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"China está haciendo una criba": éxodo de extranjeros en Shanghái
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"China está haciendo una criba": éxodo de extranjeros en Shanghái

El confinamiento de Shanghái y el cierre de las fronteras de China durante más de dos años han llevado a muchos extranjeros a hacer sus maletas y marcharse definitivamente de la capital financiera en un éxodo sin precedentes

Foto: Escenas del aeropuerto de Shanghái. (EFE/Alex Plavevski)
Escenas del aeropuerto de Shanghái. (EFE/Alex Plavevski)

Guillaume espera impaciente a montarse en el avión que le llevará de vuelta a Francia con sus dos hijos. "Hasta que no hayamos embarcado, no voy a respirar tranquilo. Han sido semanas de mucha tensión con los niños encerrados en casa y sin saber qué iba a pasar", explica este ejecutivo francés de 42 años. Es uno más de tantos otros miles de extranjeros que se apresuran a salir como pueden del país durante estos días.

El confinamiento estricto de los 26 millones de habitantes de Shanghái ha hecho que muchos expatriados hagan sus maletas y digan adiós a la que era una de las ciudades más cosmopolitas del mundo. Aunque la capital financiera ha vuelto a la normalidad, como si estos días de encierro hubiesen sido un mal sueño, no están dispuestos a acabar prisioneros en sus casas ni tampoco a que los envíen a un centro de aislamiento en caso de dar positivo si se produce otro confinamiento.

Foto: Trabajadores sanitarios desinfectan un área residencial en Shanghái. (Reuters/Aly Song)

El caso de Guillaume no es una excepción, sino más bien la regla. Según señaló ya hace unos meses Jörg Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio de la UE en China, del país habría salido cerca del 50% del total de europeos expatriados desde el inicio de la pandemia. Ahora, una encuesta realizada por 'That's Shanghai', un medio digital muy popular en inglés, arroja cifras todavía más dramáticas: cerca del 85% de los extranjeros que viven en la ciudad financiera ya se habría marchado o estaría planeando su salida en las próximas semanas. La encuesta ha sido censurada y ha desaparecido de las redes.

En mitad de un aeropuerto fantasmagórico, Guillaume continúa contando su historia a través del móvil: "¡La gota que colmó el vaso fue cuando las autoridades intentaron sellar la puerta de nuestro apartamento para asegurarse de que no pudiésemos salir! Imagínate que hay un incendio o pasa algo, es inhumano. Aunque ahora dejen salir a todo el mundo, tengo miedo de que la historia se repita". Este padre de familia ya llevaba un tiempo considerando si seguir o no en el país, a pesar de cobrar un sueldo que supera los 10.000 euros al mes. "Llevamos más de dos años sin ver a nuestra familia. La política de covid cero, que implica el cierre de fronteras, nos ha impedido volver a Europa en todo este tiempo. No hemos salido de China hasta ahora porque es muy difícil volver. Además de las tres semanas obligatorias de confinamiento en un hotel, nos tocaría pagar 5.000 euros de billete de avión por persona", explica este ejecutivo. Al final, el confinamiento le ha resuelto las dudas.

placeholder Escenas este junio en el aeropuerto de Shanghái (China). (EFE/Alex Plavevski)
Escenas este junio en el aeropuerto de Shanghái (China). (EFE/Alex Plavevski)

Como Guillaume, cientos de extranjeros se están topando con lo que se ha convertido en una odisea para salir del país. En los grupos 'Leaving China' o cómo dejar China de la aplicación móvil de WeChat —el equivalente a WhatsApp—, los mensajes corren como la pólvora. Los consejos de los que ya han logrado salir se leen con atención por los cientos de personas que integran estos grupos. En los chats se recuerda a los viajeros no olvidar su PCR con menos de 48 horas y se recomienda llevar si es posible un saco de dormir y comida para sobrevivir en el fantasmagórico aeropuerto en caso de que el vuelo se cancele o surja algún que otro imprevisto. Según cuentan los que ya han logrado salir, varias personas se han visto forzadas a vivir en el aeropuerto a lo Tom Hanks en la película 'La terminal'.

Un cambio de actitud hacia los extranjeros

Desde que comenzase la pandemia hace dos años y medio, la animadversión hacia todo lo que viene de fuera, que en muchas ocasiones se percibe como una amenaza, ha ido creciendo. Una sensación que ha calado entre muchos extranjeros, que han dejado de sentirse a gusto en un país en el que ya de por sí es difícil formar parte de él, primero por las diferencias culturales y segundo por la ausencia de derechos a pesar de vivir allí durante años o décadas.

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Mientras que ese miedo ha ido cuajando en la sociedad, también lo ha hecho un ferviente patriotismo a través de la propaganda gubernamental. Muchos ciudadanos chinos que han intentado informarse en Baidu —el Google chino— sobre el éxodo de extranjeros en China se han encontrado con explicaciones de lo más curiosas. Una de las razones que se dan en uno de estos vídeos es que el ritmo del gigante asiático es demasiado rápido para los europeos y se marchan en busca de una vida más sosegada. En el caso de los extranjeros africanos, explica, es mucho más cómodo porque si alguien tiene hambre solo tiene que alimentarse de la abundante fruta que cae de los árboles. El cierre de las fronteras o el giro autoritario que está experimentando el país, por supuesto, no se mencionan en esta narración, que parece un cuento para niños.

El éxodo del talento internacional

La fuga del talento internacional desde el inicio de la pandemia es otro de los efectos del cierre de las fronteras en China, una tendencia que se ha agudizado durante estas semanas de confinamiento. Esta situación está trayendo serias dificultades a empresas para encontrar personal cualificado que pueda cubrir puestos de trabajo esenciales.

Patrick, socio de una empresa de IT en Shanghái, lo explica. "Emprender en China tiene un sinfín de dificultades: desde la barrera idiomática a la burocrática, pero ahora además hay que sumar la imposibilidad de encontrar profesionales internacionales. Si los encuentras, los precios son desorbitados, dada la escasa competencia que existe en el mercado", dice este emprendedor francés con más de 10 años de trayectoria en el gigante asiático.

La situación solo ha ido a peor desde marzo de 2020, cuando China puso en marcha la prohibición casi total a los extranjeros dee entrar al país. Después de dos años y medio, los visados de trabajo y turismo siguen suspendidos para los no nacionales chinos que quieran viajar al gigante asiático.

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Foto: EFE/Alex Plavevski.

Uno de los sectores que más están sufriendo el éxodo de extranjeros es el de la educación internacional, con escuelas y colegios que se están quedando sin profesores. Según la Cámara de Comercio Británica, los centros educativos internacionales están camino de perder el 40% de sus empleados de cara al siguiente año escolar. "Nuestro colegio está teniendo serias dificultades para encontrar personal docente para el nuevo curso académico. Tengo compañeros que han decidido marcharse a Singapur o Dubái, donde no existen restricciones como las de aquí. Los que nos quedamos, yo creo que tendremos más capacidad de negociación sobre nuestros sueldos. Nos hemos convertido en un bien escaso", dice Mariana, una profesora que vive en Shanghái con su marido y su hijo.

Desde que China se abriese al mundo hace algo más de 20 años, la actitud del Gobierno respecto a los extranjeros ha ido cambiando: ha pasado de recibir con los brazos abiertos a todo aquel que quería trabajar aquí a ser cada vez más selectivo. "No es un secreto que China quiera reemplazar los altos cargos extranjeros que llevan ocupando estos puestos durante años con ciudadanos de nacionalidad china. Con este cierre de fronteras, está haciendo una criba", cuenta un ejecutivo que prefiere mantener su nombre en el anonimato.

A pesar del sacrificio de no poder viajar y volver a ver a las familias en años, hay extranjeros que lo tienen claro. Matías, organizador de eventos, dice: "Hay que tener paciencia hasta que pase el temporal. Vivir en China tiene muchas ventajas, aquí puedo hacer más dinero del que podría imaginar en Reino Unido". La megalópolis de 26 millones de habitantes es un lugar para reinventarse tantas veces como uno quiera y para soñar tan alto como sus rascacielos, por eso no dejará de seguir atrayendo a nuevos extranjeros en busca de aventuras. Los que lleguen en el futuro se toparán con un Shanghái diferente al que se ha vivido estos últimos años: cada vez más aislado y con un presidente, Xi Jinping, que se está putinizando con el que será su tercer mandato cuando lo renueve en otoño.

Guillaume espera impaciente a montarse en el avión que le llevará de vuelta a Francia con sus dos hijos. "Hasta que no hayamos embarcado, no voy a respirar tranquilo. Han sido semanas de mucha tensión con los niños encerrados en casa y sin saber qué iba a pasar", explica este ejecutivo francés de 42 años. Es uno más de tantos otros miles de extranjeros que se apresuran a salir como pueden del país durante estos días.

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