Puertas cerradas a la hégira de Putin: ¿quién quiere a los rusos que huyen de la guerra?
El anuncio de la movilización militar parcial ha generado un éxodo y ha abierto un nuevo debate. ¿Hay que aceptar con los brazos abiertos a los rusos que huyen de la guerra orquestada por su propio líder?
"Muchos rusos que ahora huyen de Rusia por la movilización parcial les parecía bien el asesinato de ucranianos, no protestaron entonces. No es correcto considerarlos objetores de conciencia". Para el ministro de Exteriores letón, Edgars Rinkevics, está claro: en un contexto de aprobación general de la "operación militar especial" de Rusia en Ucrania, los rusos no se han movilizado hasta que la guerra no ha llegado a su puerta, en forma de una "movilización militar parcial" para restañar las filas rusas en el frente ucraniano con al menos —el número real puede ser mucho mayor— 300.000 hombres.
El anuncio ha generado en apenas 48 horas un éxodo de Rusia y ha abierto un nuevo debate en el seno de la Unión Europea y sus países miembros. ¿Hay que aceptar con los brazos abiertos a los rusos que huyen de la guerra orquestada por su propio presidente?
Los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), que comparten frontera con Rusia, han sido los primeros en pronunciarse en contra, asegurando que no están preparados para aceptar automáticamente la opción de visas humanitarias o de asilo para los rusos, ni aunque sostengan que huyen del reclutamiento y, por tanto, sufrirían persecución política. "Debido a razones de seguridad, Letonia no otorgará visas humanitarias o de ningún otro tipo a aquellos rusos que esquivan la movilización", declaró Rinkevics. "No otorgaremos asilo a los rusos. [La movilización parcial] no es una razón para que los hombres rusos abandonen su país. Deberían levantarse y decir [al Kremlin] que están en contra de la guerra y acabarla de una vez por todas", ha aseverado la primera ministra estonia, Kaja Kallas. "Ser llamado al Ejército no es razón suficiente" para una visa humanitaria, según el ministro de Defensa lituano, Arvydas Anusauskas.
Este viernes se les ha unido República Checa y Finlandia, que da un volantazo en su política. Hasta hoy, Finlandia era el único país comunitario fronterizo con Rusia que mantenía el paso abierto a los rusos con visado de turista. "Todos los rusos que crucen la frontera por turismo se les impedirá la entrada al país. La validez de las visas ya existentes [para rusos] será reconsiderada. Rechazar el servicio militar obligatorio o participar en la movilización no es base para obtener asilo o una visa", ha afirmado este mismo viernes el ministro de Exteriores finlandés, Pekka Haavisto, cerrando de un portazo las opciones de los cientos de rusos que hacen largas colas en la frontera.
Many of Russians who now flee Russia because of mobilisation were fine with killing Ukrainians, they did not protest then, it is not right to consider them as conscious objectors. There are considerable security risks admitting them and plenty of countries outside EU to go
— Edgars Rinkēvičs (@edgarsrinkevics) September 22, 2022
Pero el debate está en la mesa. Varios ministros del Gobierno alemán han asegurado que, bajo condiciones, Alemania está preparada para aceptar a los rusos que huyen de la movilización militar parcial. "Los desertores amenazados con seria represión pueden, como norma, obtener protección internacional en Alemania", ha declarado la ministra de Interior, Nancy Faeser, en una entrevista en el 'Frankfurter Allgemeine Zeitung'. "Cualquiera que se oponga valientemente al régimen de Putin y, por tanto, queda en gran peligro, puede pedir asilo por motivos de persecución política", ha añadido, en la misma línea que el ministro de Justicia, Marco Buschmann, quien tuiteó que "aparentemente, muchos rusos están abandonando su patria... Cualquiera que odie el camino de Putin y ame la democracia liberal es bienvenido en Alemania".
En el contexto comunitario no hay todavía consenso. Los diplomáticos de los veintisiete abordaron el asunto ya este miércoles con el objetivo de coordinar la respuesta. Está previsto que el próximo lunes se celebre una reunión del dispositivo de Respuesta Política Integrada a las Crisis (IPCR), un foro del Consejo de la Unión Europea para la coordinación de respuestas a las crisis, que por ejemplo tuvo cierto protagonismo durante la respuesta a la pandemia del coronavirus.
Las dos Europas
La cuestión de ofrecer estatuto de refugiados o visados humanitarios a los rusos que huyen de la movilización enfrenta a dos visiones contrapuestas de Europa. Por un lado, los que opinan que esto es una carta más de presión —en un argumento similar al que se esgrimió en su momento para ampliar las sanciones a elementos económicos generales de Rusia y no exclusivamente a personas cercanas al régimen— para que sean los propios rusos quienes se quiten de encima a Putin. Es decir, generar una situación de ahogamiento interno de la población que termine por forzar protestas y, quizá, revueltas.
En Estonia no han sido sutiles con este argumento: "El último movimiento de Putin [el anuncio de la movilización militar parcial] refuerza la justificación de las sanciones que hemos impuesto, porque incrementarán, por suerte, el descontento entre la población", ha declarado el ministro de Interior estonio, Lauri Laanemets, quien acusó a la "responsabilidad colectiva de los ciudadanos rusos" de la invasión a Ucrania.
Al otro lado está la Europa, que abre los brazos y apoya a aquellos que —como serían en este caso los desertores—, se enfrentan a Putin. El mensaje es claro: Europa os apoya, en lugar de cerraros la puerta —metafórica y literalmente— en las narices. Una manera de mantener la puerta abierta a la Rusia que puede venir después de Putin, más liberal, en lugar de cortar lazos para siempre.
La idea de acoger a desertores rusos no es nueva. Tan pronto como en abril, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, sugirió que la Unión debía considerar la posibilidad de dar asilo a los militares rusos que se entregaran. "Si no quieres participar en el asesinato de tus hermanos y hermanas ucranianos, si no quieres ser un criminal, baja los brazos, deja de luchar, abandona el campo de batalla", dijo Michel ya en los primeros compases del conflicto, proponiendo que se abriera la puerta a ofrecer asilo a los desertores.
"La gente que está huyendo del servicio militar no van a ser reconocidos como refugiados 'per se', de manera automática", explica María Jesús Vega, portavoz de la Agencia de la ONU para los refugiados en España. "Los estados tienen derecho a obligar a sus ciudadanos al servicio militar, y eso no viola necesariamente los derechos de las personas, y pueden imponer sanciones", explica Vega, quien matiza: "Aunque también hay derecho a la objeción de conciencia, y pedimos que se permita a la gente que está saliendo de Rusia que pueda acceder a los procedimientos de asilo, aunque claramente habrá que hacer luego estudios individualizados".
La movilización parcial, que está en realidad siendo mucho más masiva, y la introducción exprés esta misma semana en el Código Penal ruso de nuevas sanciones de cárcel a quienes rechacen el reclutamiento en tiempos "de movilización", es un elemento nuevo en el flujo de rusos a Europa desde el 24 de febrero. Según datos de la agencia de fronteras europea Frontex, casi un millón de rusos han entrado en la UE desde el inicio de la invasión rusa, 600.000 solo por Estonia. La mayoría regresaron a Rusia poco después, y muy pocos llegaron en realidad a pedir asilo, sino que entran con visado de turismo. En marzo de 2022 se recogieron 1.359 solicitudes de asilo de rusos en Europa, casi tres veces más que en enero de este mismo año, según datos de la Agencia de Asilo de la Unión Europea (EUAA, por sus siglas en inglés). La tasa de reconocimiento del estatuto es del 29% (el reconocimiento a las solicitudes ucranianas, por ejemplo, es del 99%).
Pero eso puede revertirse ahora, ante las terribles condiciones del reclutamiento ruso y la promesa casi segura de que serán mandados a luchar al frente ucraniano. Desde ACNUR aseguran que es demasiado pronto para tener datos, pero las historias empiezan a salir, incluso fuera de la Unión Europea. Nada más llegar a Bosnia-Herzegovina este viernes, una pareja de rusos ha solicitado inmediatamente el estatus de refugiado, según reporta el medio local Klix.
El éxodo de rusos huyendo de la "movilización parcial" ordenada por Putin se produce solamente unas pocas semanas después de que la Unión Europea decidiera ponerle las cosas más difíciles a los rusos que quisieran visitar el territorio comunitario. Los Veintisiete debatieron el tema con la mente en los ciudadanos rusos que acuden a Europa a disfrutar de unas vacaciones mientras sigue en marcha la brutal invasión de Ucrania. Pero resulta que ahora no están lidiando con turistas rusos: ahora son objetores.
La Unión decidió a finales de agosto suspender el acuerdo de facilitación de visados, lo que hacía más difícil y caro obtener visados de turismo. No fue suficiente para una serie de países, que pedían directamente que se prohibiera a los rusos acceder a la Unión Europea. El 19 de septiembre, Polonia y los países Bálticos aplicaron esa prohibición de entrada. Solo Finlandia mantuvo sus fronteras abiertas a rusos con visado de turista, entre acusaciones de la primera ministra estonia de que Helsinki se estaba convirtiendo en "un coladero" a Europa.
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La cuestión del asilo, en cambio, es distinta. Se trata de un debate muy sensible porque el derecho de la Unión establece que una persona que huye de una guerra que viola el derecho internacional, como es el caso de la agresión rusa contra Ucrania, tienen derecho al asilo y protección. "Estamos monitoreando lo que está ocurriendo y reflexionando sobre lo que debe hacerse, si es que hay algo que haya que hacer", ha señalado el portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer, que ha defendido que se trata de una situación "nueva", aunque ha admitido que "no hay un vacío", recordando que pueden, si consideran que su caso se ajusta, pedir asilo.
Este sábado se celebrará una reunión de coordinación en el seno de la Dirección General de Migración y Asuntos de Interior y el Ejecutivo comunitario ha señalado que se encuentra en contacto con las capitales.
"Muchos rusos que ahora huyen de Rusia por la movilización parcial les parecía bien el asesinato de ucranianos, no protestaron entonces. No es correcto considerarlos objetores de conciencia". Para el ministro de Exteriores letón, Edgars Rinkevics, está claro: en un contexto de aprobación general de la "operación militar especial" de Rusia en Ucrania, los rusos no se han movilizado hasta que la guerra no ha llegado a su puerta, en forma de una "movilización militar parcial" para restañar las filas rusas en el frente ucraniano con al menos —el número real puede ser mucho mayor— 300.000 hombres.