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Todas las teclas que está tocando Putin para amargarle el invierno a Ucrania
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El miedo como arma de guerra

Todas las teclas que está tocando Putin para amargarle el invierno a Ucrania

Kiev ha vivido una nueva jornada de ataques después de la llegada del primer contingente de soldados rusos a Bielorrusia como parte del acuerdo entre Putin y Lukashenko

Foto: Los equipos de rescate evacúan a los supervivientes de un edificio en Kiev después de los ataques de este lunes. (Reuters/Vladyslav Musiienko)
Los equipos de rescate evacúan a los supervivientes de un edificio en Kiev después de los ataques de este lunes. (Reuters/Vladyslav Musiienko)
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"Quieren destrozar toda la infraestructura de Ucrania, dejar que la gente se congele sin electricidad. Esta no es una guerra contra los militares, es una guerra para la destrucción de los ucranianos". Así resumió Vitaly Klitschko, el alcalde de Kiev, la nueva táctica con la que el presidente ruso, Vladímir Putin, quiere volver a recuperar el control de la narrativa de la guerra tras las sonadas derrotas de sus tropas en el frente. Los ataques con drones contra infraestructuras civiles y la acumulación de tropas en la frontera bielorrusa difícilmente cambiarán el curso de la guerra, pero tienen una misión tan clara como complicada.

"Esta es la estrategia de Rusia para tener un efecto psicológico sobre la población, que tengamos miedo de la llegada del invierno y llevar Ucrania a una crisis humanitaria todavía peor", explica Maria Zolkina, jefa de Estudios Regionales de Seguridad y Conflictos, y experta en conflictos en el Donbás, a El Confidencial.

La ofensiva del lunes es un buen ejemplo. Desde las 6:30 de la mañana, unos 28 drones han sobrevolado los cielos de la capital ucraniana, de los que al menos cinco cumplieron su misión kamikaze atacando objetivos como la sede de una empresa nacional de energía y una estación de calefacción municipal. Además, Rusia también ha lanzado otros ataques con drones y misiles contra infraestructuras en los 'óblast' de Dnipropetrovsk y Sumi.

Foto: Putin y Lukashenko, el mes pasado en Sochi. (Reuters)

Con este tipo de maniobras, el Kremlin también busca interferir en las acciones militares ucranianas generando cortes de electricidad y otras complicaciones operativas. "A pesar de que no es el primer problema para ellos, los servicios de reparación les afectan y la electricidad es necesaria para operaciones logísticas", añadió Zolkina, quien matizó que las reparaciones de las infraestructuras pueden también distraer a las fuerzas y provocar que tengan muchos frentes abiertos.

Sin embargo, insiste la experta, la meta responde claramente a un intento por acabar con la moral de la población civil ucraniana. En algunas regiones del Donbás, en el oriente del país, cientos de personas todavía deben ser evacuadas de manera obligatoria, pero no forzosa, "precisamente porque en esta región no habrá calefacción ni suministro de agua durante el invierno", cuando las temperaturas en el país suelen caer por debajo de cero.

El Gobierno de Ucrania recomienda la evacuación por motivos de seguridad en medio de la contraofensiva ucraniana, pero también por la crisis humanitaria que pueden provocar los problemas de energía y agua. "Rusia quiere aumentar la crisis, que la gente se hiele y que tenga todavía más miedo para forzar a las autoridades ucranianas", continúa Zolkina para este periódico. "Quieren aumentar la presión psicológica para que la gente desee todavía más la paz a cualquier precio y esté dispuesta a negociar en lugar de una ofensiva militar".

placeholder Los restos de uno de los drones que han impactado sobre Kiev este lunes. (EFE/Vadym Sarakhan)
Los restos de uno de los drones que han impactado sobre Kiev este lunes. (EFE/Vadym Sarakhan)

Rusia no quiere amargar solamente el invierno a los ucranianos poniendo en peligro su infraestructura energética, sino convirtiéndolo en una época de terror. En el ataque del lunes pasado y de este lunes, han alcanzado Kiev con drones kamikazes que provienen supuestamente de Irán. La destrucción en algunas partes de la ciudad se contrapone, sin embargo, como una señal de una Rusia cada vez más debilitada.

El juego de amenazas que Putin llevó a su punto más alto con su discurso nuclear pasa ahora por aumentar el sufrimiento de la población ucraniana. "El Kremlin necesita una salida rápida que le permita recuperar el aliento. Congelar la guerra en sus actuales términos territoriales y, con toda seguridad, retomarla más adelante", apunta Nicolás de Pedro, 'senior fellow' en el Institute for Statecraft de Londres, en un hilo de Twitter. El objetivo pasaría por forzar la rendición de Kiev y atemorizar a Europa y Estados Unidos; de nuevo, para ganar algo de tiempo en una invasión que cumple su octavo mes.

Foto: Putin y Lukashenko en un encuentro en Sochi. (EFE)

El impacto social de los ataques con drones sobre la población es precisamente el que Rusia espera. "Han creado una sensación entre las personas de que no se pueden controlar los ataques y que no existe un lugar seguro, que todas las áreas residenciales pueden ser objeto de ataques", subraya Maria Zolkina.

Bielorrusia apoya a Rusia... pero no tanto

Horas antes de la ofensiva rusa sobre la capital, llegaba el primer contingente de militares rusos a la frontera de Bielorrusia tras el acuerdo entre los dos países para "fortalecer la protección y defensa de la frontera", dijo el Ministerio de Defensa de Minsk. La maniobra militar se enmarca en la misión antiterrorista del líder de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ante una supuesta conspiración por parte de Polonia, Lituania y Ucrania "para llevar a cabo sabotajes, ataques terroristas y organizar un motín militar en el país". Este despliegue militar ha aumentado los temores de que las tropas bielorrusas puedan unirse a las fuerzas rusas en la guerra de Ucrania.

Los 9.000 soldados reservistas rusos llegaban a la frontera ucraniana con Bielorrusia como parte del acuerdo para proteger las fronteras. Minsk fue el trampolín para las fuerzas rusas en el inicio de la invasión y los primeros efectivos salieron desde territorio bielorruso. Lukashenko también ha brindado apoyo logístico a las fuerzas rusas, así como atención médica, aeródromos y munición para la ofensiva en el Donbás y Crimea. Sin embargo, Bielorrusia había conseguido mantenerse alejada de una participación directa, al menos hasta ahora.

El acuerdo entre Putin y Lukashenko del pasado lunes convierte Bielorrusia en un país con mucha más relevancia en esta guerra, aunque con pocas expectativas con respecto al poder militar de este país en la invasión. El analista Konrad Muzyka, uno de los observadores que conocen de cerca las fuerzas bielorrusas, sostuvo que las capacidades de este país dejan mucho que desear. Con cerca de 45.000 soldados, la mayoría de ellos son reclutas que hacen el servicio militar de 18 meses, y, como el país no tiene salida al mar, no cuenta con operativos en la marina.

Foto: El puerto de Berdiansk. (Reuters)

Pero el discurso ya ha calado. "Díganle al presidente de Ucrania y a los otros locos que lo del puente de Crimea les parecerán flores si tocan un solo metro de nuestro territorio con sus sucias manos", dijo Alexander Lukashenko el pasado 10 de octubre. Minsk ha impuesto el "régimen de operación antiterrorista" por lo que considera provocaciones de países como Ucrania y, bajo esta misma supuesta amenaza, algunos medios apuntan que ha llevado a cabo una movilización parcial encubierta para reclutar a unas 2.000 personas más para las Fuerzas Armadas.

Los analistas sostienen que hay pocos indicios de que Lukashenko se una a la guerra de Ucrania. "Putin tiene mucha influencia, pero no puede obligar a Lukashenko a cometer un suicidio político. Creo que Lukashenko definitivamente intentará resistir cualquier impulso hacia una guerra total", dijo Artyom Shraibman, analista político bielorruso y académico no residente de Carnegie Endowment for International Peace, a 'The Guardian'.

Por su parte, el analista militar bielorruso dijo a la agencia AP que Lukashenko puede evitar involucrarse en la guerra argumentando que sus tropas limitadas no podrían defender eel país de los miembros de la OTAN Polonia, Lituania y Letonia. Además, a diferencia de los rusos, "los bielorrusos no tienen absolutamente ninguna hostilidad hacia los ucranianos y no entienden el objetivo de esta operación especial. Esto puede dar lugar a que las masas se nieguen a cumplir las órdenes de disparar contra los ucranianos", destacó. No obstante, este domingo ha vuelto a calar el miedo de que otro actor pueda unirse a la guerra. Zelenski acusó a Rusia de querer "arrastrar a Bielorrusia a la guerra" y pidió una misión de observación internacional en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia.

El peligro de una Rusia 'estrangulada'

Con la tensión en su punto más alto en las fronteras y un nuevo ataque en Kiev, a pesar de que Putin afirmara que "no había necesidad de más ataques masivos en Ucrania", la ofensiva psicológica contra la población se ha convertido en una de las armas de guerra más importantes para el Kremlin. Los ataques a la capital han provocado que países como Serbia hayan cerrado su embajada en Ucrania "hasta que se cumplan las condiciones para volver", mientras que China y Egipto han instado a sus ciudadanos a abandonar el país.

El aspecto psicológico tiene también una connotación militar clara, que Maria Zolkina argumenta como una forma de empujar a unas negociaciones para ganar tiempo durante unos meses, tal y como apuntaba el experto Nicolás de Pedro. "Quieren tener ese margen para poder movilizar a más militares, reagruparse y reestructurarse, para seguir atemorizando a la población ucraniana. Y así frenan también la contraofensiva", sostiene la analista.

Una Rusia acorralada en el frente es una Rusia que hará todo lo posible por amenazar a la población. En este segundo lunes negro consecutivo, los servicios de emergencia han vuelto a salir a las calles para socorrer a las víctimas. Los equipos han sido precisamente un punto de balance en la moral de los ciudadanos en Kiev y están arreglando las calles que han sido afectadas por misiles o drones en 24 horas para que la actividad pueda retomarse lo más rápido posible en la capital. "Pequeño ejemplo de nuestra resistencia ucraniana: el cruce de caminos en el centro de Kiev. Ayer, los misiles rusos llegaron a esta encrucijada. Hoy está completamente restaurado, así como el tráfico", escribía en un tuit Yulia Kovaliv, la embajadora de Ucrania en Canadá.

Los ataques con drones kamikazes y la llegada de militares rusos a la frontera con Bielorrusia forman parte de una estrategia militar y psicológica para agotar a una Ucrania invadida desde hace meses. La contraofensiva ucraniana está cambiando el rumbo de la guerra, pero la guerra causa estragos en el ánimo de los ucranianos. Las tácticas de Rusia, sin embargo, "no darán resultado con nosotros. No lo van a conseguir", zanja Zolkina.

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"Quieren destrozar toda la infraestructura de Ucrania, dejar que la gente se congele sin electricidad. Esta no es una guerra contra los militares, es una guerra para la destrucción de los ucranianos". Así resumió Vitaly Klitschko, el alcalde de Kiev, la nueva táctica con la que el presidente ruso, Vladímir Putin, quiere volver a recuperar el control de la narrativa de la guerra tras las sonadas derrotas de sus tropas en el frente. Los ataques con drones contra infraestructuras civiles y la acumulación de tropas en la frontera bielorrusa difícilmente cambiarán el curso de la guerra, pero tienen una misión tan clara como complicada.

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