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Ucrania afirma haber iniciado su contraofensiva en el sur: ¿qué se puede esperar?
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Intentos de recuperar Jersón

Ucrania afirma haber iniciado su contraofensiva en el sur: ¿qué se puede esperar?

Pero por mucho que la contraofensiva haya sido muy esperada, está por ver si produce resultados rápidos y contundentes sobre el terreno

Foto: Soldados ucranianos, en la región de Mykolaiv, sur de Ucrania. (Reuters/Anna Kudriavtseva)
Soldados ucranianos, en la región de Mykolaiv, sur de Ucrania. (Reuters/Anna Kudriavtseva)
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Las fuerzas ucranianas habrían iniciado la muy esperada contraofensiva en el sur del país, según ha anunciado la portavoz del comando militar del sur. "Habiendo extenuado al enemigo, ya tenemos la fuerza y la capacidad de lanzar acciones ofensivas en varias direcciones [del frente sur]", ha declarado la portavoz Natalia Gumenyuk en rueda de prensa. El anuncio se ha producido poco después de varios informes de ataques de artillería ucraniana contra posiciones militares rusas —depósitos de armas, centros de comando y otros sistemas armamentísticos rusos— en la región de Jersón.

El presunto inicio de la contraofensiva terrestre ucraniana, clave en el desarrollo de la nueva fase de la contienda y que pretendería arrebatar a Moscú parte de las grandes zonas conquistadas en las primeras semanas de invasión, se ha producido en una niebla de la guerra especialmente oscura, entre afirmaciones no confirmadas de funcionarios ucranianos de que las tropas de Kiev habrían logrado romper "la primera línea de defensa" rusa cerca de Jersón y una política de silencio táctico.

“La operación militar necesita silencio. En condiciones de una guerra híbrida, la reacción a las noticias del frente perjudican a las Fuerzas Armadas. Si bien antes las noticias de la ofensiva en el frente del sur inspiraron a los ucranianos, ahora debemos ser conscientes de que las acciones [militares] primero tendrán que completarse, y solo después daremos resultados”, ha declarado Gumenyuk. Unas horas después, el presidente Volodímir Zelenski no ha querido hacer referencia directa a la contraofensiva: "No entraré en detalles, pero empujaremos a los invasores hasta la frontera".

Pero por mucho que la contraofensiva haya sido muy esperada, está por ver si produce resultados rápidos y contundentes sobre el terreno. Una contraofensiva exitosa suele necesitar del elemento sorpresa o de una correlación de fuerzas ventajosa, y no está claro que Ucrania tenga ninguna de las dos.

La contraofensiva no supondrá ninguna sorpresa para Moscú. Tanto el Gobierno como el Ejército ucraniano llevan meses adelantando su intención de llevarla a cabo, lo que ha dado a Rusia tiempo de sobra para redirigir sus tropas hacia el sur para contrarrestarla, además de cavar trincheras y adoptar posiciones defensivas. Según distintas fuentes de Inteligencia abierta (Osint), si para finales de julio había en Jersón tan solo 13 grupos tácticos de batallones rusos (BTG, por sus siglas en inglés, compuestos por entre 700 y 900 soldados), ahora la cifra podría llegar a 30. Más del doble.

Sin esa mayor correlación de fuerzas, Ucrania estaría apoyándose en la llegada de armamento militar occidental, con mayor capacidad de fuego y precisión. Y, sin embargo, tampoco son la panacea, como ya se ha visto en el frente del este, donde las fuerzas ucranianas han conseguido ralentizar a las rusas gracias a su capacidad de atacar posiciones más lejanas, pero no han terminado de recuperar ciudades porque avanzar y asegurar el terreno con infantería sigue siendo complicado. Armamento como los Himars estadounidenses son bienvenidos, pero son pocos (se calcula que ya hay en Ucrania al menos 16) y los ucranianos los mueven constantemente para intentar abarcar la larga línea del frente, como explicaron militares en primera línea del frente del sur a El Confidencial en un reciente reportaje. Pese a todo, la presencia en el último paquete de ayuda militar de EEUU a Ucrania de 40 vehículos blindados equipados con rodillos gigantes para despejar los campos de minas plantadas por los rusos, claves en una operación terrestre de reconquista de territorio ocupado, podría dar la señal de que en esta ocasión sí que están intentando avanzar.

Foto: Un soldado ucraniano dispara un obús en la región de Mykolaiv, a 90 km de Jersón. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)

Ucrania no ha estado perdiendo el tiempo durante este periodo de espera. A lo largo del último mes, las fuerzas de Kiev han realizado con éxito varias oleadas de ataques con misiles de largo alcance contra infraestructuras rusas en las zonas ocupadas del sur, incluyendo bases aéreas, depósitos de munición y, quizás lo más importante, varios puentes a lo largo del Dniéper. Al menos tres puentes de la zona de Jersón han sido declarados “inoperables” tras bombardeos ucranianos, según la portavoz del comando sur.

Bombardeos claves

El objetivo de este tipo de operaciones sería dificultar seriamente el suministro de alimentos, munición y demás material militar para las fuerzas rusas que permanecen en el flanco occidental del río.

El puente de Antonovsky, ruta de suministro clave para Rusia, lleva tiempo siendo uno de los principales objetivos de los ataques ucranianos. El primer impacto de misil tuvo lugar el 19 de julio y desde entonces se han producido más de una decena. Para contrarrestar el daño a esta infraestructura vital, las fuerzas rusas han construido un puente flotante que les permita el transporte de vehículos pesados, pero desde el inicio de la contraofensiva no ha quedado claro hasta qué punto se encuentra operativo.

El siguiente gran cruce del Dniéper se encuentra unos 60 kilómetros al este, en la presa de Nueva Kajovka, situada en una pequeña ciudad en la orilla oriental del río que supone uno de los principales puntos estratégicos de la zona. Se trata de un objetivo que también ha sido bombardeado repetidamente a lo largo de las últimas semanas y que parece haberse convertido en el principal blanco de la operación lanzada este lunes. La administración cívico-militar creada por Rusia en esta urbe ordenó ayer la evacuación de la población hacia refugios antiaéreos debido a los numerosos ataques con misiles, según la agencia rusa oficial TASS.

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Pero, tras el derrumbe de los puentes y con ellos, la deshabilitación de un nodo logístico, muchos analistas se han preguntado, ¿por qué esperar tanto, dando opción a los rusos a organizar —aunque más precarias— alternativas? Dejando abierta la cuestión de si Ucrania ha retrasado demasiado el inicio de la ofensiva, a riesgo de perder ese 'momentum'.

La presencia de civiles es ahora también un problema para Ucrania, que no podría desplegar el mismo fuego de artillería contra ciudades: Kiev no puede replicar un Mariúpol, Severodonetsk o Lysychansk, destruidos hasta casi los cimientos por bombardeos rusos antes de ser ocupadas. Las autoridades ucranianas llevan tiempo pidiendo a sus ciudadanos que abandonen el territorio, pero por ejemplo, en la región del 'óblast' de Zaporiya ocupada por los rusos todavía quedaría cerca del 40% de los residentes, según unas últimas estimaciones de este mismo lunes. El Comando militar del Sur ucraniano ha advertido a los residentes de “ciudades que pueden ser punto activo de las hostilidades” que se recluyan en refugios si no pueden ser evacuados.

Foto: Una de las columnas de humo fruto de la explosión en una base militar rusa en Crimea. (Reuters)

Gran parte de los logros en los ataques ucranianos de las últimas semanas se debe al despliegue de armamento avanzado suministrado por las potencias occidentales, especialmente los sistemas de artillería Himars de fabricación estadounidense, los cuales cuentan con un alcance de hasta 80 kilómetros. La capacidad de Kiev para alcanzar objetivos por detrás de las líneas enemigas ha sorprendido a analistas, especialmente el ataque del pasado 10 de agosto contra la base aérea de Saki, situada en la península de Crimea, ocupada y anexionada ilegalmente por Rusia desde 2014.

El nuevo rango armamentístico demostrado por Ucrania ha obligado a las fuerzas rusas a dispersar su almacenamiento de material militar lejos de las áreas de combate, alargando las líneas de suministro y reduciendo su capacidad de responder rápidamente a los ataques del rival. La contraofensiva ucraniana es una apuesta a que estas trabas, sumadas a la dificultad para cruzar el Dniéper, sean suficientes para superar la resistencia enemiga en el margen occidental del río.

Presiones políticas de Kiev

Había muchos elementos políticos, más allá de los militares, que ponían presión a Kiev para iniciar la contraofensiva. En primer lugar, los planes rusos de anexión del territorio con varios referéndums, denunciados repetidamente por Kiev como “fraudulentos”, pero también por la necesidad de mostrar a los aliados internacionales de que están apoyando las opciones de Ucrania para ganar, no solo para aguantar. Especialmente ahora que, con la llegada del otoño y cumplidos ya los seis meses de guerra, Kiev teme que el apoyo occidental empiece a languidecer.

Pero más allá de los elementos políticos, la contraofensiva se enfrentará a la situación militar en el terreno. El riesgo para Ucrania es encontrarse en una posición similar a la de Rusia en el este: un lento y agotador avance donde cada kilómetro cuesta rondas de artillería y sangre de soldados ucranianos.

Las fuerzas ucranianas habrían iniciado la muy esperada contraofensiva en el sur del país, según ha anunciado la portavoz del comando militar del sur. "Habiendo extenuado al enemigo, ya tenemos la fuerza y la capacidad de lanzar acciones ofensivas en varias direcciones [del frente sur]", ha declarado la portavoz Natalia Gumenyuk en rueda de prensa. El anuncio se ha producido poco después de varios informes de ataques de artillería ucraniana contra posiciones militares rusas —depósitos de armas, centros de comando y otros sistemas armamentísticos rusos— en la región de Jersón.

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