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La OTAN desconfía de las negociaciones y teme que Putin busque ganar tiempo para rearmar su ofensiva
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rusia ataca un teatro con cientos de civiles

La OTAN desconfía de las negociaciones y teme que Putin busque ganar tiempo para rearmar su ofensiva

Se extiende el temor a que Moscú solo busque una pausa estratégica tras 20 desastrosos días de campaña. La intensificación de los ataques contra objetivos civiles es una pésima señal

Foto: El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)

Una jornada que comenzó con el optimismo de un posible avance en las negociaciones entre Ucrania y Rusia acabó con la dramática imagen del teatro municipal de Mariúpol, donde se presume había cientos de personas refugiadas, reducido a cenizas tras un bombardeo. Esta creciente crueldad del Ejército de Vladímir Putin en el campo de batalla hace que las noticias sobre la marcha de las conversaciones se reciban con escepticismo en Bruselas, donde el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se lamentó el miércoles de que Rusia esté intensificando sus ataques indiscriminados contra objetivos civiles.

“Sobre el terreno no vemos ninguna señal, y por eso pedimos a Rusia que participe en estas conversaciones de buena fe”, aseguró tajante el secretario general cuando pidieron valorar si veía a Moscú de verdad implicada en las negociaciones, negando con la cabeza mientras todavía escuchaba la pregunta.

placeholder Una imagen de satélite muestra el teatro de Mariúpol antes del bombardeo. (Reuters/Maxar Technologies)
Una imagen de satélite muestra el teatro de Mariúpol antes del bombardeo. (Reuters/Maxar Technologies)

La cuestión es clave, porque existe el temor de que Moscú esté utilizando el proceso diplomático para ganar tiempo y recomponer su ofensiva, estancada tras 20 días de invasión. Aunque el Ejército ruso mantiene bajo fuego y asedio varias localidades ucranianas, incluyendo la capital Kiev, apenas ha logrado tomar una ciudad relevante y a un gran coste humano. Una pausa en el ataque, sospechan algunos de los aliados, daría a Moscú margen de maniobra para reorganizar su logística en el frente. Por eso, Stoltenberg insistió en continuar respaldando a Kiev para fortalecer su posición en la mesa de negociaciones.

“Es muy importante no especular sobre el resultado de estas conversaciones, pero es obvio que lo que Ucrania puede conseguir en la mesa está muy conectado con lo que puede conseguir en el campo de batalla”, explicó.

Sobre el desarrollo de la invasión, el secretario general de la Alianza Atlántica pidió no cometer el mismo error que el Kremlin al infravalorar la capacidad de resistencia ucraniana —y la disposición de Occidente a aplicar sanciones—. “Rusia sigue siendo un poder militar formidable y es muy pronto para especular sobre el resultado, lo que necesitamos es que paren la guerra, que Putin saque sus tropas y que se encuentre una solución política”, señaló en la rueda de prensa.

Foto: Único encuentro entre los ministros de Exteriores de Rusia y Ucrania desde el comienzo de la guerra en Turquía. (Reuters)

La OTAN siempre es muy cauta con las intenciones de Rusia, y no sería la primera vez que Moscú juega al despiste en esta crisis. Antes de la invasión, cuando Putin aseguró que estaba retirando parte de sus efectivos de la frontera ucraniana porque habían terminado sus prácticas militares, Stoltenberg señaló que, lejos de estar ocurriendo esa desescalada, seguía el envío de más tropas a la zona. Las tropas estaban siendo trasladadas a distintas posiciones, pero no de regreso a sus barracones.

"Criminal de guerra"

También en Washington mostraron sus dudas sobre la buena fe de unas negociaciones que se producen bajo las bombas. “Si Rusia se toma en serio la diplomacia, entonces Moscú debería dejar de atacar ciudades y pueblos ucranianos”, le dijo el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, a su homólogo ruso, Nikolai Patrushev, según ha informado la Casa Blanca en un comunicado.

Sin embargo, lejos de detener su ataque, el miércoles fue un día especialmente despiadado con los civiles. "Han destruido [las fuerzas rusas] a propósito y cínicamente el Teatro Dramático, en el corazón de Mariúpol. El avión soltó la bomba en un edificio donde hay cientos de pacíficos residentes de Mariúpol refugiados", dijeron las autoridades locales en un canal de Telegram. "Es imposible estimar la escala de este acto inhumano porque la parte residencial de la ciudad continúa bajo bombardeo", agregó, detallando que tanto la parte central del teatro como la entrada al refugio antiaéreo habían quedado destruidas. Rusia negó haber atacado el edificio.

Los bombardeos también continuaron en otras partes del país, como en Cherníhiv, en el norte, donde 10 personas murieron mientras hacían cola para comprar el pan, y también en el casto histórico de Kiev. "Creo que [Putin] es un criminal de guerra", aseguró el miércoles el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Antes, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se dirigió al Congreso estadounidense con un emotivo discurso para pedir más ayuda e implicación en la guerra. El mandatario buscó la empatía de los legisladores invocando los ataques de Pearl Harbor y del 11-S, insistiendo en que se atrevan a dar el paso de imponer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania para evitar el castigo de la aviación rusa.

"Rusia ha convertido el cielo ucraniano en una fuente de muerte para miles de personas", dijo Zelenski en una intervención por videoconferencia desde Kiev, donde lidera, junto a su Estado Mayor, la resistencia nacional. "¿Es mucho pedir? ¿Crear una zona de exclusión aérea para salvar gente? ¿Es demasiado?", agregó en su intervención, que recibió una ovación en pie de los congresistas norteamericanos.

Estados Unidos y la OTAN han reiterado en numerosas ocasiones —el propio Stoltenberg, este miércoles— que no intervendrán en el conflicto ni con soldados sobre el terreno o con el establecimiento de una zona de exclusión aérea, que podría ser la antesala de un choque directo entre Occidente y Rusia. A lo que sí se comprometió Washington fue a enviar más fondos (unos 1.000 millones de dólares adicionales) y asistencia militar, incluyendo sistemas antiaéreos, sistemas antiblindados, ametralladoras, lanzagranadas y, por primera vez desde que empezó la ofensiva, drones armados.

"Estados Unidos está comprometido en mandar nuestros sistemas de defensa de última tecnología para la defensa de Ucrania", aseguró Biden desde la Casa Blanca. "Vamos a continuar cuidando las espaldas [de los ucranianos] mientras luchan por su libertad, su democracia, su supervivencia. Vamos a darle armas a Ucrania para luchar y defenderse en estos días difíciles que vienen", agregó.

Una jornada que comenzó con el optimismo de un posible avance en las negociaciones entre Ucrania y Rusia acabó con la dramática imagen del teatro municipal de Mariúpol, donde se presume había cientos de personas refugiadas, reducido a cenizas tras un bombardeo. Esta creciente crueldad del Ejército de Vladímir Putin en el campo de batalla hace que las noticias sobre la marcha de las conversaciones se reciban con escepticismo en Bruselas, donde el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se lamentó el miércoles de que Rusia esté intensificando sus ataques indiscriminados contra objetivos civiles.

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