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"Winter is coming', y será duro". ¿Podrá Europa mantener el ritmo de armar a Ucrania?
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Primeras señales de agotamiento

"Winter is coming', y será duro". ¿Podrá Europa mantener el ritmo de armar a Ucrania?

En un momento clave de la ofensiva, las promesas de envío de armamento europeo a Ucrania empiezan a bajar el ritmo

Foto: Soldados ucranianos en la zona cercana a Bajmut, en el Donbás. (Reuters/Nacho Doce)
Soldados ucranianos en la zona cercana a Bajmut, en el Donbás. (Reuters/Nacho Doce)

“Winter is coming' [se acerca el invierno], y será duro”. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, pedía este mismo martes a los países occidentales que aumentaran en los próximos meses su provisión de armamento —y más rápidamente— para ayudar a Ucrania no solo a resistir el agónico avance de las tropas rusas, sino a sostener una hipotética futura contraofensiva y recuperar territorios ocupados por Moscú. “Lo que estamos viendo ahora es una aplastante guerra de desgaste. Una batalla de voluntades y de logística. Por tanto, debemos mantener nuestro apoyo a Ucrania a largo plazo, para que Ucrania prevalezca”, arengaba Stoltenberg durante la celebración de la segunda edición de la Plataforma de Crimea.

Cuando se cumplen seis meses de la invasión rusa de Ucrania, empiezan a notarse algunos problemas y señales de agotamiento, con un bajón en los compromisos de entrega de armas a Ucrania ya este julio y agosto, en comparación con meses anteriores. Está por ver si, con la llegada del nuevo curso, los países europeos no se irán quedando rezagados frente a los últimos paquetes de ayuda militar prometidos por Estados Unidos que, aun así, tampoco implican un apoyo inmediato a Ucrania. Los paquetes financieros ayudan, pero tardan luego en materializarse en el terreno, precisamente cuando Kiev se enfrenta a un momento clave de la invasión rusa en esa guerra de aguante o contraofensiva.

Foto: Varios carteles en referencia a la invasión rusa son exhibidos en Kiev. (EFE/EPA/Roman Pilipey)

Por ejemplo, se espera que Estados Unidos anuncie este mismo miércoles un paquete de 3.000 millones de dólares adicionales en ayuda militar para entrenar y equipar a las fuerzas armadas ucranianas en los próximos meses, según información filtrada a AP. Este dinero está pensado, sin embargo, para drones, armas y otros equipamientos que no llegarán al frente de batalla hasta dentro de al menos un año o dos, según fuentes de la Casa Blanca a AP. Este último paquete se une a la promesa de Estados Unidos, anunciada el pasado 19 de agosto, de un nuevo envío de hasta 775 millones en armas y suministros de las reservas del Pentágono, que incluye 40 vehículos blindados equipados con rodillos gigantes para despejar los campos de minas antes de cualquier operación terrestre en Ucrania, así como 50 Humvees blindados para el transporte de tropas, 1.500 misiles guiados TOW y 1.000 misiles antitanque Javelin.

Pero los principales países de la Unión Europea se van quedando atrás en el ritmo de envíos, en lo que hace temer que el agotamiento europeo, tras seis meses de guerra en Ucrania, implique una cierta sequía en el envío de ayuda militar concreta.

Este julio, y por primera vez desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania el pasado 24 de febrero, los seis países más grandes de Europa (Reino Unido, Francia, Alemania, España, Italia y Polonia) no ofrecieron a Ucrania nuevos compromisos militares bilaterales, según un reciente informe del Instituto Kiel para la Economía Mundial (Kiel Institute for the World Economy, con sede en Alemania), que hace un seguimiento de la ayuda militar (tanto en forma de armamento concreto como en financiación) y humanitaria o de cooperación prometida y finalmente entregada a Kiev.

placeholder Soldados ucranianos en Járkov. (EFE)
Soldados ucranianos en Járkov. (EFE)

Este primer mes en blanco —en agosto sí que se han anunciado nuevos compromisos, aunque a mucho menor ritmo— puede ser un síntoma de ese agotamiento, y en Ucrania hay miedo a que se convierta en la nueva medida habitual de menos y más espaciadas promesas.

“Hemos observado un grandísimo descenso en los compromisos de ayuda militar y de entrega de armas a Ucrania desde junio”, sostiene Arianna Antezza, líder del equipo del Kiel Institute encargado del Ukraine Support Tracker, en entrevista con El Confidencial. “Esto es probablemente el elemento más notable: si no prometes nada, no entregarás nada [armas, a Ucrania] una vez ya hayas cumplido los envíos de las promesas iniciales que se hicieron, por ejemplo, en mayo”, añade.

Foto: Soldados ucranianos en la carretera de Bakhmut. (EFE)
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Sin embargo, hay que tener en cuenta alguna de las razones detrás de ese bajón en promesas militares, que no son necesariamente negativas para Ucrania. El nuevo escenario militar en el terreno forzó a que los países occidentales cambiaran el tipo de armamento que entregaban a Ucrania, en favor de un armamento más pesado, acorazado, de mayor alcance y más complejidad. Es decir, los ligeros Javelins (lanzamisiles portátiles antitanque) que tantos éxitos reportaron en los primeros meses de la ofensiva dieron paso a compromisos como los de Francia, que ha enviado Caesar (obuses autopropulsados), o los lanzacohetes múltiples Himars estadounidenses. Entre esas promesas de armamento pesado estarían también, por ejemplo, los malogrados Gepards alemanes (carro con cañones y sistemas antiaéreos, prometidos en mayo, pero que no fueron entregados, y solo los tres primeros, hasta finales de julio) o los Leopards españoles, prometidos inicialmente en abril pasado y que, tras meses de dudas y algún roce diplomático con Alemania, que tenía que dar su visto bueno al traspaso, fueron retirados de la oferta por el "estado absolutamente lamentable" (en palabras de Margarita Robles) en que se encontraban.

El tipo de armamento que estaría llegando ahora a Ucrania es más caro que lo prometido en los primeros meses de la invasión, y hay también menos existencias en las armerías occidentales, por lo que entre los expertos militares está apareciendo el miedo a que no haya suficientes suministros que donar, o que la mera fabricación de armamento sea capaz de mantener el ritmo de la creciente demanda. Todo eso, más allá del agostamiento o no del compromiso político en la entrega de armas.

Este problema también afectó a las entregas de Estados Unidos, que hasta ahora ha limitado a 16 el número de Himars enviados a Ucrania, por temor a que entregar más consumiera las reservas de misiles guiados por satélite del Pentágono. Sin embargo, en los últimos días y tras el anuncio del nuevo paquete militar, funcionarios del Pentágono estadounidense han enfatizado que su reabastecimiento de municiones para varios sistemas de artillería ha alcanzado un nivel “regular y sostenible” para continuar con sus entregas a Kiev, según recoge el 'New York Times'.

El cambio en el tipo de armas es clave en una contraofensiva ucraniana para intentar reconquistar territorios ocupados por Rusia, especialmente en el sur del país, pero está por ver si el propio Kiev decide dar el paso y no solo mantenerse en esa guerra de aguante, sino avanzar territorialmente. Pero ese parón veraniego en los compromisos pasa también factura a la hipotética contraofensiva ucraniana en las próximas semanas. Según el seguimiento de Antezza, entre el anuncio de un compromiso y la entrega definitiva en Ucrania pasa al menos un mes. Si en julio no ha habido compromisos, en septiembre empezaremos a ver los problemas.

Foto: Un soldado ucraniano dispara un obús en la región de Mykolaiv, a 90 km de Jersón. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)

El seguimiento de las entregas de armamento es muy complejo. En ocasiones, es considerado alto secreto (como Italia), por el desfase entre lo que se promete y lo que luego realmente se envía, o simplemente las partidas financieras prometidas no se traducen públicamente a una lista de armas específicas. Por ejemplo, tras los recientes ataques a bases y objetivos militares rusos en Crimea, fuera del rango habitual de las armas ya disponibles por Ucrania, se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que Estados Unidos esté enviando armas de las que no se ha informado oficialmente.

Otro ejemplo de ocultación es, precisamente, España, pero por motivos muy diferentes. “España no es un país muy transparente. Hay países como Noruega, Alemania o Estados Unidos que han publicado una lista de los artículos enviados a Ucrania. España no ha sido muy clara con ciertas armas que ha enviado a Ucrania”, señala Antezza, que apunta a un “debate muy turbio” sobre el caso de los frustrados Leopards. Según declaraciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, se ha mantenido una extremada cautela con los detalles sobre los envíos específicos por razones de seguridad. Pero, aun así, la mayoría de los envíos de España son de armamento no pesado, con excepción de 20 transportes de personal M113 del Ejército de Tierra (todavía por entregar) y una ambulancia militar acorazada ofrecida en abril, y prefiere centrarse en la ayuda humanitaria.

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Soldados ucranianos en la región de Donetsk este 18 de agosto. (Reuters)

La de los Leopard no es la única promesa que luego no termina de materializarse. Es habitual en las calles de Kiev el chiste de nuevo cuño de “hacer un Scholz/hacer un Alemania” para hablar de prometer mucho, pero luego arrastrar los pies y que nunca se cumpla con el compromiso. “Hemos observado una tendencia de Alemania de retrasar las entregas”, confirma la experta del Instituto Kiel, quien detalla que la mayoría de las armas que no han sido entregadas por Alemania son “el armamento pesado de artillería”. “Por ejemplo, la mayoría de los intercambios de armamento [Berlín entregaría armamento pesado a países como Eslovaquia, Eslovenia, República Checa, Polonia o Grecia, para que estos entreguen sus tanques soviéticos a Ucrania], que fueron anunciados en abril, todavía siguen en proceso de negociación en muchos casos”.

Es por eso que los últimos mensajes públicos del canciller Olaf Scholz han sido recibidos con los brazos abiertos, pero con un inevitable escepticismo. “Entendemos la posibilidad de una escalada [militar] mayor, así que hacemos una importante promesa: continuaremos apoyando a Ucrania con nuevos envíos de armas”, declaró el mandatario alemán este mismo martes, en un encuentro bilateral con el presidente de Canadá, Justin Trudeau. La misma noche del martes, la agencia Reuters ha adelantado —citando fuentes cercanas al Gobierno alemán— que Scholz planea una nueva remesa de armas por valor de 500 millones de euros para Ucrania, entre tres sistemas de defensa aérea Iris-T, una docena de vehículos acorazados, 20 lanzamisiles y sistemas antidrones. Lo de los Iris-T suena a disco viejo: lleva prometiéndolos, sin que hayan llegado a Ucrania todavía, desde hace meses.

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“Winter is coming' [se acerca el invierno], y será duro”. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, pedía este mismo martes a los países occidentales que aumentaran en los próximos meses su provisión de armamento —y más rápidamente— para ayudar a Ucrania no solo a resistir el agónico avance de las tropas rusas, sino a sostener una hipotética futura contraofensiva y recuperar territorios ocupados por Moscú. “Lo que estamos viendo ahora es una aplastante guerra de desgaste. Una batalla de voluntades y de logística. Por tanto, debemos mantener nuestro apoyo a Ucrania a largo plazo, para que Ucrania prevalezca”, arengaba Stoltenberg durante la celebración de la segunda edición de la Plataforma de Crimea.

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