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Ni programas, ni ideas, ni rostros: en Filipinas, el poder es cosa de dinastías
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Ni programas, ni ideas, ni rostros: en Filipinas, el poder es cosa de dinastías

El clan Duterte, actualmente en el poder, se ha unido al hijo del antiguo dictador de Filipinas, Ferdinand Marcos, para asegurarse la victoria en las próximas elecciones filipinas

Foto: Protesta en Quezon City, Filipinas, contra la candidatura de Marcos y Duterte. (EFE/Rolex Dela Pena))
Protesta en Quezon City, Filipinas, contra la candidatura de Marcos y Duterte. (EFE/Rolex Dela Pena))

Las elecciones filipinas siempre han sido, según admiten sin tapujos los filipinos, un espectáculo circense. Cuando empieza la campaña electoral, los políticos se despliegan por todo el país, mostrando sus mejores trucos para seducir a los votantes y conseguir su apoyo.

¿Qué hace falta para ser elegido presidente? ¿Programas coherentes para reducir la pobreza generalizada y la corrupción rampante? Todo el mundo sabe que esas promesas seguramente no se cumplirán.

El santo grial de la política filipina es la fama, pero no basta con ser conocido. El pasaporte a la victoria es pertenecer a una familia política importante. O mejor aún, unir fuerzas con otra poderosa dinastía, que es justo lo que han hecho los dos mayores nombres de la política filipina actual para ganar las elecciones presidenciales de mayo de 2022.

La primera mitad de ese dúo es Ferdinand Marcos Jr. Si ese nombre le suena es porque es el hijo del difunto dictador que gobernó Filipinas con mano de hierro durante 21 años. Se cree que el mayor de los Marcos y su famosa esposa Imelda, obsesionada con los zapatos, saquearon hasta 10.000 millones de dólares de las arcas del Estado antes de ser expulsados del cargo —y del país— por la revolución del "Poder Popular" de 1986. Aries Arugay, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Filipinas-Diliman, dice que la candidatura presidencial de Marcos es la culminación de un esfuerzo de décadas de su familia por recuperar el poder después de perder por poco la carrera por la vicepresidencia en 2016.

La otra mitad no es otra que la candidata a vicepresidenta, Sara Duterte. Si ese nombre también le suena, es porque es la hija de Rodrigo, el actual presidente y aspirante a dictador. Su descendiente ha seguido al pie de la letra el manual electoral de su padre en 2016: insinuar una candidatura a la presidencia, rechazarla para seguir siendo alcalde de tu ciudad y, finalmente, cambiar de opinión en el último momento para presentar tu candidatura "a regañadientes" porque no puedes decepcionar a tus seguidores. Y sin olvidar un poco de drama familiar.

Foto: Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, junto a Manny Pacquiao. (EFE)

Ahora mismo, parece que el tándem Marcos-Duterte podría ganar fácilmente las elecciones. Con la hija del presidente a su lado, Marcos es ahora el claro favorito, con un contundente 47% en las encuestas. La pareja también se enfrenta a una débil oposición en este momento: el boxeador convertido en senador Manny Pacquiao y Leni Robredo, la competente pero discreta vicepresidenta.

El sistema electoral filipino para elegir al presidente es retorcido: se trata de una competición a una sola vuelta en la que gana el que obtiene la mayoría simple. Se han elegido presidentes con apenas una cuarta parte de los votos. Los candidatos a menudo sólo necesitan asegurarse una o dos regiones ricas en votos fuera de Manila, como pueden hacer Marcos y Duterte, para asegurarse la victoria.

Es más, la campaña de Marcos-Duterte está dominando las redes sociales, una fórmula mágica en un país plagado de desinformación en la red y noticias falsas, donde casi la mitad de la población se informa a través de Facebook. Y adivinen a quién ayudó Facebook a ganar la última vez.

Foto: Rodrigo Duterte, en un discurso. (EFE)

El propio Rodrigo Duterte, que se ha convertido en una inesperada piedra en el zapato de Marcos y de la Duterte más joven. Hasta el último minuto, Duterte senior, con un mandato de duración limitada, coqueteó con la idea de presentarse a vicepresidente, incluso contra Sara, pero decidió buscar un escaño en el Senado en el último momento.

Tal vez molesto por el hecho de que su hija haya ignorado su consejo de optar al puesto principal, Duterte apoya ahora a otro candidato en lugar de a su aliado Marcos, y a su hija como vicepresidenta (Filipinas elige a los presidentes y a los vicepresidentes por separado).

El profesor Arugay afirma que no tener una candidatura única es un problema tanto para Duterte como para Marcos. Por un lado, dividirá los votos a favor de Duterte, por no mencionar que confundirá a los votantes. Por otro lado, Marcos tendrá que andarse con pies de plomo con un presidente de piel muy fina, ya que el Tribunal Supremo puede examinar un caso de inhabilitación contra Marcos por evasión de impuestos y está repleto de personas nombradas por Duterte.

Foto: Laura Aranda y Clara Terradas, en un aeropuerto de Bangkok poco antes de quedarse atrapadas en Filipinas.

¿Por qué todo esto es tan malo para la democracia filipina? Para Arugay, estas elecciones son un "nuevo punto bajo". Ha convertido la votación para la presidencia en un asunto "de familia" porque las dinastías, en lugar de los partidos, han definido a los candidatos.

Cuando los partidos políticos se crean de la noche a la mañana y pueden implosionar con la misma rapidez, las elecciones son meros concursos de popularidad. Sin un debate sólido sobre ideas y políticas, los numerosos problemas del país nunca se solucionarán. Por desgracia, mientras quienes tienen el poder de reformar el sistema político filipino sean los mismos políticos que causan los problemas, cualquier esperanza de progreso sigue siendo una posibilidad más que remota.

*Este artículo fue publicado originalmente en inglés en GZERO Media. Si te interesa la política internacional, pero quieres que alguien te la explique, suscríbete a la 'newsletter' Signal aquí.

Las elecciones filipinas siempre han sido, según admiten sin tapujos los filipinos, un espectáculo circense. Cuando empieza la campaña electoral, los políticos se despliegan por todo el país, mostrando sus mejores trucos para seducir a los votantes y conseguir su apoyo.

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