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Coordenadas | Sri Lanka es el primer país que salta por los aires por la crisis energética. No será el último
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Coordenadas | Sri Lanka es el primer país que salta por los aires por la crisis energética. No será el último

Sri Lanka ha sido el primer país en estallar en protestas por la subida de los precios derivados por la crisis energética global

Foto: Manifestantes asaltan la residencia del primer ministro en Colombo. (EFE/Chamila Karunarathne)
Manifestantes asaltan la residencia del primer ministro en Colombo. (EFE/Chamila Karunarathne)

Rusia invade Ucrania y, cuatro meses después, una marabunta de manifestantes asalta el palacio presidencial de Sri Lanka y se bañan en la piscina del mandatario, que ha huido del país. La crisis energética global se ha cobrado su primera víctima, pero los expertos temen que el hundimiento económico y social de Sri Lanka sea solo el canario en la mina: el disparador de unos cada vez más altos precios del combustible, junto con la inflación, crisis de deuda y de reservas que se está contagiando a decenas de países en todo el globo, hace que Sri Lanka no vaya a ser el último que acabe saltando por los aires.

En breve

Tras meses de protestas y crisis política que se han exacerbado en la última semana, miles de manifestantes tomaron el sábado varios edificios gubernamentales y el palacio presidencial, pidiendo la dimisión del presidente Gotabaya Rajapaksa y el resto del Gobierno. El país sufre desde inicio de año una de sus peores crisis económicas desde su independencia: entró en suspensión de pagos (‘default’) de su deuda soberana en mayo y ahora carece de divisas para pagar las importaciones más básicas, desde gasolina a leche o papel higiénico. La inflación está disparada, la moneda local ha colapsado un 80% y hay escasez de alimentos. Sin gobierno y sin muchas opciones, Sri Lanka puede pasar de un país en bancarrota a un Estado fallido.

Foto: Protestas en Colombo pidiendo la dimisión de su presidente hoy (EFE)

Contexto

Sri Lanka, una isla de tamaño similar a Irlanda (65.610 km²) frente a las costas surorientales de India, ha sido el primer país en estallar en protestas por la subida de los precios derivados por la crisis energética global tras la guerra de Ucrania. En un escenario al que se enfrentan también otros países, especialmente agudizado por la enorme dependencia de la isla de las importaciones de todo tipo, la escalada del precio de los combustibles ha encarecido todo el frágil aparato que sostenía su economía, que una vez fue la envidia del mundo en desarrollo, con un progreso en la reducción de la pobreza, la mortalidad infantil y la mejora de la educación Primaria superior al de sus vecinos India, Pakistán y Bangladés.

Pero el combustible es solo la pistola humeante de una crisis que viene ya de lejos: en 2019, uno de los peores atentados terroristas de los últimos años en todo el mundo se cobró las vidas de 269, muchos de ellos, turistas y extranjeros en hoteles de lujo. Su particular 11-S espantó los ingresos del turismo en moneda extranjera, divisas claves para sostener su creciente deuda externa —dos tercios de sus ingresos van a pagar solo los intereses de sus préstamos—. La pandemia de coronavirus en 2020 terminó de matar las reservas, que ya a principios de año se quedaron casi al cero; entonces Sri Lanka solo logró evitar la suspensión de pagos gracias a un préstamo de última hora de India, que solo la retrasó unos meses, hasta este mayo.

La inflación, que afecta a prácticamente todas las economías del mundo primero desde la crisis del coronavirus y ahora por la guerra en Ucrania, se cebó especialmente con Sri Lanka. Según cifras de su banco central, este mes ha llegado hasta un 55%, y hay proyecciones de que llegue al 70% en los próximos. Sin dinero para pagar las importaciones ni los intereses de su deuda, a la inflación se une ya un elemento más: la escasez, tanto de combustibles como alimentaria, avivadas ambas por el bloqueo en Ucrania y la limitación de exportaciones de grano —preocupados por sus propios mercados internos— de otros mercados clave como India o China.

A la triple crisis de larga duración que afecta a muchos países de bajos y medios ingresos alrededor del mundo (coronavirus, encarecimiento de los costes financieros y la subida del precio de combustibles y alimentos) se añaden problemas internos de la mano del gobierno de Gotabaya Rajapaksa. Tras ser elegido en 2019 y cumpliendo una de las medidas más populistas de su campaña, Rajapaksa redujo drásticamente los impuestos, privando al Estado de ingresos mientras se disparaba la deuda externa, y en abril de 2021, prohibió repentinamente las importaciones de fertilizantes químicos, en un intento de impulsar la agricultura orgánica y 100% nacional, pero que sin planificación diezmó los cultivos de arroz.

Actores

Le llaman Gota. También Terminator. Gotabaya Rajapaksa, de 73 años, dimitirá este 13 de julio, apenas tres años desde que el teniente coronel, que se fraguó su apodo en la sangrienta guerra civil esrilanquesa de 2009, ganara las elecciones. El turbulento pasado de Gota —acusado de violaciones de derechos humanos y presunto responsable último de la muerte decenas de miles de civiles en el conflicto— no le pasó factura en su carrera por la presidencia, sino que su fama de ‘mano dura’ contra la inseguridad fue una de las cartas ganadoras de la campaña. Gota es también el hermano del dos veces mandatario de Sri Lanka, Mahinda, y representó el malogrado el retorno del clan familiar al poder.

Foto: Un partidario de un grupo étnico tamil, tras una protesta contra la visita del hasta ahora presidente Gotabaya Rajapaksa. (Reuters)

La carrera de Ranil Wickremesinghe viene de largo. El primer ministro, quien también dejará su cargo el 13 de julio tras apenas dos meses, lo había sido antes en tres ocasiones más (1993, 2001, 2015 y 2018). En ninguna ha finalizado la legislatura. Para desatascar la crisis de crédito de Sri Lanka, Wickremesinghe ha tocado a la puerta tanto a China como a India, que han ofrecido en los últimos meses algún salvavidas de crédito, pero sin terminar de sacar al país del agua.

Mahinda Rajapaksa es el nombre que demuestra que en Sri Lanka el poder se queda en familia. Presidente de 2005 a 2015, cuando su hermano Gotabaya llegó al poder, le nombró primer ministro, pero ha sido la primera pieza del Gobierno en ser sacrificada. Parte de la crisis actual de Sri Lanka puede ser rastreada hasta sus años en el poder, marcados por un crecimiento económico basado en la deuda externa y varios casos de corrupción.

¿Y ahora qué?

Si Gotabaya Rajapaksa formaliza su renuncia, será el primer presidente de Sri Lanka que no ha acabado con su mandato. A partir de ese momento, el Gobierno estará encabezado por el presidente del Parlamento, que será el encargado de liderar la difícil transición. El partido de Gotabaya, Sri Lanka Podujana Peramuna, tiene la mayoría en el Parlamento y, por lo tanto, es necesaria su aprobación para la formación de un nuevo gobierno. Este deberá enfrentar, además de las demandas de su pueblo, las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un acuerdo de préstamo. Esta es la principal vía de escape para paliar la crisis económica en el país y una de las prioridades de un nuevo gobierno del que todavía hay más preguntas que respuestas, entre ellas, si aceptará las previsiblemente draconianas condiciones del préstamo.

Foto: Portada de  'Al sur del Himalaya', de Ángel L. Martínez Cantera. (Cedida)

En el terreno internacional, hay varios países que se pueden ver en una situación similar a la de Sri Lanka. Según cifras del Banco Mundial, cerca del 60% de los países de bajos ingresos estaban en situación de sobreendeudamiento o en alto riesgo antes de la invasión de Ucrania, y el aumento de los costes de pago de la deuda no hace más que aumentar, especialmente para los que las basaron en moneda extranjera. Según UNCTAD, la agencia de Naciones Unidas para el desarrollo, al menos 69 países se enfrentaban a la tormenta perfecta de tres ‘shocks’ similares a los de Sri Lanka: aumento de los precios de los alimentos, de la energía o problemas para refinanciar su deuda. 25 en África, 25 en Asia-Pacífico y 19 en Latinoamérica-Caribe. Por poner algunos ejemplos: FMI ya ha abierto negociaciones de rescate con Egipto y Túnez (muy dependientes del grano ruso), Pakistán ha advertido que evitó por poco una suspensión de pagos hace apenas un mes debido a los altos gastos de la importación de energía. En Latinoamérica destacan El Salvador o Perú. El FMI tiene mecanismos para abrir opciones de reestructuración de deuda a países individuales, pero el problema es que esto ya no es una historia de uno a uno, sino una crisis global.

Para seguir el hilo...

En una imagen

placeholder Manifestantes aprovechan y se bañan en la piscina de la residencia del primer ministro en Colombo. (EFE/Chamila Karunarathne)
Manifestantes aprovechan y se bañan en la piscina de la residencia del primer ministro en Colombo. (EFE/Chamila Karunarathne)

Pasó con el primer ministro ucraniano Viktor Yanukóvich, con los palacios de Sadam Huseín y ahora con las lujosas residencias del Gobierno de Sri Lanka. El periodista Devjyot Ghoshal acompaña a los manifestantes esrilanqueses que han asaltado el palacio presidencial para ver por primera vez el lujoso estilo de vida de los que los gobernaron mientras el país pasaba hambre.

Rusia invade Ucrania y, cuatro meses después, una marabunta de manifestantes asalta el palacio presidencial de Sri Lanka y se bañan en la piscina del mandatario, que ha huido del país. La crisis energética global se ha cobrado su primera víctima, pero los expertos temen que el hundimiento económico y social de Sri Lanka sea solo el canario en la mina: el disparador de unos cada vez más altos precios del combustible, junto con la inflación, crisis de deuda y de reservas que se está contagiando a decenas de países en todo el globo, hace que Sri Lanka no vaya a ser el último que acabe saltando por los aires.

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