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Si la UE quiere ganar influencia en el Indopacífico solo tiene un arma: el comercio
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EUROPEAN COUNCIL ON FOREIGN RELATIONS

Si la UE quiere ganar influencia en el Indopacífico solo tiene un arma: el comercio

La fortaleza de la UE sigue siendo el comercio. Si lo explota en el Indopacífico podría contrarrestar la influencia china

Foto:  Un buque de carga en el río Yarra, en Melbourne, Australia. (EFE)
Un buque de carga en el río Yarra, en Melbourne, Australia. (EFE)

Durante décadas, el comercio y las inversiones han estado en el centro del enfoque europeo hacia los países del Indopacífico. La región es hoy el segundo destino de las exportaciones de la Unión Europea y alberga a cuatro de los diez principales socios comerciales del bloque. De hecho, la gran mayoría de los Estados miembros de la UE ven en el Indopacífico un lugar de vastas oportunidades económicas. Sin embargo, aunque las potencias occidentales en general y Europa en particular estuvieron en su día a la vanguardia de la integración regional, se han vuelto reticentes a firmar nuevos acuerdos comerciales. La fatiga de la globalización y la opinión pública han disuadido a los gobiernos de promover estos acuerdos.

Los países de Asia Oriental llegaron más tarde que otras regiones a la integración comercial. Pero se han puesto al día, tejiendo un denso conjunto de acuerdos comerciales bilaterales con sus vecinos, así como con socios lejanos a través del océano Pacífico y el continente euroasiático. De hecho, la reciente firma y puesta en marcha de dos importantes acuerdos comerciales regionales supone un giro para el Indopacífico, y para el resto del mundo. Uno de ellos, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), es un acuerdo tradicional de comercio de bienes, iniciado por la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). El otro acuerdo, más ambicioso, es el Acuerdo General y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP), que sucedió al Acuerdo Transpacífico (TPP) después de que la administración Trump se retirara de este último. Abarca tanto el comercio de servicios como el de mercancías, y establece normas estrictas para el comercio digital, la propiedad intelectual, la contratación pública, la lucha contra la corrupción, los asuntos laborales y, fundamentalmente, la competencia y las empresas públicas. Este último punto pretende, en particular, evitar la intervención estatal abusiva en los mercados, en especial a través de las empresas chinas.

Los dos acuerdos, cuyos miembros se solapan en parte, generan dinámicas geopolíticas radicalmente opuestas. El RCEP subraya la centralidad de China, que es con diferencia la más poderosa de todas las economías del RCEP. El CPTPP, por el contrario, no excluye formalmente a China, pero sí pretende limitar la huella de Pekín en el comercio y el establecimiento de normas en la región. Sin embargo, la reciente apuesta de China por unirse al CPTPP tras el anuncio de AUKUS podría alterar radicalmente esta intención.

No se puede dar por sentado que los países miembros del CPTPP vayan a rechazar la solicitud de adhesión de China, dada la creciente asimetría entre este país y sus socios. La ausencia de Estados Unidos en el acuerdo debilita mucho las garantías formales que ofrece el tratado. La solicitud de China probablemente dividirá por sí misma a los Estados miembros y debilitará el alcance del acuerdo. Y China se encuentra en una posición muy poderosa para salirse con la suya: como señalaron recientemente dos profesores de la Universidad de Adelaida:

Foto: Líderes de 15 naciones de Asia-Pacíficio firman el pacto RCEP. (EFE)

El hecho de que el PIB nominal de China sea muy superior al PIB combinado de los 11 miembros del CPTPP, así como su centralidad comercial en la región, proporcionaría a Pekín una poderosa baza para negociar exenciones favorables a su modelo económico de capitalismo de Estado, en el marco de las conversaciones de adhesión o para diluir los compromisos existentes una vez que sea miembro del club.

A Pekín puede resultarle complicado cumplir los requisitos del CPTPP, pero la adhesión formal situaría a China, que ya está en el centro del RCEP, en el eje de todo el comercio regional. Así, estaría en condiciones de dictar los términos del comercio dentro y fuera de la región que abarca el CPTPP. Esta medida no sólo pone de manifiesto el riesgo de que las cadenas de suministro globalizadas estén totalmente controladas por China y la excesiva dependencia de ésta, sino que también podría, con el tiempo, erosionar considerablemente las normas comerciales.

Foto: Boris Johnson. (Reuters)

Ante esta dinámica tan variable, ¿qué deberían hacer los europeos? La UE tiene a su alcance la posibilidad de dar un paso importante que empiece a corresponder a las maniobras geopolíticas de China, y ese paso sería unirse al CPTPP. De hecho, los argumentos a favor de la adhesión son convincentes. Permitiría a la UE ser el actor internacional que aspira a ser en la región Indopacífica. A diferencia de EEUU, el bloque no tiene la capacidad de actuar como un proveedor de seguridad. Pero, con un PIB combinado mayor que el de China, la UE puede ofrecer un ancla económica a la región. Puede contribuir a mantener el nivel de las exigencias previstas en el acuerdo CPTPP, al tiempo que refuerza la posición negociadora de todos los miembros frente a China, tanto en las negociaciones con ésta como en la eventualidad de que Pekín se adhiera.

Los posibles beneficios económicos para la UE si se adhiere al CPTPP son difíciles de evaluar. La Unión Europea no sufriría pérdidas considerables en sí misma por mantenerse al margen de la integración comercial Indopacífica. Sin embargo, si no se adhiere, la UE se enfrentará al coste de oportunidad de ser un mero testigo de la integración de Asia Oriental o del Indopacífico en lugar de ser un actor que participe en ella. La evaluación académica de la posible adhesión de EEUU al CPTPP sugiere una ganancia modesta pero no despreciable (0,4-0,5% más de PIB para 2035). No se ha hecho público ningún cálculo de este tipo para la UE. Sin embargo, las cifras oficiales relativas a la adhesión del Reino Unido, que ya ha presentado su solicitud, pueden servir de referencia. Para el conjunto de la UE, sugieren un modesto aumento del 0,3% del PIB a medio y largo plazo.

El comercio internacional, inscrito en el ADN de la UE, sigue siendo el mejor activo del bloque y el único capaz de unificar a los europeos detrás de un enfoque común y estratégico significativo hacia China. Además, debido a la decisión de la administración Biden de no revertir las políticas de Trump sobre los acuerdos de libre comercio en un futuro previsible, constituye una oportunidad única para que la UE se reafirme a nivel internacional. Además, existe un riesgo real de que la Unión Europea quede marginada si no la aprovechan.

*Análisis publicado en el European Council on Foreign Relations por Frédéric Grare y titulado 'European trade and strategy in the Indo-Pacific: Why the EU should join the CPTPP'

Durante décadas, el comercio y las inversiones han estado en el centro del enfoque europeo hacia los países del Indopacífico. La región es hoy el segundo destino de las exportaciones de la Unión Europea y alberga a cuatro de los diez principales socios comerciales del bloque. De hecho, la gran mayoría de los Estados miembros de la UE ven en el Indopacífico un lugar de vastas oportunidades económicas. Sin embargo, aunque las potencias occidentales en general y Europa en particular estuvieron en su día a la vanguardia de la integración regional, se han vuelto reticentes a firmar nuevos acuerdos comerciales. La fatiga de la globalización y la opinión pública han disuadido a los gobiernos de promover estos acuerdos.

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