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¿Quién es Chris Pincher? El escándalo sexual que puede forzar la salida de Boris Johnson
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¿Lo sabía el premier y no hizo nada?

¿Quién es Chris Pincher? El escándalo sexual que puede forzar la salida de Boris Johnson

El responsable de disciplina de los conservadores dimite por abusar de varios hombres. Pero es el futuro de Johnson el que vuelve a ser objeto de un frenético debate ante un patrón de comportamiento "preocupante"

Foto: Boris Johnson en Downing Street. (Reuters/John Sibley)
Boris Johnson en Downing Street. (Reuters/John Sibley)

Ni el Partygate, ni la inflación, ni los flecos sin resolver del Brexit. La salida de Boris Johnson de Downing Street —que algunos ven tan cercana como este mismo verano— podría acabar siendo forzada por un nombre desconocido hasta ahora para la opinión pública: Chris Pincher. ¿Sabía el primer ministro de las acusaciones de abuso contra este diputado antes de nombrarle responsable de disciplina del Partido Conservador en febrero? Esta es la pregunta clave del más reciente escándalo sexual que ha sacudido a la formación del Gobierno y la razón por la que el aún líder 'tory' podría finalmente verse obligado a dejar su cargo.

Desde hace días, la historia de Pincher lleva ocupando los titulares de la prensa británica. Desde que el pasado miércoles saliera a la luz que el político “toqueteó” a dos hombres delante de testigos en el exclusivo 'Carlton Club', más de una docena de varones —muchos de ellos compañeros de filas— han denunciado que en la última década también fueron víctimas de comportamientos inapropiados por parte del acusado. Se trata del cuarto escándalo sexual que salpica a los 'tories' en apenas dos meses.

El parlamentario, que ha pedido perdón y ha especificado que está buscando apoyo médico profesional, ha sido suspendido del partido. Pero es el futuro de Johnson el que vuelve a ser objeto de un frenético debate porque el manejo de la crisis ha revelado un patrón de comportamiento que para muchos comienza a ser ya “preocupante”. Downing Street insistió en un primer momento que el primer ministro no estaba al tanto de ninguna acusación de mala conducta contra Pincher. Pero este lunes, en los ya habituales volantazos, un portavoz ha admitido que Johnson sí conocía las especulaciones, pero insistió en que no había base para bloquear su nombramiento como responsable de disciplina de los conservadores.

Foto: Boris Johnson, a las puertas de Downing Street 10 durante el anuncio de su dimisión. (Reuters/Peter Nicholls)

En definitiva, Johnson lo ha vuelto a hacer: primero, mutismo absoluto; para mandar luego a un ministro del Gabinete a dar la cara. Negar que estuviera al tanto de la información para, luego, reconocer que lo sabía. Cálculo erróneo, evasión de responsabilidades, ofuscación, demora en la toma de acciones y desaparecer de escena. Así funciona —o mejor dicho, no funciona— el Número 10.

Desafío del Comité 1922

El episodio coincide con las elecciones a la dirección del llamado Comité 1922, que reúne a los 'tories' sin cartera. Y todo apunta a que los rebeldes obtendrán los votos necesarios para poder cambiar las normas del partido y así celebrar otro desafío al liderazgo del primer ministro. Cuando Johnson ganó por un estrecho margen un voto de confianza el mes pasado —por 211 votos contra 148— se le otorgó un año de inmunidad. Pero las reglas podrían ahora cambiarse para celebrar otra votación si así lo demanda el 25% de los diputados conservadores.

Pincher renunció a su cargo el jueves por la noche y admitió sentirse “avergonzado” por sus acciones en el Carlton Club la noche anterior. El viernes por la mañana, el 'premier' envió a Simon Hart, ministro para Gales, a dar la cara a los medios, aparentemente con instrucciones de zanjar el asunto. Y no fue hasta por la noche que el parlamentario fue suspendido. Las preguntas sobre si Johnson estaba al tanto de las especulaciones surgen al conocerse que le describió como un “manoseador” dos años antes de nombrarle responsable de disciplina del partido.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson. (Reuters/Peter Nicholls)

En 2017, Pincher ya tuvo que dimitir como 'whip junior' —los diputados encargados de asegurarse que sus compañeros votan en los plenos y en línea con el partido—, acusado de haber hecho proposiciones sexuales a un atleta olímpico y potencial candidato conservador en las elecciones. Fue absuelto después de una investigación interna. Reincorporado por la exprimera ministra Theresa May, se unió al ministerio de Asuntos Exteriores como secretario de Estado cuando Johnson llegó al poder en julio de 2019.

Más allá del futuro del inquilino de Downing Street, el escándalo revela una cultura generalizada de abuso. Un diputado sospechoso de violación, sin ser nombrado, fue detenido y puesto en libertad bajo fianza a mediados de mayo. Otro renunció en abril por mirar pornografía en su móvil en pleno debate en la Cámara de los Comunes y un tercero fue condenado en mayo a 18 meses de cárcel por agresión sexual a un adolescente de 15 años.

Estos dos últimos casos forzaron recientemente elecciones parciales donde los conservadores no lograron retener los escaños. Tras las humillantes derrotas, Oliver Dowden, presidente del Partido Conservador, presentó su dimisión agregando que “alguien debe asumir la responsabilidad”. Toda una indirecta para un Johnson que se aferra al cargo en sus horas más bajas.

Un secreto a voces

El grupo 'Conservative Staffers for Change', que une a jóvenes que trabajan en el Parlamento, señala que el escándalo Pincher explica bien por qué formaron su asociación a principios de este año. "Las historias que ahora están saliendo al público no sorprenden. Su comportamiento era un secreto a voces en Westminster y es decepcionante que esto no se abordara antes”, aseguró a 'The Times' un portavoz. “Habiendo planteado preocupaciones sobre una conducta sexual inapropiada, estamos decepcionados, no solo por el tiempo que llevó suspenderle, sino también por la continua falta de claridad sobre lo que sabía el primer ministro”, añadió.

"Nos avergonzamos de que la reputación de nuestro lugar de trabajo esté cayendo en descrédito"

En mayo, el grupo escribió cartas abiertas a Johnson, Oliver Dowden, quien entonces era presidente de la formación, y a Lindsay Hoyle, presidente de la Cámara de los Comunes, en las que argumentaron que “una cultura de chismes y rumores ha permitido la tolerancia y aceptación del abuso en el parlamento durante demasiado tiempo”.

La misiva recalca que “muchos de nosotros nos avergonzamos de que la reputación de nuestro lugar de trabajo esté cayendo en descrédito” y que “en cualquier otro lugar de trabajo nunca se hubiera permitido que las cosas empeoraran tanto”. Los jóvenes recibieron una respuesta detallada de Dowden mientras que Hoyle organizó una reunión. Johnson no les respondió.

Ni el Partygate, ni la inflación, ni los flecos sin resolver del Brexit. La salida de Boris Johnson de Downing Street —que algunos ven tan cercana como este mismo verano— podría acabar siendo forzada por un nombre desconocido hasta ahora para la opinión pública: Chris Pincher. ¿Sabía el primer ministro de las acusaciones de abuso contra este diputado antes de nombrarle responsable de disciplina del Partido Conservador en febrero? Esta es la pregunta clave del más reciente escándalo sexual que ha sacudido a la formación del Gobierno y la razón por la que el aún líder 'tory' podría finalmente verse obligado a dejar su cargo.

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