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La aplicación de las sanciones a Kaliningrado empeora la tensión entre la UE y Rusia
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¿Qué está pasando en Lituania?

La aplicación de las sanciones a Kaliningrado empeora la tensión entre la UE y Rusia

La Comisión Europea respalda las medidas adoptadas por el Gobierno lituano en aplicación de las sanciones de la UE mientras el Kremlin denuncia "acciones hostiles"

Foto: Puerto de Baltisk, en Kaliningrado. (Reuters/Vitaly Nevar)
Puerto de Baltisk, en Kaliningrado. (Reuters/Vitaly Nevar)

Kaliningrado, el pequeño territorio ruso bañado por las costas del Báltico y rodeado por Lituania y Polonia, ha pasado a estar las últimas horas bajo los focos de Moscú y de toda la Alianza Atlántica después de que Vilna haya cortado el transporte a través del país de bienes que hayan sido sancionados por la Unión Europea, como por ejemplo el carbón, el acero o productos de lujo. El único transporte ferroviario que conecta el resto de Rusia con el oblast de Kaliningrado pasa por Bielorrusia y, después, por Lituania. El Gobierno lituano empezó el pasado 18 de junio a restringir el paso de las mercancías sancionadas, aplicando así el régimen de sanciones europeo. La restricción afecta, según las autoridades de la propia Kaliningrado, a un 50% de las importaciones de la región.

El Kremlin está acusando a la Unión de estar protagonizando una “escalada” y ha adoptado un mensaje amenazante contra Vilna. El secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, uno de los hombres más cercanos a Vladímir Putin, ha visitado la ciudad este martes. “Rusia reaccionará sin lugar a dudas a estas acciones hostiles. Las medidas correspondientes se estudian en formato interinstitucional y serán aprobadas próximamente. Sus consecuencias incidirán gravemente en la población de Lituania”, ha asegurado Pátrushev, según recoge la agencia Interfax. En Moscú, Markus Ederer, embajador de la Unión en Rusia, ha sido llamado a consultas pidiéndole que se levante “inmediatamente” la restricción al envío de mercancías.

Foto: Un oficial de aduanas ruso trabaja en un puerto comercial en la ciudad de Baltiysk, en el mar Báltico, en la región de Kaliningrado, Rusia. (Reuters/Vitaly Nevar)

Lituania cuenta con el respaldo total de la Comisión Europea, expresado en varias ocasiones durante las últimas horas y que, de hecho, clarificó a las autoridades lituanas cómo debían aplicarse las sanciones poco antes de que se anunciara la decisión de restringir el transporte de estas mercancías. Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, señaló este lunes en Luxemburgo que Vilna solamente está aplicando las sanciones adoptadas por los Veintisiete, insistiendo en que “no existe un bloqueo”, como está asegurando Rusia. “El transporte terrestre entre Kaliningrado y el resto de Rusia no ha sido ni detenido ni prohibido”, añadió el jefe de la diplomacia europea.

En general, hay calma entre los socios, que consideran que las declaraciones inflamatorias de Rusia buscan amedrentar, pero que Moscú no dará el paso de tomar medidas que puedan forzar a la OTAN y a la Unión Europea a reaccionar de forma contundente. El objetivo en Bruselas ahora es evitar que cale la idea de que existe un bloqueo sobre Kaliningrado, y unos y otros subrayan que el tránsito sigue funcionando y solamente se está interrumpiendo el transporte de aquellas mercancías o personas afectadas por las sanciones.

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“El tránsito de pasajeros y bienes no sancionados continúa. Vilna no ha tomado ninguna medida unilateral a nivel nacional”, explicó Borrell. “Lituania está haciendo básicamente lo que se supone que debe hacer bajo el régimen de sanciones”, ha añadido por su parte Eric Mamer, portavoz del Ejecutivo comunitario, donde se cierra filas con el Gobierno lituano, pero se evita ir más allá de insistir en el mensaje de que solamente se aplican las medidas acordadas.

Se trata de una decisión muy sensible para Vilna, porque establece un nuevo máximo de tensión entre Moscú y un socio de la Unión y de la OTAN. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, las autoridades lituanas han mostrado su preocupación por una posible intervención rusa en el llamado paso de Suwalki, una franja de menos de 70 kilómetros que es la única frontera terrestre de los Estados miembros Bálticos con el resto de la Unión Europea y conecta Lituania con Polonia y separa a Kaliningrado de Bielorrusia. Se trata de un punto de interés estratégico para la Alianza Atlántica y se ha incrementado la presencia militar y la seguridad en su entorno.

Kaliningrado, el pequeño territorio ruso bañado por las costas del Báltico y rodeado por Lituania y Polonia, ha pasado a estar las últimas horas bajo los focos de Moscú y de toda la Alianza Atlántica después de que Vilna haya cortado el transporte a través del país de bienes que hayan sido sancionados por la Unión Europea, como por ejemplo el carbón, el acero o productos de lujo. El único transporte ferroviario que conecta el resto de Rusia con el oblast de Kaliningrado pasa por Bielorrusia y, después, por Lituania. El Gobierno lituano empezó el pasado 18 de junio a restringir el paso de las mercancías sancionadas, aplicando así el régimen de sanciones europeo. La restricción afecta, según las autoridades de la propia Kaliningrado, a un 50% de las importaciones de la región.

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