Es noticia
Boris Johnson presenta la ley con la que quiere violar el acuerdo del Brexit
  1. Mundo
Órdago euroescéptico

Boris Johnson presenta la ley con la que quiere violar el acuerdo del Brexit

El 'premier' justifica que no está infringiendo la ley internacional, sino protegiendo la paz en Irlanda del Norte. Pero la Unión Europea ya desempolva los procedimientos de infracción

Foto: Boris Johnson. (Reuters/Toby Melville)
Boris Johnson. (Reuters/Toby Melville)

El Gobierno de Boris Johnson ha cumplido este lunes con sus amenazas al presentar la propuesta de ley con la que quiere cambiar, de manera unilateral, el llamado Protocolo para Irlanda del Norte, pieza clave del acuerdo del Brexit. Downing Street justifica que no está violando la ley internacional, pero los expertos discrepan, por lo que, en última instancia, se podría derivar en una guerra comercial entre el Reino Unido y la UE.

Tras el histórico divorcio, la provincia británica de Irlanda del Norte ha quedado con un estatus diferente al del resto del Reino Unido con el fin de evitar frontera dura con la República de Irlanda, requisito indispensable para sellar la paz entre católicos y protestantes en 1998. Pero eso obliga ahora a realizar controles aduaneros a las mercancías intercambiadas con Gran Bretaña, una carga burocrática que —aunque a día de hoy no se ha implementado—, según argumenta Londres, no solo está provocando una escasez de productos, sino que además está creando tensiones políticas entre ambas comunidades.

Foto: Manifestación a favor del Protocolo de Irlanda. (EFE/Mark Marlow)

La responsable de presentar este lunes la propuesta de ley en la Cámara de los Comunes ha sido la ministra de Exteriores, Liz Truss, al frente de las nuevas negociaciones con Bruselas. En declaraciones a Sky News, Truss ha afirmado que el Gobierno "está actuando dentro de la ley". En su día, la ministra votó a favor de que el Reino Unido permaneciera en la UE, pero ahora se ha pasado al extremo opuesto para así contentar a los 'brexiteers' y posicionarse en caso de unas posibles primarias dentro del Partido Conservador. El particular juego de tronos que se vive en la formación siempre ha de tenerse en cuenta cuando se analizan las tensiones con Bruselas.

Responde Bruselas

La UE ya se ha ofrecido a eliminar hasta el 80% de los controles sobre alimentos que lleguen a Irlanda del Norte, además de reducir a la mitad el papeleo necesario, pero el primer ministro británico defiende que el Protocolo de Irlanda no funciona. Algo sorprendente, dado que fue el propio Johnson quien cambió la propuesta planteada en su día por May y firmó de su puño y letra la nueva versión que él mismo negoció con Bruselas.

Pocos minutos después de haber sido presentada la propuesta por parte del Gobierno británico Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea a cargo de las negociaciones con el Reino Unido, ha hablado ante los medios de comunicación, dando un portazo a cualquier cambio sobre el Protocolo de Irlanda. “Renegociar el Protocolo no es realista. No se ha encontrado ninguna solución alternativa viable a este delicado equilibrio negociado desde hace mucho tiempo. Cualquier renegociación solamente generaría más inseguridad jurídica para las personas y las empresas de Irlanda del Norte. Por estas razones, la Unión Europea no renegociará el Protocolo”, ha sentenciado el vicepresidente.

Foto: Imagen de archivo de un cartel contra el Protocolo de Irlanda. (Reuters)

Sefcovic, que esta mañana ha hablado por teléfono con Truss, ha insistido en el mensaje enviado a la ministra británica: que esta medida daña la confianza mutua. En varias ocasiones en las últimas semanas el negociador europeo ha recordado que la Comisión ofreció una serie de “flexibilidades” para que el Protocolo sea más fácil de aplicar, y que el Gobierno británico, asegura, no ha querido explorar a fondo. Por eso este lunes Sefcovic ha subrayado que “con voluntad y compromiso político se debe explorar todo el potencial de las flexibilidades propuestas”. “La Comisión Europea sigue dispuesta a hacerlo con el Gobierno del Reino Unido lo antes posible. Solamente las soluciones conjuntas crearían la seguridad jurídica que merecen las personas y las empresas de Irlanda del Norte”, ha señalado el vicepresidente.

En los próximos días el equipo de la Comisión Europea estudiará la propuesta británica y cómo responder. Sefcovic ha adelantado que la reacción del Ejecutivo comunitario será “proporcional”, aunque ya ha adelantado que Bruselas descongelará los procedimientos de infracción contra el Reino Unido que había detenido en octubre como señal de buena fe para intentar impulsar la confianza mutua.

Además, el vicepresidente ha señalado que la Comisión podría abrir nuevos expedientes, algo que podría ocurrir esta misma semana en la reunión del colegio de comisarios, que esta vez se celebrará el viernes. Y la Unión Europea cuenta con más herramientas, ya que el Acuerdo de Retirada, como se conoce al pacto por el que se acordaron los detalles del Brexit y se establecieron las relaciones comerciales tras la salida del bloque, tiene una serie de cláusulas para responder ante posibles violaciones del acuerdo, como por ejemplo con la imposición de aranceles.

Qué quiere Londres

Lo que el Ejecutivo británico plantea ahora son dos tipos de corredores. Uno verde, exento de controles, para las mercancías procedentes de Gran Bretaña que permanezcan en territorio norirlandés y no crucen a la República de Irlanda (mercado único europeo) y uno rojo para el resto de envíos. Las empresas tendrán la opción de comercializar productos en Irlanda del Norte de acuerdo con las normas británicas o de la UE, incluso cuando las leyes del Reino Unido y la UE diverjan con el tiempo.

Asimismo, quiere que garantizar que la provincia británica pueda beneficiarse de las mismas exenciones fiscales y políticas de gasto que el resto del Reino Unido, incluidos los recortes del IVA en materiales de ahorro de energía y préstamos de recuperación de covid. Esto afecta de pleno al “level-playing field”, cuestiones de competencia y convergencia regulatoria, lo que siempre se quiso evitar durante las largas negociaciones de divorcio.

Por último, se elimina la supervisión del Tribunal de Justicia de la UE como mecanismo de arbitraje —lo que es una línea roja para Bruselas— y, en su lugar, se deja la sentencia final sobre disputas comerciales a los tribunales británicos a los que se les otorga nuevos poderes. Esto último ha sido interpretado como una táctica para obligar a Bruselas a volver la mesa de negociaciones, en lugar de provocar una guerra comercial inmediata, dado que se espera que la Cámara de los Lores presente varias enmiendas, por lo que la tramitación del polémico proyecto de ley podría extenderse por un año.

Todo esto, eso sí, contando con que el primer ministro sobreviva a medio plazo. Su liderazgo está más cuestionado que nunca después de que más del 40% de sus propias filas votaron en su contra en la moción de confianza celebrada la semana pasada. A fin de intentar evitar más rebeliones internas, está cediendo ahora a las demandas del núcleo duro de euroescépticos de su partido. Y las cosas no funcionan especialmente bien cuando se tiene a una persona frente al Gobierno carente de poder. Ya se vio en su día con Theresa May.

Por ello, a pesar de la oposición de figuras clave de su Gabinete —entre ellos, Michael Gove, titular de Comunidades, y Rishi Sunak, ministro del Tesoro— Johnson ha acabado aceptando una versión más dura de la nueva normativa apoyada por Truss y los 'brexiteers' para apagar las llamas de la rebelión. El aún líder 'tory' argumenta que los cambios propuestos son en realidad "ajustes triviales en el contexto más amplio" de la situación y explica que arreglar los fallos es un mero “cambio burocrático” y es “relativamente sencillo” hacerlo. En este sentido, opina que sería "una gran exageración" si Bruselas reacciona instigando una guerra comercial y dijo que lo que trata de hacer Londres es “simplificar las cosas para eliminar las barreras al comercio entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte”.

Pero, en una formación sumamente dividida, lo que agrada a unos enfurece a otros. Un sector importante de los 'tories' moderados ya ha adelantado que votará en contra. Es decir, ya sea por un lado o por otro, la humillación está garantizada para Johnson. Los parlamentarios que se oponen a los planes del Ejecutivo han compartido por los grupos de WhatsApp un documento explosivo que recalca que la legislación propuesta es “dañina para todo lo que representan el Reino Unido y los conservadores”, "tóxica para los votantes indecisos de los que depende la unión del país" y "viola el derecho internacional".

Foto: El Vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic. (Reuters/Johanna Geron)

Lo cierto es que esta no es la primera vez que Downing Street intenta violar el acuerdo del Brexit pactado con la UE. En septiembre de 2020, cuando se presentó el proyecto de ley de mercado único, el propio ministro británico para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, admitió que se iba a “violar el derecho internacional, pero solo un poco”. Finalmente, la Cámara de los Lores retiró las partes más polémicas y el responsable del departamento legal del Gobierno, Jonathan Jones, presentó su dimisión.

Aprendida la lección, la estrategia ahora del Número 10 es otra. Lo que realmente quiere hacer no ha cambiado, pero en esta ocasión busca tener cobertura legal para respaldar sus acciones. De ahí que haya acudido a la abogada general del Estado, Suella Braverman, que es miembro del Gabinete. Ella señala que las acciones están justificadas porque, ante todo, se debe proteger la paz en el Ulster. Y en este sentido, se aferra a la situación que se vive ahora en el parlamento de Belfast.

Tras el triunfo histórico de los católicos del Sinn Fein en los últimos comicios autonómicos de mayo, los protestantes del DUP se niegan ahora a formar gobierno de coalición que ambas comunidades deben respetar por el acuerdo de paz de 1998. Los unionistas se sienten traicionados por Johnson por haber dejado a Irlanda del Norte más alineada con la normativa de Dublín que con la de Londres y no están dispuestos a desbloquear la crisis política hasta que se cambien los nuevos controles aduaneros.

El problema es que, pese a la gravedad de la situación, no se ha pedido una opinión a Sir James Eadie, el abogado independiente del Gobierno en temas legales de importancia nacional. Y, según la prensa británica, esta figura indicó que “sería muy difícil para el Reino Unido argumentar que no está violando el derecho internacional si sigue adelante con algunos de los movimientos que se están considerando”.

Foto: Protestas contra Boris Johnson en Mánchester. (Getty Images/Ian Forsyth)

En definitiva, el 'modus operandi' recuerda mucho al empleado en su día por el gobierno laborista de Tony Blair respecto a la invasión de Irak, cuando se tergiversó el asesoramiento legal hasta alcanzar la versión que realmente quería escuchar el primer ministro. Años más tarde, el informe Chilcot acabó determinando que la base jurídica estaba “lejos de ser satisfactoria” y que la guerra fue innecesaria.

Respecto a la polémica que existe ahora en torno al Protocolo de Irlanda del Norte, Downing Street espera que con su intención de cambiar los controles aduaneros los protestantes del DUP formen gobierno en Belfast antes del receso de verano para demostrar tanto a la UE como a los Estados Unidos que los problemas se pueden resolver. Washington —cuyo papel en las negociaciones de paz en el Ulster fue crucial— está siguiendo muy de cerca los últimos acontecimientos y Joe Biden, que se enorgullece cada vez que puede de sus raíces irlandesas, ya ha advertido a Londres que si viola el acuerdo del Brexit no tendrá oportunidades para negociar un pacto comercial con la Casa Blanca.

El Gobierno de Boris Johnson ha cumplido este lunes con sus amenazas al presentar la propuesta de ley con la que quiere cambiar, de manera unilateral, el llamado Protocolo para Irlanda del Norte, pieza clave del acuerdo del Brexit. Downing Street justifica que no está violando la ley internacional, pero los expertos discrepan, por lo que, en última instancia, se podría derivar en una guerra comercial entre el Reino Unido y la UE.

Irlanda del Norte Boris Johnson Reino Unido Theresa May Partido Conservador Británico Unión Europea Comisión Europea