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El hombre del legado inolvidable: por qué nadie debe alegrarse de la salida de Draghi
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El hombre del legado inolvidable: por qué nadie debe alegrarse de la salida de Draghi

Draghi deja una huella imborrable en la historia de Italia y ha posicionado el país como un importante aliado europeo. ¿Qué pasará en la política italiana después de su salida?

Foto: Italia ha convocado elecciones para septiembre tras la renuncia de Mario Draghi. (EFE/Angelo Carconi)
Italia ha convocado elecciones para septiembre tras la renuncia de Mario Draghi. (EFE/Angelo Carconi)

La coalición de gobierno del primer ministro italiano, Mario Draghi, se ha derrumbado. Su renuncia supuso el fin de un Ejecutivo que proporcionó estabilidad en uno de los parlamentos más populistas, euroescépticos, pro-Putin y pro-China de Europa. Teniendo en cuenta que el bloque de centro izquierda de Italia está profundamente dividido, su Gobierno, que se formó como respuesta a la crisis del covid-19, fue una afortunada anomalía.

Ahora, la Unión Europea y sus Estados miembros tienen otra crisis con la que lidiar: la dependencia energética de Rusia y la amenaza a la soberanía energética del bloque. Draghi fue la persona adecuada en el momento adecuado para responder a las consecuencias de la pandemia. Demostró ser igualmente hábil para enfrentar estos nuevos desafíos. Este año, sus políticas han reducido la dependencia de Italia del gas ruso del 40% a menos del 25%, y avanzó en los planes para reducirlo a cero para fines de 2023. Sin embargo, los tres partidos más prorrusos en el Parlamento italiano —la Liga, Forza Italia y el Movimiento Cinco Estrellas— tenían otras prioridades. El país ahora está preparado para las elecciones del 25 de septiembre, menos de un año antes de que finalice el mandato de Draghi.

Foto: Mario Draghi y el presidente de Algeria, Abdelmadjid Tebboune. (EFE/EPA/APS)

Después de 18 meses de gestión competente de la pandemia, de distribución de fondos NextGenerationEU, de la supervisión de la presidencia italiana del G-20 y de respuestas a la guerra de Rusia contra Ucrania, la carrera de Draghi ha terminado. Italia y la UE echarán de menos su fuerte liderazgo en medio de la lucha conjunta por hacer frente a la crisis energética.

La guerra ha provocado agitación política en toda la UE, especialmente en los países que dependen del gas de Rusia o ven el país como una amenaza para la seguridad. El país transalpino, por su parte, parecía estar lidiando sin problema con esta situación.

El Movimiento Cinco Estrellas decidió la semana pasada, a pesar de todo, retirar su apoyo al Gobierno. A primera vista, parecía una respuesta al compromiso de Draghi de seguir apoyando militarmente a Ucrania. Sin embargo, también acechaba en la sombra la figura del líder del Movimiento Cinco Estrellas, Giuseppe Conte, a quien Draghi reemplazó como primer ministro. Conte, que quiere usar la guerra como una herramienta para mantener su propia relevancia política, está tratando de salvar lo que queda de su partido. Movimiento Cinco Estrellas ganó las elecciones de 2018 con el 32% de los votos, pero ahora el apoyo se ha reducido a un 11,7%, según las encuestas.

Foto: El primer ministro de Italia, Mario Draghi. (Reuters/Guglielmo Mangiapane) Opinión

Draghi siempre supo que no podía depender de algunos miembros de su coalición gobernante, especialmente del Movimiento Cinco Estrellas y partes de la Liga de Matteo Salvini. También era consciente de que esta falta de fiabilidad era una grave amenaza para la política de Italia en lo que respecta a Rusia, así como para su papel a nivel europeo y como aliado fiable de Alemania y Francia. El liderazgo de Italia en la UE y la cooperación con otros Estados miembros con influencia serán importantes para fortalecer los cimientos del Eurogrupo después de que termine la guerra. Draghi habría jugado un papel clave en esto. También habría hecho una importante contribución a la política de la UE en áreas como la defensa y la seguridad, en las que su Gobierno mostró tanto compromiso como capacidad para reforzar la soberanía europea.

Por lo tanto, aquellos que derribaron al Gobierno tienen una gran responsabilidad en lo que suceda próximamente en la política italiana. El sucesor de Draghi deberá abordar las consecuencias sociales y económicas de la guerra de Rusia contra Ucrania, incluidos sus efectos en la opinión pública. Las encuestas recientes de ECFR indican que la crisis energética y el aumento de los precios están empujando a los ciudadanos de la UE, especialmente a los italianos, a querer terminar la guerra lo antes posible, incluso si esto implica que Ucrania se viera obligada a ceder parte de su territorio.

Un legado difícil de superar

Los líderes italianos deberían responder a esta presión pública trabajando para convertirse en un aliado fiable —y no solo un socio— de potencias económicas e industriales europeas como Francia y Alemania. De hecho, Italia representa el 17% de la producción industrial de la UE, más que cualquier otro Estado miembro, sin contar a este último. Italia solo puede desarrollar su potencial a través de una estrecha colaboración con Alemania y Francia, lo que beneficiaría a toda la población.

Gracias al liderazgo de Draghi, Italia finalmente había comenzado a desarrollar su potencial e hizo frente a sus problemas históricos. Lideró la política italiana hacia el pleno apoyo a Ucrania tras la invasión rusa, a pesar de los vaivenes de la opinión pública sobre el tema. Draghi incluso guio al presidente francés, Emmanuel Macron, y al canciller alemán, Olaf Scholz, en sus dudas iniciales sobre el respaldo a la candidatura de Ucrania a formar parte de la UE. Además, desempeñó un papel importante en la formulación de sanciones europeas contra Rusia y en la política energética en el plano italiano y europeo. Durante la crisis política que eventualmente derrocaría a su Gobierno, pasó dos días en Argel asegurando alternativas al gas ruso. Esto demostró su voluntad de anteponer el interés nacional a su puesto como primer ministro, algo cada vez más raro entre los políticos italianos.

Foto: Vista de basura acumulada en las calles de Roma. (EFE/Archivo) Opinión

En términos prácticos, el legado de Draghi formará parte del avance de Roma en su camino para situarse junto a París y Berlín como líder de la UE. Además, tranquilizó a Estados Unidos al desvincularse de la sombra política de Rusia y China, en la que se cernieron los dos gobiernos anteriores. Finalmente, impulsó la creación de la nueva herramienta 'antifragmentación' del Banco Central Europeo, que está diseñada para abordar la ampliación de los diferenciales de los bonos en Europa y, por lo tanto, apoyar la economía italiana, entre otras.

Como dice el viejo refrán: nadie es indispensable en política. Sin embargo, la caída del Gobierno de Draghi es un acto de autolesión por parte de sus oponentes. No obstante, su Gobierno ha sido un ejemplo de pragmatismo y realismo que ahora puede seguir su sucesor, y ha dejado un legado que será difícil de echar por tierra. A menos que los partidos populistas y euroescépticos tomen el control, la orientación política de Draghi sobre Rusia, Ucrania, las relaciones transatlánticas y la UE probablemente sobrevivirá a los tiempos difíciles que se avecinan, sobre todo por la falta de alternativas creíbles.

*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Teresa Coratella y Arturo Varvelli, titulado 'Whatever it breaks: Draghi’s downfall and the future of Italy'.

La coalición de gobierno del primer ministro italiano, Mario Draghi, se ha derrumbado. Su renuncia supuso el fin de un Ejecutivo que proporcionó estabilidad en uno de los parlamentos más populistas, euroescépticos, pro-Putin y pro-China de Europa. Teniendo en cuenta que el bloque de centro izquierda de Italia está profundamente dividido, su Gobierno, que se formó como respuesta a la crisis del covid-19, fue una afortunada anomalía.

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