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La ruptura transatlántica que se avecina en torno a Ucrania
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La ruptura transatlántica que se avecina en torno a Ucrania

En la política estadounidense, cada vez más se preguntan: "Si los europeos no van a financiar adecuadamente una guerra en el continente europeo, ¿por qué debería hacerlo EEUU?"

Foto: Celebración del día de los héroes en Rumanía. (EFE/Robert Ghement)
Celebración del día de los héroes en Rumanía. (EFE/Robert Ghement)

El senador republicano por Kansas Roger Marshall se unió a la indignación general cuando Rusia invadió Ucrania el pasado 24 de febrero. Inmediatamente después del ataque, recurrió a Twitter para condenarlo, describiéndolo como "la mayor violación de la paz en Europa en casi 80 años". Hizo un viaje a Alemania y a la frontera entre Polonia y Ucrania en marzo para visitar las tropas estadounidenses y observar las operaciones humanitarias allí. A su regreso, imploró al presidente Joe Biden que "les consiga las malditas armas", elogiando al mismo tiempo las contribuciones polacas y alemanas al esfuerzo bélico de Ucrania como "heroicas" y "conmovedoras".

Pero solo unas semanas después, su indignación aparentemente se había desvanecido. Fue uno de los 11 senadores que votaron en contra del paquete de ayuda de 40.000 millones de dólares propuesto por la Administración Biden a Ucrania. Al explicar su voto, Marshall señaló que "las contribuciones de nuestros aliados de la OTAN se han reducido significativamente, lo que se ha convertido esencialmente en una guerra de poder entre Estados Unidos y Rusia". En la Cámara, el representante Tim Burchett, de Tennessee, se preguntó por qué Estados Unidos enviaría ese dinero a Ucrania mientras en su país "no podemos obtener fórmula para bebés". "Es hora de que Europa dé un paso al frente", aseveró.

Foto: Soldados ucranianos viajan en un vehículo militar cerca de la ciudad de Artemivsk, en la región de Donetsk. (EFE/Alex Rom)

No son los únicos. Un creciente coro de figuras destacadas de la política estadounidense ha comenzado a preguntarse lo siguiente: si los europeos no van a financiar adecuadamente una guerra en el continente europeo, ¿por qué debería hacerlo Estados Unidos?

El paquete de ayuda de EEUU se aprobó y, por ahora, solo una minoría de republicanos se ha posicionado en contra. Pero, en privado, los funcionarios de la Administración Biden dudan de que puedan aprobar grandes paquetes de ayuda para Ucrania después de las elecciones intermedias que se celebrarán en noviembre. En su opinión, el Congreso se ha vuelto cauteloso ante las enormes sumas requeridas para sostener la guerra de Ucrania, particularmente dadas las diversas prioridades internas y la amenaza inminente de China.

La movilización parcial de reservistas por parte del presidente Vladímir Putin implica que la guerra no terminará rápidamente. Los funcionarios de la Administración Biden prevén que los republicanos, preocupados por el presupuesto, exijan cada vez más que Europa dé un paso al frente y señalen la inacción de los europeos como un fracaso de la diplomacia de la Administración Biden. Es posible que incluso algunos demócratas antiintervencionistas puedan unirse a ellos.

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Esta línea argumental es comprensible. Estados Unidos ya ha prometido 44.000 millones de dólares en ayuda bilateral a Ucrania y la Administración acaba de pedir al Congreso que apruebe otros 13.700 millones más. Estas son cifras elevadas incluso para los estándares de Washington. Mientras tanto, las contribuciones combinadas del Reino Unido, la UE y los 27 Estados miembros ascienden a únicamente 33.000 millones de dólares. En el área clave de la ayuda militar, la brecha es todavía mayor: EEUU ha prometido 24.000 millones, el doble que los europeos. La diferencia real puede ser mayor, ya que los principales donantes del continente han tardado en cumplir sus promesas.

Todo esto significa que el goteo actual de argumentos contra Europa puede convertirse en un torrente si los republicanos toman el control del Congreso en noviembre. La ventaja de esta línea es que permitiría a los opositores en el Congreso oponerse a las políticas de Biden sin aparentar debilidad con Rusia en el proceso.

El nuevo drama del 2%

Nada de esto es nuevo. Estados Unidos se ha estado quejando de que Europa no contribuye lo suficiente para su propia seguridad desde la década de 1950. En 2006, todos los miembros de la OTAN acordaron gastar al menos el 2% de su PIB en defensa. El fracaso de varios aliados europeos en alcanzar este umbral se ha convertido en la fuente de numerosas disputas transatlánticas a lo largo de los años.

El objetivo del 2% siempre fue un mal indicador de la contribución de un país determinado a la defensa común de la OTAN. No obstante, se convirtió en una característica central de la brecha entre Estados Unidos y Europa porque era un objetivo claro, visible y mensurable que todos habían acordado. Los argumentos de los europeos sobre su mayor ayuda al desarrollo tuvieron poca resonancia en Washington, donde sonaron como esfuerzos patéticos para escabullirse de un compromiso.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE)

La guerra en Ucrania ha resuelto en gran medida el debate, ya que la mayoría de los miembros de la OTAN han superado efectivamente ese umbral. Pero, dada la reluctancia del Congreso a gastar sumas cada vez mayores en Ucrania, el problema seguirá siendo tan grave como siempre. Parece probable que en Washington las cifras de asistencia militar a Ucrania proporcionen una nueva forma de quejarse del supuesto parasitismo europeo.

Los líderes de los Veintisiete sin duda defenderán que la asistencia militar no es el único criterio de apoyo a Ucrania y señalarán los considerables fondos que están desplegando para acomodar a los refugiados en sus países y el enorme costo de desconectarse de la energía rusa. Pero en Washington, una vez más, todo sonará como una excusa para la inacción. Si los líderes de la UE toman esta ruta, este argumento perenne podría comenzar a dominar las cumbres transatlánticas y amenazar la unidad occidental sobre Ucrania y otros temas.

Para mantener la financiación estadounidense, los europeos deben tomar la iniciativa de manera proactiva en la prestación de asistencia a Ucrania. Algunos compañeros del European Council of Foreign Relations y yo hemos esbozado lo que esto implicaría y recomendado un plan de cuatro partes para tomar la iniciativa en la guerra en Ucrania. Este plan se centra en cómo los europeos pueden proporcionar asistencia militar, garantías de seguridad, seguridad económica y seguridad energética. Hay muchas otras opciones, pero si los europeos no adoptan una de ellas, Ucrania pronto podría convertirse en un tema muy divisivo dentro de la Alianza transatlántica.

*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Jeremy Shapiro y titulado 'The coming transatlantic rift over Ukraine'.

El senador republicano por Kansas Roger Marshall se unió a la indignación general cuando Rusia invadió Ucrania el pasado 24 de febrero. Inmediatamente después del ataque, recurrió a Twitter para condenarlo, describiéndolo como "la mayor violación de la paz en Europa en casi 80 años". Hizo un viaje a Alemania y a la frontera entre Polonia y Ucrania en marzo para visitar las tropas estadounidenses y observar las operaciones humanitarias allí. A su regreso, imploró al presidente Joe Biden que "les consiga las malditas armas", elogiando al mismo tiempo las contribuciones polacas y alemanas al esfuerzo bélico de Ucrania como "heroicas" y "conmovedoras".

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