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Que gane Ucrania sin humillar a Putin: los equilibrios diplomáticos de Macron y Scholz
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Acróbatas en Berlín y París

Que gane Ucrania sin humillar a Putin: los equilibrios diplomáticos de Macron y Scholz

Berlín y París defienden una negociación entre Kiev y Moscú para lograr la paz, pero también quieren que la guerra no termine en una “humillación” rusa

Foto: Emmanuel Macron y Olaf Scholz, en Berlín. (EFE/Clemens Bilan)
Emmanuel Macron y Olaf Scholz, en Berlín. (EFE/Clemens Bilan)

Solo dos líderes europeos han mantenido contactos regulares con Vladímir Putin, presidente ruso, desde que comenzara la invasión de Ucrania por parte de Rusia el pasado 24 de febrero: Emmanuel Macron, presidente francés, y Olaf Scholz, canciller alemán. Han hablado durante horas con su homólogo ruso y lo han hecho en distintos momentos y en alguna ocasión juntos. París y Berlín consideran que es necesario mantener las líneas abiertas para cuando haya que sentarse a negociar. En otras capitales, las del este, piensan que ambos líderes intentan un apaciguamiento imposible.

Europa se divide hoy por hoy en dos grandes bloques: los que querrían ver a Rusia humillada y derrotada, con un grupo de Estados miembros liderado por Polonia y los bálticos, y los que quieren que Ucrania venza, pero que Moscú pueda salvar la cara para mantener un cierto equilibrio. Francia y Alemania forman parte de este segundo bloque. Pero para algunas voces del primer grupo hay una diferencia entre el resto de países y el caso francés y alemán.

París, Berlín y Moscú

A diferencia del resto de Estados miembros que apuestan por apoyar a Ucrania e intentar encontrar una salida negociada y relativamente digna para Rusia, Francia y Alemania son primeros espadas, todavía con cierto peso en el escenario global. España o Grecia pueden mantener un perfil bajo, pero para Berlín y París la situación es distinta. De hecho, los dos países formaron parte del llamado Cuarteto de Normandía, junto a Ucrania y Rusia, con el que se intentó, sin éxito, poner fin al conflicto en el este del territorio ucraniano.

Foto: Marina Litvinenko, viuda de Alexander Litvinenko, durante una manifestación contra el encarcelamiento de Navalni, en Londres. (Reuters/Henry Nicholls)

En ambas capitales todavía se recuerda ese formato y en los días previos a la invasión Macron intentó trabajar para revivir el Cuarteto e intentar canalizar a través de él una negociación entre Moscú y Kiev que evitara una guerra. No es un secreto que tanto Francia como Alemania quieren que haya una negociación que ponga fin a la guerra y que en sus llamadas con Putin han reclamado una salida diplomática a la situación. No están solos en ese objetivo, incluso Mario Draghi, presidente italiano, ha pedido ya también empezar a preguntarse cómo construir la paz.

Macron incluso ha abogado por no “humillar” a Putin, lo que le costó fuertes críticas precisamente en el grupo de Estados miembros que consideran que no se deben hacer concesiones a Moscú. Otros piensan como él, aunque no lo digan: creen que una derrota rusa contundente puede tener efectos secundarios todavía más graves, con una Rusia descontrolada y más imprevisible. En una entrevista en la televisión italiana, Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, sugirió que lo que Francia proponía era entregar terreno a Rusia. “No ayudaremos a Putin a salvar las apariencias pagando con nuestro territorio. Eso sería injusto”, explicó el presidente ucraniano.

Foto: Tropas prorrusas en la región de Donetsk. En el tanque, se leer "Rusia". (Reuters/Alexander Ermochenko)

Aquello obligó a la asesora de comunicación internacional del Elíseo a responder. “Seamos claros: el presidente francés nunca ha discutido nada con Vladímir Putin sin el consentimiento del presidente Zelenski y nunca le ha pedido ninguna concesión. Siempre ha dicho que correspondía a los ucranianos decidir los términos de sus negociaciones con los rusos”, tuvo que escribir en redes sociales, las mismas que se llenan de insultos y críticas a Macron y Scholz.

Las razones de Alemania y Francia para pedir negociaciones son diferentes entre ellas. Sí, ambas creen en su rol de mediadoras entre Kiev y Moscú y desde luego quieren seguir jugando ese rol, pero fuentes consultadas también señalan que ambos países tienen sus propias razones. Berlín ha temido en todo momento la reacción de Rusia al apoyo a Ucrania, y por eso el Gobierno alemán ha retrasado todo lo posible su claro posicionamiento a favor de Kiev. Lo que quiere Alemania es que la guerra termine cuanto antes, porque eso reducirá los riesgos de que el conflicto escale.

Foto: Convoy de tanques rusos en Mariúpol. (Reuters/Alexander Ermochenko)

En el caso de Francia, sus motivos son distintos. Cuando Macron habla de no “humillar” a Putin, lo que quiere es mantener el viejo orden. Rusia es una potencia del mundo de ayer que Francia reconoce como tal: son potencias nucleares con asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, y rebajarla por completo al ser humillada y doblegada por otro país sería, en cierto modo, poner en jaque el sistema que permite a París seguir considerándose una potencia global. Francia quiere retener ese papel en el mundo, y para eso, según consideran algunas fuentes bien posicionadas y con buena comprensión de la situación, intenta que Rusia salve la cara.

Un final negociado

La realidad es que el propio Zelenski, en otra reciente entrevista, señaló que “consideraría una victoria para Ucrania avanzar hasta la línea del 24 de febrero sin pérdidas innecesarias”, aunque admitió que todavía quedaría por recuperar “todo el territorio”, ya que las líneas del 24 de febrero dejan bajo control ruso las zonas perdidas en 2014, incluida Crimea, anexionada de forma ilegal por Moscú. Entonces, el presidente ucraniano también habló de una “segunda fase” en la mesa de negociaciones.

Foto: Foto: Reuters. Opinión
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Zelenski da por hecho que hará falta una salida negociada, y también que eso no le saldrá gratis a Ucrania. No es una idea de Macron y de Scholz, pero al mismo tiempo desde Kiev mandan un mensaje claro: son ellos los que establecen las condiciones. No quieren tutelas de París o de Berlín. Dmytro Kuleba, ministro de Asuntos Exteriores, recientemente ha enviado un mensaje que también va en esa dirección: “Ucrania, y solo Ucrania, definirá cuándo y cómo termina la guerra. Ejercemos nuestro derecho a la legítima defensa en virtud del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas tras un brutal ataque armado. El presidente Zelenski ha sido claro. No necesitamos la tierra de nadie más, pero no renunciaremos a lo que es nuestro”.

Kuleba incluso se ha dirigido a los países que, como España, se mueven en esos grises de una victoria ucraniana sin una humillación rusa, algo que en Bruselas muchos consideran imposible. “Algunos dicen que Rusia no debe ganar, otros dicen que Ucrania no debe perder. Creo que es hora de abandonar dudas y complicaciones innecesarias y formular claramente el objetivo: Ucrania debe ganar. Luego se decidirá sobre ello. Establecer metas claras facilita lograrlas”, escribió el pasado fin de semana.

Foto: Cartel de la película 'Granit'.

Fuentes de la OTAN explican que Ucrania cree que puede ganar la guerra, a pesar de que el conflicto se ha estancado y las líneas se han estabilizado. Mientras Kiev siga teniendo lo que una fuente aliada considera la “voluntad de ganar”, los ucranianos se resistirán a sentarse a la mesa de negociaciones porque consideran que todavía pueden mejorar su situación. Y, por el momento, Rusia tampoco tiene intención de negociar, como comunicó al resto de los socios europeos el canciller austríaco, Karl Nehammer, tras visitar a Putin en abril.

En Kiev y en Bruselas, son conscientes de que la guerra terminará, necesariamente, con una negociación. La diferencia es que las fuentes consultadas no ven posible un escenario en el que haya una victoria ucraniana clara y eso no pase por una humillación de Putin. Macron apuesta por reconstruir una arquitectura de la seguridad en Europa que se asemeje a lo que existía antes del 24 de febrero, pero pocos comparten ya esa esperanza en la capital comunitaria.

Solo dos líderes europeos han mantenido contactos regulares con Vladímir Putin, presidente ruso, desde que comenzara la invasión de Ucrania por parte de Rusia el pasado 24 de febrero: Emmanuel Macron, presidente francés, y Olaf Scholz, canciller alemán. Han hablado durante horas con su homólogo ruso y lo han hecho en distintos momentos y en alguna ocasión juntos. París y Berlín consideran que es necesario mantener las líneas abiertas para cuando haya que sentarse a negociar. En otras capitales, las del este, piensan que ambos líderes intentan un apaciguamiento imposible.

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