, y 6.000 para aparcamiento y almacenes), que espera acoger a unos 10.000 turistas al día, Vatican Mall es un proyecto de un grupo de empresarios italianos con una inversión inicial de 15 millones de euros, que gestiona la empresa Gasak SRL, y cuyas instalaciones han sido alquiladas a otra empresa que, a su vez, las había arrendado al dicasterio (ministerio) para la Evangelización de los Pueblos que preside uno de los considerados sucesores de Jorge Mario Bergoglio, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle.
Críticas al posible sucesor del Papa
A algunos dentro, pero también fuera del Vaticano, les chirría ese centro comercial que luce en su logo la cúpula de San Pedro y la columnata de Bernini, porque no deja de ser un tanto incoherente con “la Iglesia pobre para los pobres” con la que dice soñar el Pontífice argentino, y vierten solapadamente sus críticas contra el cardenal filipino. Otros no dejan de ver tampoco que es una buena ocasión no solo para erosionar la figura de un Papa que tiene casi más enemigos dentro que fuera de la Iglesia y arrojarle a la cara sus posibles incoherencias, a él, que es tan crítico con un sistema económico basado en un consumo desaforado “que mata y descarta”, sino también para debilitar la candidatura de un papable asiático como Tagle, de un continente del que se espera un cierto reverdecimiento del cristianismo, y seguidor de las reformas eclesiales emprendidas por Bergoglio.
“No nos representa”, señalaron anónimamente algunos cardenales en los medios italianos a modo de bienvenida del Vatican Mall. No comparten la imagen que da abrir en el corazón simbólico de una Iglesia que quiere cambiar su imagen mundana para volverse más evangélica un centro comercial que, según anuncia su propia página web, albergará “50 tiendas que acogerán una selección de marcas ‘made in Italy’ e internacionales con un fuerte espíritu creativo y artesanal, desde la ropa hasta los accesorios y el calzado, pasando por la joyería, las creaciones para el hogar, los cosméticos e incluso la comida y el vino en el pabellón gastronómico”.
'Glamour' social, la caridad sin pobres a la puerta
Y tampoco ‘cuela’ que el grupo empresarial que está detrás vaya a poner en marcha lo que denominan ‘glamour’ social, a cargo de la actriz catarí Annamaria Spina, una especie de laboratorio de ideas sociales para la realización de diversas campañas humanitarias con las que Spina está comprometida desde hace tiempo en el campo de la reivindicación de los derechos y protección de las mujeres. Ese ‘glamour’ social les huele a la obligada cuota caritativa del negocio sin tener que invitar a comer los domingos a los menesterosos que pululan por la Via della Conciliazione.
Por eso, aunque hasta ahora no ha habido ningún pronunciamiento oficial por parte del Vaticano, este malestar ha obligado a la empresa gestora a emitir un comunicado que sí ha sido publicado íntegramente en el 'Avvenire', el diario de la Conferencia Episcopal de Italia (y el Papa es el obispo de Roma, no lo olvidemos).
"No pertenece al Vaticano"
En primer lugar, la empresa quiere aclarar que “Vatican Mall no será un centro comercial de lujo, sino que albergará las mejores marcas, y el término no significa pertenecer a la franja de lujo, sino ofrecer productos con una correcta relación calidad-precio”, lo que tampoco ha dejado muy satisfechos a sus críticos.
En segundo lugar, respecto a la connotación ‘tax free’ de las tiendas, la empresa asegura que “en el Vatican Mall no se podrán realizar compras genéricas con exención de IVA, sino que se aplicará el principio de derecho vigente en todo comercio que aplique el mecanismo 'tax free”, es decir, que “solo los clientes extracomunitarios en posesión de una tarjeta de embarque para un país no europeo podrán beneficiarse del régimen de exención de impuestos”.
Por último, la empresa afirma con rotundidad que Vatican Mall “no pertenece al Vaticano, sino que está gestionado por Gasak SRL, una empresa italiana que paga el alquiler de los locales a Terminal Vaticano Roma, otra empresa italiana”. Que es, en definitiva, quien arrienda los locales al organismo que preside el cardenal Tagle, lo que lleva a preguntarse si, en definitiva, son otros los que están haciendo negocio a costa de las misiones, que es uno de los territorios de evangelización encomendados al filipino. Sobre esto, aún no hay respuesta.
Jubileo de 2025: oportunidad para hacer caja
En todo caso, también están los que se preguntan si en el fondo no será el propio Vaticano quien también quiere hacer algo de caja después del descalabro de cuentas que supusieron para sus arcas los dos años de parón a causa de la pandemia. Este 2022, está previsto que la Santa Sede cierre su ejercicio económico con un déficit de 33 millones de euros, el tercer año consecutivo en números rojos, lo que ha llevado incluso al Papa a recortar, en una decisión histórica, un 10% el sueldo de los cardenales de la Curia, estimado en unos 4.000/5.000 euros mensuales. De hecho, la pretensión de los nuevos responsables económicos nombrados por el Papa es poner en alquiler una parte de las 5.000 propiedades inmobiliarias que tiene la Santa Sede, de las que solo en torno al 20% está en el mercado, según un reciente informe que pretendía ahondar en la transparencia que exige Francisco.
Y a las puertas del Jubileo del año 2025 (la Iglesia católica celebra un año santo de estas características cada 25 años), para cuando se espera que lleguen a Roma 30 millones de peregrinos para ganar las llamadas indulgencias plenarias, un Vatican Mall plenamente operativo puede ser una destacada fuente de ingresos. Como lo será el alojamiento para todos esos millones de peregrinos, buena parte de los cuales lo harán en establecimientos regidos por congregaciones (por cada cuatro hoteles privados en Roma, hay uno gestionado por una orden religiosa).
Y es que la Iglesia, aunque repite siempre que no es de este mundo, sin embargo, sabe también que tiene que ganarse la vida en él. Y aunque no tenga nada que ver con el Vatican Mall, sí hay algo similar en esa búsqueda de rentabilidad en la heladería que, dentro de la Basílica papal de Santa María la Mayor, ha instalado, con todas las bendiciones de su “comisario extraordinario para la gestión económica de la Basílica”, monseñor Rolandas Makrickas, la multinacional suiza Antica Gelateria del Corso, en la que es posible degustar el delicioso nevicata, creado con mimo para conmemorar el ‘milagro’ de la nevada que cayó en la ciudad un lejano 5 de agosto del año 358.
A dos minutos andando de la plaza de san Pedro y de los soportales donde duermen algunos 'sin techo', y prácticamente a la misma distancia de las duchas que para ellos mandó construir en 2014 el papa Francisco, en los baños para peregrinos que alberga la colosal columnata de Bernini, el próximo mes de noviembre abrirá sus puertas Vatican Mall, un centro comercial de lujo que antes de su inauguración ya ha tenido que salir a desmentir que sea 'de lujo', sin que haya conseguido disipar esa sospecha.
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