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La geopolítica del camarón antártico: por qué China y Rusia no quieren proteger su pesca
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La geopolítica del camarón antártico: por qué China y Rusia no quieren proteger su pesca

La búsqueda de nuevas fuentes de proteínas ha elevado el interés por el krill, la base de la cadena alimentaria del Antártico, y su pesca masiva puede alterar el ecosistema

Foto: Pingüinos en la Antártida. (Anna Cabre)
Pingüinos en la Antártida. (Anna Cabre)

Montañas de harina empaquetada en bolsas de un metro de altura apiladas en un almacén. Estamos cerca del puerto de Montevideo, Uruguay, dentro del principal centro logístico de Aker Biomarine, una empresa noruega que gestiona alrededor del 65% de la producción mundial de krill antártico.

Los cargamentos de harina producida con este crustáceo, de unos seis centímetros de largo y también llamado 'camarón luminoso', llegan a este almacén después de haber sido procesados a bordo de buques que se dedican a la pesca de arrastre en alta mar alrededor de la Antártida. Desde este almacén, salen cada día envíos a todo el mundo.

"Tenemos tres buques pesqueros operando en la Antártida, y tenemos un buque que se encarga del transporte, el Antarctic Provider. Llega al puerto de Montevideo aproximadamente cada 45 a 60 días", explica Gian Franco Guerrieri, gerente de ventas de Aker Biomarine.

placeholder Montañas de krill en la planta de Aker Biomarine, en Montevideo. (Francesco De Augustinis)
Montañas de krill en la planta de Aker Biomarine, en Montevideo. (Francesco De Augustinis)

Casi todos los sacos de harina de krill del almacén de Aker Biomarine se destinan a la industria de piensos para peces, mientras que una pequeña parte se utilizará para la alimentación de mascotas. Otra pequeña parte de la producción no pasa por aquí, sino que se envía a un centro de producción en Houston, donde la empresa fabrica píldoras de omega 3 para uso humano.

"Por lo general, el 80% de lo que pescamos y de la producción a bordo se destina a la acuicultura y a los alimentos para mascotas", afirma Ragnhild Dragøy, especialista en la crianza de especies acuáticas de Aker Biomarine. "Vendemos en todo el mundo todo lo que producimos. Tenemos mercados en Noruega, en Chile, en Asia, en Australia, en Estados Unidos...".

"No podemos depender de unas pocas fuentes de materias primas. Los recursos marinos son especialmente escasos"

El krill antártico (de nombre científico Euphausia superba) es considerado la base de la cadena alimentaria de ese océano, ya que se alimenta de fitoplancton y transfiere su materia orgánica a especies depredadoras como ballenas, focas, peces, aves y pingüinos. En la década de 1970, la Unión Soviética fue la primera en iniciar la pesca industrial de este crustáceo. En las últimas décadas, su demanda se ha disparado y la producción ha pasado de 104.000 tonaledas en 2001 a 451.000 en 2020, lo que está suscitando preocupación por la sostenibilidad de esta industria. "¿Por qué se empezó a usar para la acuicultura? Porque empezamos a documentar sus efectos, que eran muy beneficiosos", explica Dragøy, de Aker Biomarine.

Una industria alimentaria en crecimiento

En los últimos años, el interés de la industria de alimentación de peces por el krill antártico ha aumentado debido a una búsqueda frenética de fuentes alternativas de proteínas. "¿Cómo podemos reducir nuestra dependencia de los recursos marinos y, al mismo tiempo, aumentar la cantidad de pescado de piscifactoría?", se pregunta Anders Østergaard, especialista en sostenibilidad de BioMar, una de las principales empresas de piensos para peces, que utiliza el krill de Aker Biomarine para algunos productos. "Cada vez habrá más materias primas alternativas diferentes para los piensos para peces, y eso se debe a que no podemos depender de unas pocas fuentes de materias primas. Los recursos marinos son especialmente escasos".

La acuicultura es la industria alimentaria con la mayor tasa de crecimiento: según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), "la producción de animales acuáticos en 2020 fue un 30% superior a la media de la década de los dos mil". La FAO también subraya que "estos resultados se debieron en gran medida a una producción acuícola récord de 87,5 millones de toneladas de animales acuáticos" y se prevé que la acuicultura alcance los 106 millones de toneladas en 2030.

"La búsqueda de nuevos ingredientes para la formulación de piensos es uno de los puntos centrales de la acuicultura"

De hecho, la Unión Europea financia el crecimiento de esta actividad a través del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca y la Acuicultura, que forma parte del Pacto Verde Europeo, y asignó 1.100 millones de euros para proyectos de acuicultura para el periodo de 2014 a 2020.

En el mismo periodo, España tenía previsto invertir más de 273 millones de euros en acuicultura (206 millones financiados por Europa). En 2020, el país alcanzó una producción de 277.000 toneladas, siendo el segundo productor de la UE de dorada y lubina (29.000 toneladas) y el quinto de trucha (15.000 toneladas).

El crecimiento de esta industria, sin embargo, está teniendo profundas consecuencias, dada la sobreexplotación de los recursos marinos que se utilizan para producir harina y aceite de pescado para alimentar a especies carnívoras como el salmón, la trucha, la dorada o la lubina. "La búsqueda de nuevos ingredientes para la formulación de piensos es uno de los puntos centrales de la acuicultura, dado que los recursos como las harinas de pescado son cada vez más escasos", afirma Marco Martinoli, del Consejo Italiano de Investigación Agrícola.

placeholder Krill antártico. (Greenpeace)
Krill antártico. (Greenpeace)

"Como productores de piensos para peces, buscamos alternativas para varios ingredientes que utilizamos, como la harina y el aceite de pescado", corrobora Robert Tillner, director de productos e investigación de la empresa de piensos para peces Aller Aqua. "El krill es uno de los ingredientes que también utilizamos, no en todos nuestros productos, pero sí en algunos específicos, porque también es un ingrediente caro", explica Tillner. "Sobre todo en nuestros piensos para salmónidos, es decir, pienso para truchas y salmones. Ahí es donde lo utilizamos".

Una amenaza creciente para el ecosistema antártico

En los últimos años, diferentes ONG, como Greenpeace, Pew Charitable trusts y la Coalición para el Océano Antártico y Austral (ASOC), han expresado su preocupación por el impacto de la pesca industrial del krill.

El krill "es consumido por una gran variedad de animales en el Antártico, como ballenas, focas, peces, pingüinos y aves marinas voladoras. Ahí abajo, todo depende del krill", afirma Nicole Bransome, de Pew Charitable trusts. Pero, además, siguiendo a Bransome, el krill antártico, al alimentarse de fitoplancton, también desempeña un papel fundamental en la capacidad de los océanos para absorber el carbono de la atmósfera.

"Después del Ártico, la península Antártica es una de las zonas del planeta que se están calentando a mayor velocidad"

Según Javier Arata, director ejecutivo de la Asociación de Empresas Recolectoras de Krill Responsables (ARK), un organismo de autorregulación de la industria pesquera del krill, su pesca no tiene en realidad un impacto significativo en la población de krill. Mostrando los resultados de dos estudios realizados en 2000 y 2019 para controlar la biomasa de krill antártico, Arata afirma que "actualmente existe un consenso acerca de que, entre el año 2000 y 2019, la población se ha mantenido en niveles relativamente similares".

Sin embargo, los científicos independientes que estudian el ecosistema antártico no están de acuerdo. "Existe una variabilidad interanual elevada de la biomasa de krill, pero también hay pruebas de que esta biomasa está disminuyendo con el tiempo, lo que significa que, incluso en los periodos de mayor biomasa, hay menos que en el pasado", advierte Lucas Kruger, investigador del Instituto Antártico Chileno (INACH) en Punta Arenas, al sur de Chile, una base logística para la pesca de krill.

Un estudio publicado en septiembre de 2022 por la Universidad de Concepción (UdeC) y otros institutos de investigación chilenos señala que, para el año 2100, la población de krill "sufrirá una disminución drástica de su biomasa", debido sobre todo al impacto del cambio climático. Según César Cárdenas, otro investigador del INACH, "después del Ártico, la península Antártica es una de las zonas del planeta que se están calentando a mayor velocidad" y el calentamiento está reduciendo el hábitat de diferentes especies, entre ellas el krill.

Foto: El futuro del continente blanco no está garantizado (EFE)

Kruger y Cárdenas citan la pesca de krill como un factor que ejerce presión sobre las poblaciones de krill, especialmente cerca de la península Antártica. "Con la disminución del hielo marino, las flotas pueden pasar más tiempo en la península", afirma Cárdenas. "Eso es lo que nos preocupa en cuanto a los posibles efectos sobre los depredadores que dependen del krill".

En 2020, Kruger publicó un estudio sobre los efectos de la pesca de krill antártico sobre las poblaciones de pingüinos: "En general, en la parte norte de la península Antártica, las poblaciones de pingüinos Pygoscelis están disminuyendo", afirma el investigador. "La biomasa de krill en la parte norte de la península Antártica también está sufriendo cambios, disminuciones locales, en la distribución principal, por lo que hay menos krill disponible".

La pesca de krill seguirá aumentando

Hoy en día operan en la Antártida 12 buques de pesca de krill, que pertenecen a siete empresas, con su origen en cinco países: Noruega y China, de lejos los principales productores, y luego Chile, Corea del Sur y Ucrania.

La pesca del krill antártico está gestionada por la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR), un organismo del Sistema del Tratado Antártico, el acuerdo internacional para la protección del continente creado en 1961.

En 1991, la CCAMLR fijó un límite para la pesca de krill, que permitía a la flota pescar como máximo el 1% de la biomasa total disponible: 620.000 toneladas al año de una biomasa estimada en unos 62 millones de toneladas. Hasta ahora, nunca se ha alcanzado el límite de capturas, aunque en las dos últimas décadas estas han ido aumentando hasta alcanzar el récord histórico de 451.000 toneladas en 2020.

"Aunque Rusia no esté pescando krill ahora, quiere reservarse sus derechos en el futuro"

"Se espera que, con el nuevo sistema de gestión, la cuota pueda aumentar", explica Javier Arata, de la entidad industrial ARK. Según Arata, el sector pretende, en realidad, obtener mayores cuotas de pesca por medio de un nuevo sistema de seguimiento de la población de krill, capaz de identificar los años y las zonas de mayor abundancia, mientras se limitan las extracciones en otros periodos.

"Todas las cifras sugieren que, para mantener poblaciones sanas de depredadores, es muy poco probable que lleguemos al 10% [de la biomasa total de krill]", afirma Arata. "Me atrevería a decir que tal vez [la cuota] sea el doble de la que tenemos, en los años buenos. Pero también habrá años con menos capturas". A la espera de que se eleven los límites de capturas, la industria del krill está dando otros pasos.

En su última presentación corporativa, la empresa noruega Aker Biomarine ha establecido objetivos de crecimiento de hasta el 60% de la producción. Otra empresa noruega, Rimfrost, tiene previsto poner en funcionamiento un nuevo buque de krill este año.

Foto: fin-glaciares-alpinos-ocurrira-deshielo-antartida

El Gobierno chino lleva desde 2016 proporcionando subsidios para desarrollar la industria del krill. En 2022, un nuevo arrastrero chino está a punto de sumarse a los cuatro que ya operan en la Antártida, y se están construyendo dos buques más.

Rusia también está interviniendo: el país dejó de pescar krill en 2010, y en febrero de 2022 Reuters informó de que Rusia "ha anunciado planes para invertir 45.000 millones de rublos (604 millones de dólares) en la pesca [de krill], incluida la construcción de cinco arrastreros de alto tonelaje".

Tanto China como Rusia han vetado repetidamente la creación de nuevas áreas marinas protegidas en la Antártida en los últimos años durante las reuniones de la CCAMLR. Una propuesta para establecer un área protegida en la zona occidental de la península Antártica, un punto de mucha actividad para la pesca de krill, ha sido vetada cada año desde 2017.

"Es una cuestión geopolítica, tienen que dejar esas zonas abiertas", opina César Cárdenas, representante del INACH en la CCAMLR. "Aunque Rusia no esté pescando krill en este momento, quiere reservarse sus derechos en el futuro".

Este reportaje se ha realizado en colaboración con Rob Edwards y The Ferret, con el apoyo del Internews’ Earth Journalism Network y Journalismfund.eu.

Montañas de harina empaquetada en bolsas de un metro de altura apiladas en un almacén. Estamos cerca del puerto de Montevideo, Uruguay, dentro del principal centro logístico de Aker Biomarine, una empresa noruega que gestiona alrededor del 65% de la producción mundial de krill antártico.

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