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John Sweeney: "Putin se ha autoenvenenado sin saberlo con esteroides"
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ENTREVISTA

John Sweeney: "Putin se ha autoenvenenado sin saberlo con esteroides"

Para el reconocido periodista, el responsable del Kremlin se ha convertido en casi una obsesión. Cubre la guerra de Ucrania sin ningún medio detrás, pero su pódcast 'Taking on Putin' se ha convertido en uno de los más destacados

Foto: John Sweeney.
John Sweeney.

John Sweeney (Jersey, 1958) lleva siguiendo a Vladímir Putin durante más de dos décadas. Desde que fuera testigo de los presuntos crímenes de guerra perpetrados por el Ejército ruso en Chechenia, para el reconocido periodista —premiado por sus reportajes en BBC o 'The Observer'—, el responsable del Kremlin se ha convertido en casi una obsesión. Cubre la guerra de Ucrania sin ningún medio detrás. Pero acumula una legión de más de 245.000 seguidores en Twitter y su pódcast 'Taking on Putin' se ha convertido en uno de los más destacados.

Con su nuevo libro, 'Asesino en el Kremlin', rastrea ahora la sangrienta carrera del mandatario ruso, desde la caza de ratas en el edificio de viviendas de Leningrado durante su infancia, pasando por el envenenamiento de Aleksandr Litvinenko, hasta las masacres cometidas ahora en la provincia de Kiev. No se trata, sin embargo, de una obra maestra de investigación. A pesar de sus largos años como riguroso reportero, no quería aburrir a sus lectores entrando en evidencias y datos. Más bien, es una recopilación de aventuras contadas sin censura, a un ritmo vertiginoso y lleno de indignación justiciera, que acompaña con conversaciones con expertos para describir a una persona que “no está loca, sino que simplemente es maléfica”.

PREGUNTA. Uno de los puntos de partida de su libro es que Vladímir Putin no está loco, sino que sencillamente es una persona malvada.

RESPUESTA. En 2016 fui invitado por la Asociación Ucraniana de Psiquiatría, mi organización favorita de todo el planeta. Su presidente, Semyon Gluzman, que es amigo mío, fue uno de los primeros psiquiatras soviéticos que ya en la década de los setenta advirtieron sobre los abusos que se estaban cometiendo, como el encarcelamiento de un general soviético que había criticado al Partido Comunista por enriquecerse. Le dieron muchísimas drogas. Y Semyon escribió un excelente artículo destripando todos estos métodos oscuros. Pasó 10 años en un gulag controlado por la KGB, lo que le convirtió en un experto en la mentalidad de los agentes de la KGB. Nunca conoció personalmente a Vladímir Putin, pero sí a mucha gente de su entorno. Su teoría es que Putin no está enfermo en el sentido clínico de la psiquiatría. No tiene alucinaciones, no escucha voces. Y el hecho de que sea malvado y no esté loco es de alguna manera positivo, porque quiere decir que es una persona racional. Por esta razón, yo y muchos psiquiatras con los que he hablado no creemos que vaya a pulsar el botón nuclear.

Foto: El historiador ucraniano Serhii Plokhy. (EFE/Luis Lidón)

P. En su libro, también se muestra optimista y cree que, tarde o temprano, el Ejército ruso será derrotado y Putin será humillado. ¿Qué le lleva a pensar que los ucranianos pueden ganar esta guerra?

R. Dadas las limitaciones que tienen los rusos, porque tienen serios problemas de baja moral, logísticos y de liderazgo, me hace pensar que los ucranianos ganarán esta guerra siempre y cuando Occidente les proporcione suficiente armamento. La mayoría de las lanzaderas que tenían los ucranianos eran de 152 milímetros de tamaño soviético. Pero ahora tienen el tamaño de 155 milímetros de la OTAN. Y los tres centímetros cúbicos marcan una gran diferencia en la potencia de fuego. Son más precisos, poderosos y mortales. Por su parte, el sistema logístico ruso está muy anticuado. Y más allá de eso, los ucranianos están convencidos de que podrán hacer retroceder a los rusos porque, recordemos, están luchando por recuperar sus hogares. Tienen un fantástico espíritu de lucha. No hay nadie en el Ejército ruso que tenga esa motivación.

P. Boris Johnson era un gran apoyo para Volodímir Zelenski, pero ahora que va a dejar Downing Street muchos temen que el compromiso de Reino Unido cambie. De los dos candidatos ahora para sucederle, ¿quién sería más perjudicial para el Kremlin, Liz Truss o Rishi Sunak?

R. Creo que Liz Truss. Rishi Sunak al final es un hombre de dinero… Pero no creo que ahora Reino Unido tenga el papel decisivo. Londres lo hizo muy bien porque fue uno de los primeros en suministrar armamento a Ucrania. Pero el que puede hacer ahora cambiar las reglas de juego es Estados Unidos. Y a Joe Biden le conviene apoyar a Ucrania porque se está mandando también un mensaje a China. Si se permite que Putin gane, los chinos observarán y probablemente ocuparán Taiwán. Pero si Putin falla, los chinos se preocuparán. Así que China observa atentamente todo lo que está pasando. Y además, en política interna, apoyando a Ucrania, Biden también está perjudicando a Donald Trump y a los trumpistas del Partido Republicano, porque Trump es prorruso.

Foto: Reacción al simulacro de fuego real realizado por China en Taiwán. (EFE/EPA/Ritchie B. Tongo) Opinión

P. ¿Qué posibilidades tiene Ucrania de ganar esta guerra sin renunciar a la soberanía de parte de su territorio?

R. La idea de una paz negociada es inconcebible para los ucranianos después de todas las atrocidades cometidas por los rusos. Y no creo que Putin esté por la labor. Si estudias su trayectoria, te das cuenta de que estamos ante un psicópata hiperagresivo en cuya palabra no se puede confiar. Es un hombre que identifica el compromiso como debilidad, que siembra disidencia y desconfianza en Occidente, al que le gusta matar. La idea de que podemos negociar con Putin es una tontería. Nadie en Occidente estará a salvo hasta que él y su máquina de matar sean detenidos.

P. Hay muchos rumores sobre la salud de Putin. ¿Usted también cree que tiene cáncer?

R. Definitivamente, le pasa algo. Cuando le conocí en 2014, su rostro era delgado. Parecía una comadreja o un extraterrestre. Ahora parece un hámster. Mi opinión es que físicamente no se ve tan saludable. Mi amigo Ashley Grossman [reputado médico y profesor de endocrinología en la Universidad de Oxford] cree que está tomando esteroides y que le pasa algo. Cuando le dije si apostaría cinco libras a que tiene cáncer del sistema linfático, me dijo que apostaría 50. Yo creo que a Putin no le queda mucho tiempo en este mundo.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin. (EFE/Alexey Maishev)

P. Baraja incluso la posibilidad de que Putin pueda morir de sobredosis de esteroides.

R. Creo que el abuso de esteroides durante mucho tiempo, porque eso es lo que toman los culturistas, le ha podido causar cáncer y el cáncer podría matarlo. No estoy hablando de suicidio. Pero creo que ha sido él mismo quien sin ser consciente ha acabado envenenándose con esteroides.

P. ¿Es Putin un pedófilo? En el libro asegura que el motivo por el que Aleksandr Litvinenko fue envenenado con polonio fue porque acusaba al presidente ruso de pedofilia.

R. Litvinenko elaboró una teoría basada en un hecho que tuvo lugar en 2006, cuando Putin se detuvo a hablar con un grupo de turistas que se encontraba en una de las plazas del Kremlin y levantó la camiseta a un niño para darle un beso en la tripa, algo bastante extraño. El lento progreso de Putin en la KGB —tuvo que esperar mucho tiempo antes de que lo enviaran al extranjero— se debió a dudas sobre su sexualidad. Litvinenko compartió sus sospechas con otros exoficiales de la KGB y eso podría explicar su muerte.

Foto: Marina Litvinenko, viuda de Alexander Litvinenko, durante una manifestación contra el encarcelamiento de Navalni, en Londres. (Reuters/Henry Nicholls)

P. Más allá de los atentados con bombas en los apartamentos de Moscú en 1999, vincula a Putin con otra serie de operaciones.

R. No me cabe la menor duda de que los atentados de Moscú de 1999 fueron una operación de los servicios de seguridad rusos para hacer que Putin, un espía insípido, pareciera fuerte. Trescientas personas murieron en la capital y otras ciudades del sur de Rusia. Putin culpó a los terroristas chechenos y lanzó la segunda guerra chechena, en la que murieron alrededor de 80.000. Posteriormente, invadió Georgia y se perdieron cientos de vidas más. Ayudó a Asad en Siria a matar a cerca de medio millón. En 2014, invadió Crimea y el este de Ucrania y provocó 15.000 muertes. La invasión a gran escala de Ucrania este febrero se ha sumado a la factura del carnicero: tal vez 40.000 soldados rusos, 15.000 soldados ucranianos y muchos miles de civiles ucranianos han muerto hasta ahora. Dejando de lado a Siria, el mandatario del Kremlin es el responsable directo de la muerte de unas 150.000 personas. También está estrechamente relacionado con al menos otras dos operaciones, el asedio al teatro de Moscú de 2002, en el que murieron unas 170 personas, y el asedio de Beslán de 2004, en el que se cobraron 333 vidas, muchas de ellas niños. Común a los tres asesinatos en masa dentro de Rusia fue una falta total de transparencia sobre las investigaciones de lo que ocurrió. Numerosos periodistas y políticos que hicieron preguntas difíciles fueron envenenados o fusilados. Escribí precisamente el libro en un intento de mostrar al hombre detrás de la extinción de tantas vidas inocentes.

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John Sweeney (Jersey, 1958) lleva siguiendo a Vladímir Putin durante más de dos décadas. Desde que fuera testigo de los presuntos crímenes de guerra perpetrados por el Ejército ruso en Chechenia, para el reconocido periodista —premiado por sus reportajes en BBC o 'The Observer'—, el responsable del Kremlin se ha convertido en casi una obsesión. Cubre la guerra de Ucrania sin ningún medio detrás. Pero acumula una legión de más de 245.000 seguidores en Twitter y su pódcast 'Taking on Putin' se ha convertido en uno de los más destacados.

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