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El país que odia las sorpresas, ante sus elecciones más inciertas y emocionantes
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¿Quién sucederá a Merkel?

El país que odia las sorpresas, ante sus elecciones más inciertas y emocionantes

A menos de cuatro semanas para la cita electoral, no hay un claro favorito para suceder a Angela Merkel. ¿Renacerá la socialdemocracia con Olaf Scholz gracias a la torpeza del conservador Armin Laschet y de la 'verde' Annalena Baerbock?

Foto: Primer debate a tres entre los candidatos a la cancillería alemana de Los Verdes, CDU/CSU y SPD. (Reuters)
Primer debate a tres entre los candidatos a la cancillería alemana de Los Verdes, CDU/CSU y SPD. (Reuters)

Falta menos de un mes, pero la cita clave de las elecciones alemanas parece seguir por ahora en un discreto segundo plano a nivel internacional. Algo quizá previsible, dada la magnitud de la crisis en Afganistán y quizá también la certeza de que en Alemania no acechan populistas en el mismo umbral del poder, como podría ocurrir en Francia el próximo año con Marine Le Pen. En Berlín, vienen cambios grandes y la buena noticia es que cualquiera de las opciones caerá bien en Europa.

Además del simbólico y ya tan mentado final de la era de Angela Merkel, una de las pocas certezas de cara a las elecciones del 26 de septiembre es que en Alemania van a ocurrir en los próximos meses cosas importantes. El resto son interrogantes, alimentados por varias sorpresas y giros inesperados en lo que va de campaña. ¿Será Alemania gobernada por primera vez en su historia por un tripartito? ¿Cómo funcionará esa posible coalición de tres partidos, mermará la gobernabilidad en la primera economía europea? ¿Y dará el próximo Gobierno germano un impulso decisivo a la lucha contra el cambio climático en la agenda mundial?

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La última sorpresa ha sido el inesperado regreso de la socialdemocracia alemana a cuatro semanas de los comicios, cuando muchos observadores y politólogos daban ya por derrotado a uno de los partidos tradicionales del país, el SPD, del que han salido tres de los ocho cancilleres de la posguerra.

El fenómeno Scholz

El SPD lleva años cosechando una derrota electoral tras otra y, salvo un breve ínterin de popularidad de la candidatura del expresidente del Parlamento Europeo Martin Schulz antes de las generales de 2017, también cayendo en picado en las encuestas. Las cifras de los socialdemócratas estaban estancadas en alrededor de un pobre 15% en todos los sondeos desde enero, y todo apuntaba a la siguiente dolorosa derrota a finales de octubre para su candidato a canciller, el actual ministro de Finanzas, Olaf Scholz.

La candidatura de Scholz, sin embargo, ha despegado de forma inesperada en cuestión de semanas y la última encuesta publicada recoge un 24% de apoyos para el SPD, un número con el que los socialdemócratas superan por tres puntos al bloque conservador de Merkel, después de que otros sondeos dieran ya un empate en la lucha por el primer puesto. La CDU/CSU ha hecho el camino inverso con su candidato, Armin Laschet, y tras registrar un 36% en las preferencias en enero, se ha desplomado hasta un 21%. Los Verdes de Annalena Baerbock, barajados todavía como favoritos en mayo, han caído de un 26% en ese mes hasta un 17% en las últimas mediciones.

Foto: Imagen: Diseño EC.
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Scholz, apodado en otras épocas 'Scholzomat' por su falta de carisma y sus declaraciones sosas como las de un contestador automático, ha conseguido venderse prácticamente con una continuación de la popular Merkel, solo que en hombre y socialdemócrata. "Las ciudadanas y ciudadanos me conocen", dijo Scholz recientemente en un programa televisivo, algo que muchos medios asociaron de inmediato con una frase de Merkel en una de sus campañas de reelección en la última década ("Ustedes me conocen") dirigida a los votantes.

El candidato socialdemócrata posó hace unos días incluso para una revista haciendo el célebre rombo de Merkel, un gesto habitual en el que la canciller une ambos pulgares e índices en esa forma geométrica delante de su abdomen. La identificación tan abierta con una rival política es ciertamente sorprendente.

placeholder Las manos de Angela Merkel, durante una cumbre del G-20. (EFE)
Las manos de Angela Merkel, durante una cumbre del G-20. (EFE)

La apuesta se entiende mejor si se tiene en cuenta no solo la alta popularidad de Merkel tras 16 años de mandato, sino también la proverbial reticencia de los votantes alemanes a apoyar cambios demasiado abruptos.

La debilidad de los rivales

Pero que Scholz haya insuflado vida a la socialdemocracia se debe también en gran parte a los susodichos errores de sus rivales. Él los ha evitado hasta ahora. Uno de los más sonados de Laschet fue la carcajada que soltó en una región castigada por las recientes inundaciones en el oeste de Alemania, sin darse cuenta de que una cámara lo enfocaba.

Foto: Laschet captado por las cámaras riéndose durante una visita a las zonas afectadas por las riadas. (Reuters)

Al conservador le gana en traspiés posiblemente solo Annalena Baerbock con su malograda candidatura por Los Verdes. La formación ecologista adelantó a los conservadores en abril con un pico momentáneo del 26% en los apoyos, pero ahora tanto solo ronda el 18% en diversas encuestas. Ello, pese al creciente interés que la agenda medioambiental despierta entre los electores germanos.

"Ya no veo margen para que Los Verdes suban claramente por encima del 20%", dijo la semana pasada frente a periodistas extranjeros Manfred Güllner, director de Forsa, una de las principales encuestadoras del país. La debacle de Los Verdes, quizá ya irreversible, está vinculada con los errores de su candidata, acusada de copiar varios pasajes de un libro que publicó este año y de embellecer su currículo. Para Baerbock, colíder del partido y primera candidata a canciller 'verde', sería un despertar doloroso.

Foto: EC Diseño.

Al mismo tiempo, Güllner advierte de que nada está dicho en las elecciones más inciertas de las últimas décadas en Alemania. "Tenemos una situación que no hemos tenido nunca", dijo respecto a la poca claridad sobre quién será el próximo canciller y qué coalición de gobierno será matemáticamente posible. "No hay opiniones asentadas, esto puede cambiar en las últimas semanas", agregó. Los pronósticos, en efecto, parecen difíciles. La batalla por la cancillería parece reducirse a Scholz y Laschet a estas alturas, pero es mejor no descartar a Baerbock. Unos pocos puntos porcentuales pueden cambiar mucho.

Negociaciones largas

A ello se suma el hecho de que las negociaciones para formar Gobierno tras el 26 de septiembre podrían ser tortuosas y largas. El precedente de la elección de 2017, en todo caso, puede dar una ligera idea de lo que viene: Merkel asumió su último mandato tras más de cinco meses en marzo de 2018, y de nuevo al frente de una 'Gran Coalición' entre conservadores y socialdemócratas, después de que fracasara un intento de formar un tripartito con liberales y verdes.

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Ahora, sin embargo, las encuestas muestran un escenario aún más complejo. Un mes antes de las elecciones, ninguna alianza de dos partidos tendría mayoría, ni siquiera la 'Gran Coalición', en otras épocas garantía de un holgado número de escaños en el Parlamento.

Las matemáticas arrojan cuatro constelaciones de tres como las combinaciones más viables, quizás una quinta. En esas quinielas están todos los partidos que tendrían una bancada propia en el Parlamento (conservadores, socialdemócratas, verdes, liberales y La Izquierda), con excepción de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), descartada para cualquier coqueteo.

Es posible, por eso, que la era de Angela Merkel se alargue algunas semanas o meses más a partir de octubre, con la canciller al frente de un Gobierno interino mientras se encaminan los difíciles acercamientos para formar un nuevo Ejecutivo.

Falta menos de un mes, pero la cita clave de las elecciones alemanas parece seguir por ahora en un discreto segundo plano a nivel internacional. Algo quizá previsible, dada la magnitud de la crisis en Afganistán y quizá también la certeza de que en Alemania no acechan populistas en el mismo umbral del poder, como podría ocurrir en Francia el próximo año con Marine Le Pen. En Berlín, vienen cambios grandes y la buena noticia es que cualquiera de las opciones caerá bien en Europa.

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