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Semana de tres días o domingo sin coche: las restricciones ya existieron, pero España pasó
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Semana de tres días o domingo sin coche: las restricciones ya existieron, pero España pasó

La crisis del petróleo de 1973 obligó a los países europeos a limitar su consumo. Sin embargo, la España franquista decidió hacer caso omiso, lo que le acarreó problemas

Foto: La crisis del petróleo de 1973. (Cedida)
La crisis del petróleo de 1973. (Cedida)

'Licorice Pizza', la película de Paul Thomas Anderson ambientada en 1973 estrenada este año, presenta una imagen que puede sorprender al espectador contemporáneo: los vecinos de Los Ángeles buscando desesperadamente gasolina para sus coches, varados en mitad de la carretera. La película retrata con cierta nostalgia la convulsa realidad de la crisis del petróleo de mediados de década, tras la decisión de los países de la OPEP de embargar las exportaciones a los países que habían apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kippur.

La gran crisis energética de la segunda mitad del siglo XX empujó a la creación de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) para coordinar las políticas energéticas de los países miembros y a la adopción de medidas de restricción energética para enfrentarse a la escasez de petróleo. Cuando a principios de este año la propia AIE publicó un decálogo para recortar el consumo energético, muchas de esas medidas ya eran conocidas para los europeos de mayor edad, que vivieron la jornada semanal de tres días o los domingos sin coches.

"La solución española a la crisis del petróleo es que el consumidor no sufriera"

Pero no para todos: para los españoles, no. Nuestro país quedó al margen de las medidas de restricción energética, como explicaba Mar Rubio-Varas, catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Pública de Navarra. "La solución española a la crisis del petróleo fue que el consumidor final no sufriera. Estábamos empezando una Transición política con muchas incertidumbres. Cuando el sha de Persia anunció, a finales de 1973, que los estados del Golfo Pérsico doblarían los precios del petróleo, el presidente del Gobierno español, Carrero Blanco, acababa de ser asesinado en Madrid. La crisis del petróleo nos pilló enfrascados en otros asuntos".

Mientras que el resto de países de la OCDE reducían su consumo, España dio la espalda a las restricciones. Es más, este se dispararía durante esos años. A pesar de campañas como las que llevó a cabo el Centro de Estudios de la Energía del Ministerio de Industria franquista, que presentaba eslóganes como "consuma electricidad/agua caliente/gas como si quedara poco" o "ahorre, aunque usted pueda pagarlo, España no puede", que calaron en el inconsciente colectivo, las decisiones políticas tardofranquistas fueron en una dirección muy diferente. La España franquista fue, como hoy comunidades rebeldes como Madrid, una excepción europea.

La Política Compensatoria, como se conocieron las medidas para paliar el aumento de precios del petróleo, hizo que el Estado asumiese parte de los impuestos para evitar que los precios se disparasen para las empresas y los consumidores. Lo que provocaron estas medidas fue un alto endeudamiento y el crecimiento del déficit de la balanza comercial. Como explica José Domingo Portero Lameiro, profesor de la Universidad de Cádiz, "la contracción económica que sufrieron los países de nuestro entorno provocó en España un descenso de los ingresos procedentes del turismo, así como de las exportaciones, dando lugar a un acusado déficit de la balanza comercial.

A su vez, el declive de la actividad industrial europea paralizó el proceso migratorio español, y el retorno de estos extrabajadores contribuyó a aumentar el desempleo en nuestro país, que alcanzó una cota de 900.000 personas. También se incrementó la inflación, en tanto que muchas materias primas y productos manufacturados provenían del exterior a unos precios superiores a los tradicionales".

Como señala en una investigación José María Lorca Alcalá, profesor de la UNED, la demanda de energía en España era alta, pero se obtenía a un precio barato, como ocurría con el gasoil (siete pesetas litro) o el fuel pesado, por debajo de los precios de Alemania, Francia o Italia. "La satisfacción con la que las autoridades españolas manejaban estas cifras es la consecuencia de que en nuestro país se permitiera un consumo excesivo de la energía, mientras en otros lugares de nuestro entorno se introdujeran ya por entonces elementos restrictivos sobre el despilfarro energético", explica.

En Reino Unido se limitó a tres el número de días semanales de consumo eléctrico

"España fue el único país que mantuvo una política económica expansiva", anunciaba 'El País' en 1976 sobre ese período. "Con base en unos estudios comparativos de las diferentes políticas económicas recientes en los países occidentales, España es el único que, a diferencia del resto, adoptó una política económica expansiva ante los efectos de la crisis energética". La situación fue muy diferente en el resto de Europa.

Reino Unido: ¿quién quiere una semana de tres días?

Una de las medidas más recordadas fue la implantación temporal de una semana laboral de tres días en Reino Unido, donde la crisis energética coincidió con la huelga de mineros y de trabajadores de la construcción. Debido a que Inglaterra dependía enormemente de sus reservas de carbón, el primer ministro conservador Edward Heath aprobó una serie de medidas a finales de 1973 que entraron en vigor el 1 de enero de 1974: se limitó a tres el número de días semanales de consumo eléctrico y se prohibieron las horas extra, con la excepción de servicios esenciales como los hospitales y los supermercados (y los periódicos). Además, las televisiones debían dejar de emitir a las diez y media de la noche.

placeholder Edward Heath, el impulsor de las medidas en Reino Unido. (Reuters/Ian Hodgson)
Edward Heath, el impulsor de las medidas en Reino Unido. (Reuters/Ian Hodgson)

Aunque memorable, la semana de tres días duró poco más de dos meses, hasta el 7 de marzo del mismo año, después de que el laborista Harold Wilson volviese al poder tras unas elecciones en las que el Partido Conservador perdió su mayoría parlamentaria. Algunos analistas energéticos como Paul Donovan han apostado por una versión moderna de esta semana de tres días. Como explica, "las oficinas son económica y medioambientalmente ineficientes". Por lo general, suelen permanecer abiertas durante gran parte del día, aunque estén medio vacías, con la calefacción, la luz o el aire acondicionado encendidos.

La semana laboral de tres días no es una de las medidas que aparecen recogidas entre las últimas propuestas de la AIE, pero sí teletrabajar durante tres jornadas a la semana, lo que permitiría ahorrar alrededor de 500.000 barriles cada siete días.

Alemania: un domingo sin coches

Antes de las restricciones a la circulación para reducir las emisiones contaminantes, Centroeuropa ya ensayó una manera de reducir el consumo energético, limitando la circulación durante un día a la semana. Alemania Occidental, Países Bajos, Suiza y Dinamarca fueron los países que se inventaron su día sin coches durante 1973. En Países Bajos, por ejemplo, la medida duró desde noviembre de 1973 hasta comienzos del año siguiente.

Así lo contaba 'The New York Times': "Casi todas las gasolineras en Alemania Occidental están cerradas, ya que conducir está prohibido. La causa de esta situación inusual es la prohibición de conducir el domingo desde las tres de la madrugada hasta las tres de la madrugada del día siguiente a causa de la escasez de gasolina". Los berlineses del oeste salieron a la calle a "bailar, cantar, pasear o desplazarse en bicicleta por las calles vacías de tráfico".

Como la historia rima, el texto también añadía que "no existe esta prohibición en Alemania del Este, que tiene menos automóviles y la mayor parte de su petróleo proviene de la Unión Soviética". Esta es una de las diez medidas que la AIE ha vuelto a solicitar en su informe, añadiendo que además permitiría disfrutar de un aire más limpio, menos polución sonora y una mejor seguridad vial. La descripción que los medios de Países Bajos hacían en 1973 era positiva: "La iniciativa del gobierno ha sido bienvenida, y no es difícil ver por qué. En el cruce de calles donde estuve esperando, el sonido de las ruedas de las bicicletas sustituyó al de los conductores furiosos que tocan sus bocinas y aceleran con impaciencia sus motores".

¡Oh la la, la energie!

Georges Pompidou, presidente francés entre 1969 y 1974, también tomó medidas para reducir el consumo energético en su país. Entre ellas se encontraba la que tanta controversia ha generado en España: la prohibición de encender los escaparates entre las diez de la noche y siete de la mañana. Además, se impuso un límite de velocidad ligeramente inferior al de la época (90 kilómetros por hora en carretera, 120 en autopista) y se forzó a que los programas de televisión terminasen a las once de la noche. La AIE también anima 50 años después a reducir en 10 kilómetros por hora la velocidad en las vías.

Además, se animó a que la temperatura de la calefacción no superase los 20 grados. En 1974 se aprobó una ley que regulaba esta medida para colegios, edificios públicos, oficinas y edificios comerciales, y se redujo el límite a los 19 grados. Un eslogan muy recordado era: "En Francia no tenemos petróleo, pero sí ideas". Un buen resumen del otoño que pasaremos, con una puerta abierta a la esperanza: la mayoría de estas restricciones se retiraron en cuestión de meses.

'Licorice Pizza', la película de Paul Thomas Anderson ambientada en 1973 estrenada este año, presenta una imagen que puede sorprender al espectador contemporáneo: los vecinos de Los Ángeles buscando desesperadamente gasolina para sus coches, varados en mitad de la carretera. La película retrata con cierta nostalgia la convulsa realidad de la crisis del petróleo de mediados de década, tras la decisión de los países de la OPEP de embargar las exportaciones a los países que habían apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kippur.

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