Macron amplía su ventaja ante Le Pen, pero cuenta con tres talones de Aquiles
El presidente saca 12 puntos de ventaja a su contrincante, pero sigue contando con importantes debilidades de cara a un electorado poco motivado
El presidente francés, Emmanuel Macron, le lleva varios metros de delantera a la ultraderechista Marine Le Pen al comenzar el esprint final por ocupar el Palacio del Elíseo durante los próximos cinco años. Los últimos sondeos dan 12 puntos de ventaja al actual jefe del Estado (56%) frente a la candidata del antiguo Frente Nacional, ahora Agrupación Nacional (44%). Aunque el resultado final apunta a ser mucho más apretado que en 2017, Macron es favorito a la reelección el próximo domingo 24 de abril y aumenta poco a poco su ventaja gracias, en parte, a los tropiezos de su contrincante.
Las encuestas posteriores a la primera ronda mostraban un resultado favorable a Macron, pero tan reducido que caía dentro del margen de error, lo que alimentaba las esperanzas de los lepenistas. Pero la recta final no está resultándole fácil a la candidata, que ha perdido hasta cinco puntos en los sondeos en apenas una semana. ¿Cuál es el motivo? Existen muchas interpretaciones posibles, pero una de las más evidentes es que, tras una frenética primera ronda que distorsionó el espectro político francés, muchos votantes están recordando quién es Marine Le Pen.
Tras beneficiarse de una campaña casi inexistente por la guerra de Rusia en Ucrania y el extremismo de Éric Zemmour, que hizo que la ultraderechista llegara incluso a aparentar aires de moderación en algunos aspectos, el principal obstáculo antes de la cita del domingo es ella misma y su programa. Le Pen se enfrenta ahora, de nuevo, al escrutinio pormenorizado de sus propuestas y ahí es donde aparecen las grietas
Cuando el pasado viernes Le Pen se acercó a la localidad de Pertuis, en las inmediaciones de Marsella, se encontró con la incómoda pregunta de una anciana musulmana: "¿Por qué está usted en contra del velo?". La oleada de críticas contra su idea de prohibir los “símbolos religiosos ostensibles” en las calles de Francia no han hecho cambiar de opinión a la candidata, pese a las dudas legales sobre una medida que podría ser inconstitucional. Su equipo de campaña se ha visto obligado a pasar gran parte del fin de semana explicando lo que dice y deja de decir su programa sobre la lucha “contra una ideología totalitaria llamada islamismo”, que no islam. “Debería habérselo esperado”, resumía el diario 'Libération'. Por si fuera poco, los fiscales franceses anunciaron el domingo que están examinando un informe de la agencia antifraude de la Unión Europea que acusa a la candidata y a miembros de su partido de malversar casi 137.000 miles de euros de fondos de la UE. Eso, por no hablar de su cercanía con Vladímir Putin, su negativa a dar ayuda militar a Ucrania o las deudas de su partido con compañías rusas.
Y, sin embargo, pese a esta ristra de problemas, la candidata de Agrupación Nacional sigue estando ante su mejor oportunidad de alcanzar la presidencia a solo unos días de la votación final. A la espera de lo que ocurra en el debate del próximo miércoles —reedición del cara a cara con Macron de 2017, donde dilapidó sus opciones de victoria—, Le Pen obtendrá, casi con total seguridad y en su tercer intento, el mejor resultado histórico de la extrema derecha en Francia. Aunque el presidente intentará acorralarla y presionar sobre sus puntos débiles, Le Pen también cuenta con la confianza de los franceses en algunos de los temas clave de esta elección.
El nerviosismo de Macron tiene sentido
En primer lugar, en un contexto de inflación e incertidumbre económica por las consecuencias de la guerra, la mayoría prefiere a Le Pen sobre Macron a la hora de encargarse de conservar su poder adquisitivo. Además, la ultraderechista se impone con claridad entre aquellos preocupados por la inseguridad y la delincuencia en sus calles. Por último, Le Pen también es la favorita para encargarse de una lucha contra el terrorismo que todavía sobrevuela la mente de la ciudadanía francesa tras la sucesión de ataques de la última década.
La falta de confianza en estos temas sin duda tiene preocupado al equipo del actual ocupante del Elíseo, o al menos así lo reflejan sus discursos. Macron prometió la semana pasada duplicar las fuerzas de seguridad en las zonas rurales, cuya población tiende a favorecer a su rival. También recordó el balance de sus cinco años de mandato, con 10.000 puestos de policía y gendarmería creados y más de una treintena de atentados frustrados. Por otra parte, en un nuevo intento de deshacerse de su imagen de 'presidente de los ricos', el mandatario criticó la “astronómica” retribución que cobra Carlos Tavares, el consejero delegado del grupo automovilístico Stellantis, de quien se reveló que se había embolsado 19,1 millones de euros el año pasado. Al respecto, Macron aseguró que apoyará un tope salarial europeo para evitar que un pago de este tipo pueda volver a repetirse. “Si no, la sociedad explotará”, aseguró.
Con el viento a favor
Pese a las debilidades de Macron en estos temas, que lleva tiempo arrastrando, es innegable que las cifras de sondeos que han salido a relucir tras la primera vuelta sonríen al mandatario. A escasos seis días de las urnas definitivas y a tan solo dos del ansiado debate que pondrá cara a cara a los candidatos, la ventaja del presidente frente a su rival no ha parado de ampliarse jornada tras jornada.
A pesar del nerviosismo que ha despertado el posible trasvase de votos de los partidarios de Jean-Luc Mélenchon hacia Le Pen, el barómetro diario elaborado por Ipsos-Sopra Steria para France Info, 'Le Parisien' y 'Aujourd'hui en France' no da muchas alas a esa preocupación. De hecho, la suma de los traspasos de votos beneficia, claramente, al presidente. Entre los votantes de Mélenchon en la primera vuelta, la mayoría (un 46%) sigue sin expresar su elección o prefiere la abstención o el voto en blanco, pero entre aquellos que se pronuncian por un candidato, Macron recibe más del doble de respaldo que Le Pen (38% frente a 16%).
El apoyo de la izquierda a Macron es todavía mayor en el caso de los partidarios del político verde Yannick Jadot, que obtuvo un 4,63% de los votos en la primera vuelta. El 61% de estos votantes indica que el candidato que tiene más probabilidades de recibir su apoyo en la segunda vuelta es Macron, frente al 7% de Le Pen. En el caso de los votantes de Valérie Pécresse (Les Républicains, 4,78% de votos en la primera vuelta), el 52% se decanta por el presidente y solo el 17% por su rival. Únicamente los que apoyaron al ultraderechista Zemmour (7,07% de votos en la primera vuelta) prefieren a la candidata: 73% frente al 11% de Macron.
En primera ronda, el fantasma de una abstención histórica amenazó con arrojar un resultado imprevisible. Aunque el dato final mejoró las previsiones (26%), sigue siendo el segundo peor registro en los últimos 20 años, y el voto (o la ausencia del mismo) de los 'ninis' franceses todavía puede jugar un papel en la elección. De acuerdo con el mismo barómetro, solo el 72% de los franceses encuestados está seguro de que acudirá a las urnas en la segunda ronda, y de entre ellos, el 86% dice haber hecho su elección y que será definitiva, lo que deja un 14% de indecisos. Los votantes de Macron son los que lo tienen más claro, ya que el 92% afirma estar seguro. Para Le Pen, los convencidos son el 88%. La tensión está destinada a mantenerse hasta el último momento.
La verdadera batalla se libra entre aquellos que planean acudir este domingo a depositar su voto en blanco o nulo, de los cuales únicamente el 53% indica que su decisión está tomada. La Francia Insumisa de Mélenchon publicó este sábado los resultados de una consulta en línea entre sus simpatizantes acerca del sentido de su voto para la segunda vuelta. El ganador fue el voto en blanco o nulo, con el 37,65% de 215.000 votos. Macron fue la segunda opción, con el 33,4%, por delante de la abstención, con casi el 29%. La encuesta no daba opción a votar a Le Pen, siguiendo la consigna de su líder: "No hay que dar ni un voto a la señora Le Pen".
Macron parte como gran favorito, el clima de opinión está de su parte y el frente republicano —el cordón sanitario contra le extrema derecha— parece haber despertado una vez más de su letargo para frenar a Le Pen. Pero, al mismo tiempo, Francia nunca ha estado tan cerca de ser gobernada por el antiguo Frente Nacional. En 2017, 12 millones de franceses renunciaron a ejercer su derecho al voto en segunda ronda y otros cuatro millones votaron blanco o nulo. Es probable que en esta ocasión veamos cómo esa cifra (considerada como "espectacular" hace cinco años) crece todavía más. El 46% de los votantes de Mélenchon (que en total recibió más de 7,7 millones de votos) que aún no saben qué hacer este domingo es solo una parte del enorme dilema que Francia todavía no ha podido resolver.
El presidente francés, Emmanuel Macron, le lleva varios metros de delantera a la ultraderechista Marine Le Pen al comenzar el esprint final por ocupar el Palacio del Elíseo durante los próximos cinco años. Los últimos sondeos dan 12 puntos de ventaja al actual jefe del Estado (56%) frente a la candidata del antiguo Frente Nacional, ahora Agrupación Nacional (44%). Aunque el resultado final apunta a ser mucho más apretado que en 2017, Macron es favorito a la reelección el próximo domingo 24 de abril y aumenta poco a poco su ventaja gracias, en parte, a los tropiezos de su contrincante.
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