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Claves Brasil | Lula gana a Bolsonaro por menos de lo esperado y habrá segunda vuelta
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Cinco puntos porcentuales de diferencia

Claves Brasil | Lula gana a Bolsonaro por menos de lo esperado y habrá segunda vuelta

El primer envite de las elecciones de 2022, las más polarizadas desde 1985, se resolvió por un estrecho margen entre los dos principales candidatos, que se verán las caras de nuevo

Foto: Lula Da Silva. (Reuters/Mariana Greif)
Lula Da Silva. (Reuters/Mariana Greif)

Lula ganó, pero por menos de lo esperado, y el bolsonarismo no ha sido cosa de cuatro años, sino que está en Brasil para quedarse. Estas son las dos grandes conclusiones de los resultados de la primera vuelta de las elecciones este domingo en Brasil. El expresidente izquierdista Lula da Silva logró imponerse tras un reñido recuento que se prolongó más de lo esperado con el 48,4% de los votos, mientras que el actual presidente, Jair Bolsonaro, quedó en un 43,23%.

Un margen de apenas cinco puntos porcentuales que no da a Lula la ventaja suficiente para esquivar el pase a una segunda vuelta, contraviniendo la mayoría de las encuestas de la última semana y los sondeos a pie de urna, que pronosticaban una "fácil" y "rotunda" victoria para el izquierdista.

El sistema electoral brasileño recoge que, si uno de los candidatos obtiene más del 50% de los votos en la primera vuelta, no es necesario emplazar una segunda. En caso contrario, como suele suceder, los dos ganadores —en este caso, el binomio Lula-Bolsonaro— tendrán que volver a enfrentarse este próximo 30 de octubre.

Foto: Jair Bolsonaro. (EFE/Guilherme Dionísio)
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La escasa diferencia porcentual da alas al bolsonarismo, que, más allá del corazón de sus partidarios más acérrimos, la crisis económica brasileña y otras decepciones de sus cuatro años de gobierno (deforestación descontrolada en la Amazonía brasileña, con las peores tasas de los últimos 15 años; aumento del hambre, que afecta a 33 millones de brasileños; una gestión terrorífica de la pandemia, plagada de negacionismo y atrasos en la compra de la vacuna, y que se ha saldado con casi 700.000 muertos; inflación récord de dos dígitos, y el aislamiento internacional), parecía que había pasado factura al resto de la base de posibles votantes. Y, sin embargo, no ha sido así.

Fracaso de los sondeos

Según las encuestas de las últimas semanas, Lula contaba con casi el 50% de la intención de voto, frente al 36% de Bolsonaro. Este fracaso de los sondeos anima también las narrativas de campaña de Bolsonaro, que han incidido fuertemente en la posibilidad de un "fraude" electoral. Con grandes aspavientos —durante las celebraciones por el funeral de la reina Isabel II, llegó a afirmar que, si no obtenía "el 60% de los votos, algo anormal habrá pasado"—, ha insistido en sus críticas al sistema de voto electrónico de Brasil, "propenso a un fraude electoral".

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De hecho, en los compases iniciales del recuento de este domingo, fue Bolsonaro quien tomó la delantera frente al candidato progresista, que permaneció gran parte del recuento por detrás de Bolsonaro, hasta un sorpaso final bien entrada la noche. Leña para un fuego especialmente delicado.

Las afirmaciones de Bolsonaro, buscando minar la credibilidad en el sistema democrático de Brasil y el Tribunal Supremo, el clima de crispación alimentado por su campaña, la mayor presencia de armas entre los partidarios del presidente (Bolsonaro ha liberalizado la tenencia y compra de armas; en tres años, el número de armas registradas por cazadores, coleccionistas y tiradores se ha triplicado y ha alcanzado casi un millón), así como el precedente del asalto al Capitolio en Washington han hecho temer a numerosos analistas que, si Bolsonaro pierde, se puedan producir disturbios, "una revolución" o incluso un intento de golpe de Estado. Más allá de eso, hay cierto consenso sobre la idea de que Bolsonaro no va a aceptar pacíficamente un resultado electoral negativo.

Unas declaraciones que ha repetido incluso este domingo, pese a que, tras anunciarse el resultado, ha afirmado que siente que ahora tiene ventaja para la segunda vuelta. “Nuestro sistema no es 100% férreo”, declaró. “Siempre existe la posibilidad de que suceda algo anormal en un sistema completamente computarizado”.

Campaña del "voto útil"

Pero quizá no lo necesite. Con más de un 43% de los votos, Bolsonaro rompe su gran techo esperado, y demuestra que ha recabado votos incluso del centro político, uno de los grandes riesgos para el izquierdista Lula, que en los últimos compases de campaña buscaba recabar a toda costa el "voto útil". Aunque con menos protagonismo que hace cuatro años, las acusaciones de corrupción siguen impregnando la campaña electoral y muchos izquierdistas moderados le van a votar con cierto recelo.

El equipo de campaña de Lula se ha resistido a desvelar su plan de Gobierno, que muchos analistas leyeron como la petición de un "cheque en blanco a la población" contra Bolsonaro. Sin definir programa, se intentaba atraer sin asustar a esos votantes más de centro dudosos. Y esa narrativa no ha tenido el éxito esperado. La obsesión de una parte de los brasileños por quitarse a Bolsonaro de en medio parece eclipsar una cuestión de fondo. Nadie sabe lo que hará (y lo que le dejarán hacer desde el Parlamento, con unos resultados este domingo muy negativos para Lula) el candidato de izquierda.

Porque el bolsonarismo ha demostrado que va a quedarse. Además de las elecciones presidenciales, este domingo se votaban gobernadores, diputados y un tercio del Senado. De los 27 estados de Brasil, han sido definidos ya (sin necesidad de segunda vuelta) 15 gobernadores, de los que cinco son de la órbita de Lula y nueve, apoyados por Bolsonaro.

Foto: El expresidente y candidato a la presidencia, Luiz Inácio Lula da Silva, en un mitin en Curitiba, Brasil. (Reuters/Ueslei Marcelino)

Las expectativas de los partidarios de Lula eran tan altas que la noche se ha vivido con algo de desánimo. Lula, sin embargo, no ha querido arredrarse y, en un discurso tras anunciarse los resultados, ha afirmado: "Tengo certeza absoluta de que la justicia divina hará que ganemos las elecciones para recuperar la dignidad del pueblo brasileño". Lula recordó, además, que él nunca ganó en primera vuelta y, en tono de broma, dijo que el destino "quiere hacerle trabajar un poco más". "Pensaba que podría pillarme unos días de luna de miel con Janja [con la que se casó en mayo], pero a partir de mañana estaremos de nuevo en la calle. No hay descanso. Mañana, la primera reunión", continuó el aspirante de un amplio frente progresista liderado por el Partido de los Trabajadores (PT).

Clima de crispación

Las elecciones de 2022, las más polarizadas desde que Brasil recuperó la democracia en 1985, se han caracterizado por un clima de crispación entre Lula y Bolsonaro. La polarización entre los principales candidatos se ha extendido a sus seguidores, con algunos casos de ataques y muertes motivadas por discusiones políticas en los últimos días.

En medio de ese escenario de tensión, el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, manifestó a los periodistas después de votar en São Paulo que, sin embargo, la jornada electoral ha transcurrido con "tranquilidad y seguridad".

En esta jornada, que se inició a las 08.00 hora local (11.00 GMT), estaban convocados unos 156,4 millones de votantes para elegir al presidente, a los 27 gobernadores, a los 513 diputados, a un tercio del Senado, y renovar a los representantes en las asambleas legislativas regionales.

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Lula ganó, pero por menos de lo esperado, y el bolsonarismo no ha sido cosa de cuatro años, sino que está en Brasil para quedarse. Estas son las dos grandes conclusiones de los resultados de la primera vuelta de las elecciones este domingo en Brasil. El expresidente izquierdista Lula da Silva logró imponerse tras un reñido recuento que se prolongó más de lo esperado con el 48,4% de los votos, mientras que el actual presidente, Jair Bolsonaro, quedó en un 43,23%.

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