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"Sin comida no hay elecciones": en Kenia, la crisis alimentaria por Ucrania ya ha llegado
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Inflación, protestas e impago de la deuda

"Sin comida no hay elecciones": en Kenia, la crisis alimentaria por Ucrania ya ha llegado

En Kenia, las raciones de ugali y chapati se han reducido por el incremento del coste de la harina de trigo, que ha subido un 67% y se ha convertido en tema principal en la campaña presidencial

Foto: Un keniano prepara varios chapatis en un puesto de Nairobi. (Reuters/Thomas Mukoya)
Un keniano prepara varios chapatis en un puesto de Nairobi. (Reuters/Thomas Mukoya)

Ivory separa las pelotas de masa, vierte un poco de aceite a la sartén, coge una y la echa. A los pocos segundos, intenta darle la vuelta, pero se le abre y peligra que se rompa. A su lado, Veronica Mueni Nzuki le mira atentamente mientras intenta arreglarlo. El cocinero consigue salvarla, envuelve el papel de periódico el chapati y se lo da a uno de los dos niños que asoman por debajo de la mesa.

El chapati es un tipo de pan de pita muy popular en la gastronomía del este de África y uno de los alimentos más básicos para la población más vulnerable. Se hace a base de harina de trigo y su tamaño solía ser como el de un plato principal, difícil de coger con una mano. Desde hace unos meses, su circunferencia no llega a la de un plato de postre. Veronica es la dueña del pequeño establecimiento en Kibera, el barrio chabolista más grande de Kenia y de toda África. Desde marzo y en poco más de tres meses, el precio del saco de harina de trigo se ha disparado un 67%, pasando de 120 a 200 chelines kenianos —poco menos de un euro a 1,64 euros—. “Doy trabajo a seis personas y cada día compro entre seis y ocho sacos de harina de trigo”, añade Veronica para explicar el efecto de la subida de precios. Con ellos cocina chapati y también ugali, el acompañante estrella de millones de kenianos de bajos recursos: una especie de pasta de sémola que se hace a base de mezclar harina de trigo con agua hirviendo.

Foto: Trabajadores levantan un saco de arroz en Chandigarh, India. (Reuters/Ajay Verma)

La inflación en Kenia ha llegado al nivel más alto en los últimos cinco años, con un 8,3% en julio, empujada por una subida del 15,3% con respecto al año anterior en el precio de los alimentos. Una de las principales razones se encuentra a miles de kilómetros al norte. Los efectos de la invasión de Ucrania se sienten en las tripas de millones de africanos. Kenia importa el 67% de su trigo de Rusia y el 22% de Ucrania, por lo que el bloqueo de los puertos ucranianos en el mar Negro por parte de la flota rusa y la prohibición temporal rusa de la exportación de su propio grano, han supuesto un gran efecto sobre la oferta.

En los últimos meses, varios establecimientos han tenido que anunciar que no había ugali. La disrupción del mercado por la invasión de Ucrania es una de las principales razones de la inflación, pero no la única que nace de un fenómeno global. “Antes de Ucrania ya comenzaron a subir los precios con la relajación de las medidas del covid, ya que al retomar la actividad económica se incrementó la demanda”, asegura X.N. Iraki, economista de la Universidad de Nairobi.

placeholder Un menú a las afueras de un restaurante en Kibera avisa a los ciudadanos en suajili. (D.S.)
Un menú a las afueras de un restaurante en Kibera avisa a los ciudadanos en suajili. (D.S.)

La triple crisis (subida de los precios de los alimentos, del combustible y el riesgo de impago de deuda externa) fruto primero de los problemas de las cadenas globales de suministros con el covid, y exacerbada luego por la invasión rusa de Ucrania, ya se ha cobrado al menos un Gobierno. A finales de julio, una muchedumbre tomaba por asalto varios edificios gubernamentales en Sri Lanka y forzaba la dimisión tanto del primer ministro como del presidente, en medio de una carestía alimenticia, los precios del combustible por las nubes y un Gobierno en 'default'. Pero, advierten los expertos, hay una amplia lista de países que corren el mismo riesgo en los próximos meses. Además de los problemas de abastecimiento de la vital harina de trigo, Kenia se coloca en el sexto puesto de países con riesgo de impago de su deuda este 2022, en el listado elaborado por Bloomberg.

Se une también el calentamiento global, ya que de marzo a mayo suele ser la principal temporada de lluvias, vital para la agricultura, pero en 2022 estos meses han sido los más secos en 70 años en el norte y este del país. La sequía ha provocado que 4,1 millones de kenianos, casi uno de cada 10 ciudadanos del país, estén en situación de inseguridad alimentaria.

Protestas en medio de una campaña polarizada

No es la primera vez que protestas por la falta de comida se han cobrado un Gobierno en África. Las propias primaveras árabes se alimentaron del hambre: en Egipto, uno de los principales lemas de la Revolución de Tahrir era 'Pan, libertad y justicia social'. En 2019, unas protestas en Sudán que comenzaron por la subida del precio del pan acabaron evolucionando hacia demandas democráticas que acabaron por deponer al dictador Omar al-Bashir tras más de 30 años en el poder. Ahora, en Kenia, el miedo es que la falta de poder adquisitivo genere violencia en un periodo especialmente tenso como es el electoral.

Foto: El embajador keniano ante la ONU, Martin Kimani. (Naciones Unidas/Loey Felipe)

El 7 de julio, cientos de manifestantes ocuparon el centro de Nairobi para protestar por la subida de precios. Entre los carteles y pancartas, destacaba el de un plato de cartón vacío en el que se leía 'Sin comida no hay elecciones 2022'. Este martes 9 de agosto, Kenia celebra elecciones generales con todos los cargos políticos del país en juego: más de 16.000 candidatos compiten por 1.882 asientos entre regionales y nacionales.

El más cotizado es el de presidente: Raila Odinga o William Ruto son los favoritos a suceder a Uhuru Kenyatta, que se retira tras cumplir el máximo de dos mandatos. El primero es el eterno opositor que se presenta por quinta vez a la presidencia. Cuenta con el apoyo de Kenyatta, que ha dado la espalda a Ruto, su actual vicepresidente, y quien ha hecho campaña contra las élites del país. Odinga está ligeramente en cabeza, con alrededor de seis puntos de ventaja, pero ninguno llega al 50% del electorado, y el 9% de indecisos puede ser decisivo para evitar por primera vez en la historia de Kenia una segunda ronda.

Foto: Un partidario de la coalición National Super Alliance (NASA) antes de enfrentarse a miembros de la secta Mungiki (EFE) Opinión

Las protestas llamaban al boicot de las elecciones si no bajaba el precio del paquete de harina de trigo a 70 chelines, poco más de 50 céntimos. Dos semanas después, el presidente saliente, Uhuru Kenyatta, anunció un paquete de 6,6 millones de euros en subsidios a los productores y comerciantes de harina de maíz con la intención de reducir el precio hasta los 100 chelines, unos 80 céntimos de euro. Sin embargo, el ministro de Agricultura aseguró que el plan es voluntario para los productores, y el precio en el mercado no ha bajado.

Los carteles inundan la capital del país, donde cada pocos minutos se oyen nuevos cláxones para mítines e incluso helicópteros en que se mueven los favoritos a la presidencia. “Hay mucho dinero en circulación en campaña y eso hace que los precios suban”, afirma el profesor X.N. Iraki. A pesar de que la campaña comenzó oficialmente el 29 de mayo, un mes antes ya había aumentado en más de 26 millones de euros el dinero en circulación.

La comisión electoral ha limitado el gasto de un candidato presidencial en 36 millones de euros. En un país donde el 83% de la población vive al día en el sector informal, sin un salario fijo, un estudio calculó que un candidato al Senado se gastará este año más de 382.000 euros para poder vencer, por 30.000 euros de un diputado regional, el cargo más barato. El despilfarro en campaña empeora la inflación, disparada desde la invasión rusa de Ucrania y que también afecta al bolsillo de los kenianos que, por razones externas a ellos, sufren hambre.

Ivory separa las pelotas de masa, vierte un poco de aceite a la sartén, coge una y la echa. A los pocos segundos, intenta darle la vuelta, pero se le abre y peligra que se rompa. A su lado, Veronica Mueni Nzuki le mira atentamente mientras intenta arreglarlo. El cocinero consigue salvarla, envuelve el papel de periódico el chapati y se lo da a uno de los dos niños que asoman por debajo de la mesa.

Conflicto de Ucrania Kenia
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