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Suben las facturas, crecen las fracturas: cómo la crisis energética alimenta a la ultraderecha
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EUROPEAN FOCUS #4

Suben las facturas, crecen las fracturas: cómo la crisis energética alimenta a la ultraderecha

Una 'newsletter' colaborativa de El Confidencial con otros ocho medios europeos para cubrir los temas de actualidad que preocupan a una Europa en crisis

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European Focus

¡Saludos desde Roma!

En Italia todavía estamos asimilando la nueva realidad de habernos convertido en el epicentro de la extrema derecha europea, pero otros países podrían ponerse al día pronto. En Estonia, por ejemplo, el partido EKRE está creciendo prácticamente al mismo ritmo acelerado que la inflación.

Y no es casualidad. Si juntas una crisis compleja y un descontento generalizado, como se está desarrollando ahora en muchos países europeos en reacción al aumento vertiginoso de la factura energética, habrá populistas de derecha tratando de capitalizar la situación.

Echemos un vistazo a Praga y la manifestación "Chequia First". Miremos a Viktor Orbán debutando en Twitter. Nuestra colega de Berlín se pregunta si es de esperar que la extrema derecha alemana crezca en su país junto con las facturas y los europeos nos enfrentamos a la misma cuestión.

Lo bueno es que la historia no se escribirá sin nosotros, o "La storia siamo noi", como decimos en Italia. Hay alternativas. En esta edición, puedes encontrar al menos una, en las calles de París…

  • Francesca de Benedetti. Editora jefe de esta semana

En esta edición, que publicamos en abierto, podrás leer estos temas: Recuperar el país. Ahora sí. Quizá | ¿El próximo ministro de ultraderecha de Europa? | Coalición de los Renuentes | Nonecesitamos combustible ideológico | El número de la semana: 10,400 millones

La versión original en inglés, cada miércoles:

La versión en español, los jueves:

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Recuperar el país. Ahora sí. Quizá

“¡La nación se alza!” exclamaban los organizadores de la manifestación ‘Chequia First’ en Praga a finales de septiembre. “¡Estamos recuperando el país!” En realidad, no tanto. La multitud asistente era la mitad de las 70.000 personas que tres semanas antes “llenaron la plaza de Venceslaus”, una proeza simbólica. Sin embargo, los miles reunidos eran un número sólido. La protesta, que se centró en los altos precios de la energía y el costo de la vida, pero que rápidamente se transformó en una manifestación política general, mantiene su impulso.

“Que los praguenses vean lo cara que es la vida”, dice un hombre de Bohemia Oriental. "Soy de Praga, ¿de qué hablas?", pregunta una mujer cercana. "Apesta en todas partes", coinciden. Los culpables: el Gobierno, Bruselas, Berlín y Washington, ayudando a los ucranianos en lugar de a su propia gente. Los organizadores exigen la dimisión del Gobierno, un acuerdo de gas con Rusia, el fin del apoyo para Ucrania, prohibir las exportaciones de electricidad y el 'Czexit'.

Ladislav Vrábel y Jiří Havel, los hombres detrás de las protestas, se hicieron un nombre en la extrema derecha durante la pandemia, oponiéndose a las restricciones (y difundiendo desinformación, según algunos). Sin embargo, esta es la primera vez que reciben atención nacional. El gran éxito de la primera protesta fue un refuerzo. La extrema derecha, al no haber podido capitalizar la pandemia, ahora siente que puede tener una oportunidad.

Los hogares aún deben recibir facturas de servicios públicos (que se presuponen horribles). Las empresas tienen sus facturas fijas hasta el invierno. El Gobierno ofrece ayudas y topes de precios, la pregunta es si será suficiente. Otras protestas por el costo de la vida han atraído a pocos asistentes. O todas las personas insatisfechas son entusiastas pro-rusas, o “Chequia Primero” desvió todo el descontento. Lo más probable es esto último.

Pero el movimiento se ve empañado por la desconfianza y las disputas mutuas, típicas de la extrema derecha checa. La próxima manifestación está prevista para la fiesta nacional del 28 de octubre. O logran capitalizar aún más la ira de la gente, o es otra "oportunidad perdida" para los ultras.

  • Tomás Brolik. Reportero del semanario Respekt
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¿El próximo ministro de ultraderecha?

El domingo, muchos estonios se reunieron en la Plaza de la Libertad de Tallin para unirse al partido populista de derecha EKRE en una protesta contra los altos costes de la energía. Al evento asistió mucha gente con una angustia genuina.

Con un 25% de inflación, la de Estonia es la más alta de la UE. Gran parte se alimenta de las facturas de electricidad que siguen creciendo a un ritmo aparentemente inagotable. Lo mismo está pasando con la popularidad de EKRE, y aún ni siquiera ha llegado el invierno. Los medios de comunicación están llenos de anuncios que presentan las promesas del líder del partido, Martin Helme, de poner la electricidad a una fracción del coste actual. El 5 de marzo, habiendo pasado un durísimo invierno, los estonios votarán en elecciones generales.

Muchos creen que lo que está pasando con las facturas es resultado del ataque de Putin a Ucrania. Esto es lo que no deja de señalar la primera ministra liberal de Estonia, Kaja Kallas. Ha tenido buena popularidad, pero ahora está a la defensiva y pronto podría perder su ventaja ante Helme, quien dice que Kallas y Ursula von der Leyen, no Putin, son los responsables del aumento de los precios.

En declaraciones a European Focus, Kaja Kallas dijo que Estonia, que limita con Rusia, estaría políticamente sola en Occidente si fuera dirigida por la extrema derecha. "Con un vecino tan agresivo, seríamos extremadamente vulnerables".

Su partido no puede culpar de todo lo que está pasando en los sondeos a los mensajes engañosos de Helme y sus aliados. El Partido Reformista ha estado en el Gobierno desde 1999 —con excepción de cinco años—. Muchos expertos se han quejado de que Estonia ha tenido una política energética sin rumbo durante todo este tiempo. El resultado es un pobre ‘mix energético’ con muy pocas energías renovables y demasiada dependencia de otros países.

La consecuencia puede ser que el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, gane un aliado más en la mesa de toma de decisiones de Europa.

  • Herman Kelomees. Redactor de Delfi

Coalición de los reacios

Viktor Orbán utiliza Twitter para hacer frente a la crisis energética de Hungría. Esta es la única explicación lógica de por qué se acaba de unir a la plataforma, por qué se comunica completamente en inglés y por qué buscaba a su amigo Donald Trump con un meme de Travolta confundido. Quiere ganar audiencia internacional para su causa.

El primer ministro húngaro está tratando de mantener su popularidad con gasolina barata, que solo puede financiar porque el petróleo ruso que llega por oleoducto es mucho más barato que el de transporte marítimo. Orban ha construido su éxito económico hasta ahora sobre las importaciones de energía rusa. El presupuesto del país no puede pagar la tan necesaria transición lejos de las empresas de Putin. Por eso debe aprovechar todas las oportunidades y utilizar todas las plataformas para presionar contra las sanciones europeas, que considera la raíz de todos sus problemas. Su dependencia lo vuelve más agresivo que nunca.

  • Márton Gergely. Editor jefe de HVG
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No necesitamos combustible ecológico

Matthias Quent es sociólogo y experto en extrema derecha. Es profesor de la Universidad de Alemania Oriental Magdeburg-Stendal, donde también cofundó el Instituto de Cultura Democrática.

PREGUNTA: Con respecto a las recientes manifestaciones de derecha en la parte oriental de Alemania, ¿son más bien un levantamiento "de base" u organizado por algunos actores centralizados?

RESPUESTA: Es un poco de ambos. El 8 de octubre hubo una gran manifestación llamada “Seguridad energética y protección contra la inflación: nuestro país primero”, organizada por el partido de extrema derecha alemán AfD con más de 10.000 personas en Berlín. Pero fue la única: en su mayoría vemos manifestaciones descentralizadas que forman parte de redes que surgieron durante la pandemia.

P: ¿Puede la enorme ayuda financiera del gobierno calmar esas protestas?

R: Lo que estamos viendo ahora no son protestas sociales, sino nacionalistas. Están haciendo campaña contra los migrantes, así como contra las medidas de prevención del covid y mezclándolo con el tema de la energía.

Por supuesto, una buena política social es extremadamente importante para evitar el descontento entre aquellos que aún no se identifican como de extrema derecha, un descontento que puede ser instrumentalizado por actores nacionalistas. Sin embargo, el nacionalismo está presente de todos modos, no necesita una crisis energética para surgir.

También habrá verdaderas protestas sociales durante el próximo fin de semana por parte de grupos de izquierda que intentarán diferenciarse claramente de supuestas protestas sociales de derecha.

P: ¿Cómo de clave es la influencia rusa en la extrema derecha alemana?

R: Es difícil de decir. El 3 de octubre, Björn Höcke, un exponente de derecha incluso dentro de AfD, pronunció un discurso en el que defendió explícitamente una agenda prorrusa. Por supuesto, un argumento popular de la extrema derecha ya no funciona: abrir el Nord Stream 2. Aunque no hay pruebas de que la influencia rusa haya aumentado en el último año, no parece que la extrema derecha dependa tanto de esta influencia rusa: es fuerte en el este de Alemania de todos modos.

  • Teresa Roelcke. Periodista de Tagesspiegel

El número de la semana: 10,400 millones

En la primera mitad de 2022, Total, la mayor compañía petrolera de Francia, acumuló beneficios de 10.400 millones de euros. Con la guerra en Ucrania, el precio del barril de crudo se ha disparado mientras que los costes de producción se mantienen estables. Esto resulta un margen inaceptable a ojos de la izquierda… y una ocasión perfecta para tratar de capitalizar el asunto energético. El pasado domingo, toda la izquierda francesa se unió, pese a sus divisiones, en una manifestación contra el alto coste de la vida y la inacción climática. ¿Su propuesta principal? Impuestos a los superbeneficios del petróleo.

  • Nelly Didelot. Redactora de Libération

¡Saludos desde Roma!

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