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Más allá del simbolismo: cómo la visita de Pelosi va a impactar en Taiwán
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Lo que está por venir en la isla

Más allá del simbolismo: cómo la visita de Pelosi va a impactar en Taiwán

Se espera que el gobernante Partido Progresista Democrático, de la presidenta Tsai Ing-wen, que aboga por la independencia de China, se beneficie políticamente

Foto: El ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, y la directora del Instituto Estadounidense de Taiwán, Sandra Oudkirk, despiden el avión que transporta a Nancy Pelosi a su salida de la isla. (Reuters)
El ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, y la directora del Instituto Estadounidense de Taiwán, Sandra Oudkirk, despiden el avión que transporta a Nancy Pelosi a su salida de la isla. (Reuters)

Una vez la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, ha abandonado Taiwán, el foco se ha centrado en la respuesta de China y en la futura contrarrespuesta de Estados Unidos. Sin embargo, conviene no perder de vista las consecuencias para esta isla de 23 millones de habitantes atrapada en el fuego cruzado entre Pekín y Washington.

Si uno se pone en el lugar de Taiwán, lo que está en juego no puede ser mayor. Por un lado, China está rodeando sus aguas territoriales, invadiendo sus cielos con aviones de combate y rechazando sus envíos de alimentos. Por el otro, Estados Unidos no reconoce oficialmente su independencia y, digan lo que digan Pelosi o el presidente Joe Biden, Taipéi sabe bien que Washington no lo defenderá en caso de una invasión china, que hoy en día no parece tan lejana como hace unos años.

Aun así, Pelosi fue recibida por todo lo alto en Taipéi. Eso no es una sorpresa, dado que el simbolismo es tan importante para los taiwaneses como para los chinos. Estos últimos siempre se asustan cuando los funcionarios de EEUU visitan Taiwán, que Beijing llama la 23ª provincia de la República Popular. Después de todo, China sabe cuán populares son los estadounidenses allí.

"Taiwán puede obtener una garantía de apoyo moral (por lo tanto, simbólico) de la visita de Pelosi", dice Titus Chen, profesor asociado de la Universidad Nacional Sun Yat-Sen. "Puede que no signifique mucho para los políticos estadounidenses, pero décadas de aislamiento diplomático y frustración política han llevado a los taiwaneses a poner mucho énfasis en el reconocimiento simbólico de la importancia y los logros de Taiwán por parte de los líderes extranjeros".

Foto: Foto: Reuters/Tyrone Siu.

Este sentimiento, explica Chen, "está muy arraigado en la sociedad taiwanesa, y casi todos los políticos lo suscriben". Y cree que el gobernante Partido Progresista Democrático, de la presidenta Tsai Ing-wen, que aboga por la independencia de China, se beneficiará políticamente. La pregunta es si la formación puede surfear la ola de Pelosi hacia la victoria en las grandes elecciones locales de noviembre. Se espera que la visita aumente los índices de aprobación de Tsai y de los candidatos del DPP, pero las controversias recientes vinculadas a algunos de ellos podrían perjudicar sus posibilidades.

"Es difícil decir que el partido gobernante puede llevarse todo el crédito [de la visita] y ganar las elecciones locales", dice Tsai Chia-hung, director del Centro de Estudios Electorales de la Universidad Nacional Chengchi, en Taipéi. Aunque es posible, agrega, que la gente preste menos atención en este momento a los escándalos relacionados con el DPP.

La votación local de este año es más importante de lo habitual porque sentará las bases para las elecciones presidenciales de 2024. El DPP, de centro izquierda, no tiene un candidato claro para reemplazar a Tsai, quien ganó las elecciones de 2016 y 2020 de forma aplastante y, lo que es más importante, reconcilió a las facciones en guerra dentro del partido. Mientras tanto, el opositor Kuomintang, de centro derecha y que apuesta por la reunificación con China, espera que quien suceda a la presidenta fracase a la hora de mantener unida la formación y pierda su toque mágico con los votantes más jóvenes.

Foto: Reacción al simulacro de fuego real realizado por China en Taiwán. (EFE/EPA/Ritchie B. Tongo) Opinión

China quiere que el Kuomintang vuelva al poder. Los lazos entre China y Taiwán alcanzaron su punto más cálido en décadas en 2010, bajo la presidencia del derechista Ma Ying-jeou, quien en 2015 se reunió con Xi Jinping en la histórica primera (y hasta ahora única) 'cumbre' entre los líderes continental e insular desde el final de la guerra civil de China en 1949.

Mientras tanto, los taiwaneses saben que les esperan semanas y meses difíciles con una China enfadada. La mayoría está lista para lo que viene: un mayor despliegue militar y sanciones comerciales más duras. Pero algunos taiwaneses se preguntarán si la visita de Pelosi valió la pena. Aun así, las acciones hasta ahora "son en su mayoría gestos simbólicos y China, en realidad, tiene cuidado de no escalar las tensiones", agrega Chen. "Taiwán sufrirá algunas pérdidas simbólicas menores, pero en general el Gobierno y la gente aquí están listos para resistir la presión de China".

Una vez la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, ha abandonado Taiwán, el foco se ha centrado en la respuesta de China y en la futura contrarrespuesta de Estados Unidos. Sin embargo, conviene no perder de vista las consecuencias para esta isla de 23 millones de habitantes atrapada en el fuego cruzado entre Pekín y Washington.

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