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La guerra de Ucrania y la metamorfosis dictatorial de Rusia
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EUROPA EN GUERRA. DIA 58

La guerra de Ucrania y la metamorfosis dictatorial de Rusia

Rusia ya es una dictadura de pleno derecho, donde no solo casi todos los opositores están en la cárcel, sino que la sociedad está sufriendo un proceso de transformación totalitaria

Foto: El presidente de Rusia, Vladimir Putin. (Reuters/Sputnik/Mikhail Klimentyev/Kremlin)
El presidente de Rusia, Vladimir Putin. (Reuters/Sputnik/Mikhail Klimentyev/Kremlin)
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Al hablar de regímenes autocráticos, a menudo se tiende a obviar que estos suelen pasar por diferentes fases, especialmente los de mayor longevidad. La intensidad de la represión del franquismo durante los años 40, por ejemplo, fue mucho mayor que la de los 70, del mismo modo que en la historia de la URSS existen enormes diferencias entre el período de Jruschev y el de Breznev (la era de Stalin merece una categoría aparte, obviamente). Y lo mismo sucede con el putinismo, que, pese a la imagen que a veces se tiene desde fuera, nunca ha sido un modelo monolítico.

Foto: Manifestación contra Vladimir Putin frente a la embajada rusa de Varsovia. (Reuters/Aleksandra Szmigiel)

Hasta 2011, de hecho, era más bien un sistema mixto, donde los rasgos represivos coexistían con medios libres y una oposición política más o menos tolerada. Pero ese año, una serie de manifestaciones de protesta relativamente masivas asustaron al Kremlin y, ante el temor al estallido de una “revolución de colores”, le llevaron a ir reduciendo progresivamente los espacios de libertad. La guerra de Ucrania ha culminado ese proceso: Rusia ya es una dictadura de pleno derecho, donde no solo casi todos los opositores de calado están en la cárcel o el exilio, sino que la sociedad está sufriendo un proceso acelerado de transformación totalitaria.

En las últimas semanas, han proliferado los informes sobre vecinos denunciando a otros vecinos por su oposición a la guerra, así como alumnos haciendo lo mismo con sus profesores. En lugares como Kaliningrado, las autoridades locales han enviado a la población mensajes de texto en los que les piden que proporcionen números de teléfono y direcciones de correo electrónico de los “provocadores” que critiquen la “operación militar especial” rusa en el país vecino. Las casas de conocidos opositores y activistas de derechos humanos aparecen marcadas con la “Z” y acusaciones de traición, y algunos de ellos han sido agredidos en la calle. Todo ello muy en la línea del discurso del presidente Putin el pasado 16 de marzo, en el que pidió la “autopurificación de la sociedad rusa”, y que los ciudadanos rusos “distingan a los verdaderos patriotas de la escoria y los traidores, y los escupan como a una mosca que se ha colado en sus bocas”.

Foto: Michel Eltchaninoff, autor de 'En la cabeza de Putin'. (Manon Jalibert)

El número de procesos penales contra individuos rusos bajo la nueva legislación que criminaliza la “difamación de las fuerzas armadas” (en la práctica, cualquier crítica a la invasión, e incluso el utilizar la palabra “guerra” para referirse a ella) se acerca peligrosamente al millar. Periodistas locales que osan informar sobre los soldados de sus regiones caídos en Ucrania están siendo arrestados por todo el país. El conocido opositor Vladímir Kara-Murza, un antiguo colaborador del asesinado Boris Nemtsov y él mismo seriamente envenenado en dos ocasiones, se encuentra bajo investigación por difundir “noticias falsas” sobre la guerra, lo que podría acarrearle hasta 15 años de cárcel.

Pero aún más preocupantes son casos como el de Sergei Klokov, reportado este jueves por el Wall Street Journal, que se enfrenta a una posible década en prisión por haber criticado la guerra y asegurar que “no hay fascismo” en Ucrania pese a los eslóganes oficiales. Lo inquietante es que Klokov, que trabaja como conductor para la Policía de Moscú, hizo estos comentarios durante una conversación telefónica privada que, sin su conocimiento, estaba siendo monitorizada por las autoridades rusas, lo cual da una idea de los extremos a los que está llegando el sistema.

Foto: Vladislav Surkov. (Reuters/Sergei Karpukhin)

“Con su decisión de invadir Ucrania, Vladimir Putin y su círculo han llevado a su país de la autocracia a la dictadura, y al borde del abismo”, afirma un informe del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (Stiftung Wissenschaft und Politik, o SWP). “La violencia, la represión y la propaganda son las únicas herramientas que le quedan al régimen ruso para preservar la estabilidad. Se puede esperar que la guerra en Ucrania continúe. La represión se agudizará”, afirma el documento.

Muchos observadores creen que el régimen de Putin ha recibido una herida mortal ante las consecuencias negativas de la invasión, y que es cuestión de tiempo que empiece a erosionarse aceleradamente, pero que incluso en ese caso no hay garantías de que vaya a ser reemplazado por algo mejor. Sea como sea, de lo que hay pocas dudas es que el futuro inmediato de Rusia solo contiene días oscuros.

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