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"EEUU volverá a Afganistán, pero en una 'guerra remota' contra el ISIS"
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Entrevista a Paul Rogers

"EEUU volverá a Afganistán, pero en una 'guerra remota' contra el ISIS"

Con su rápida reconquista del país y su nuevo y amplio uso de la propaganda, los talibanes han aprendido la lección de estos 20 años. ¿Lo han hecho EEUU y la comunidad internacional?

Foto: Paul Rogers. (Cedida)
Paul Rogers. (Cedida)
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El 14 de septiembre de 2001, apenas tres días después del que sigue siendo el peor atentado en número de víctimas de la historia reciente del terrorismo, el Congreso de los Estados Unidos votó la ley Autorización para el Uso de la Fuerza Militar contra Terroristas, que autorizaba el despliegue del Ejército de EEUU contra aquellos responsables del atentado del 11-S y los que los acogían: Al Qaeda y los talibanes. Solo una congresista —de los 431, más 100 senadores— votó en contra. El 'shock' que vivía EEUU entonces fue tal, y la tensión y rabia tan altas, que tuvieron que ponerle escolta de protección. 20 años después, el aniversario del 11-S será muy diferente al que seguramente imaginaba George W. Bush cuando firmó la ley que desembocó en la invasión estadounidense de Afganistán. Los talibanes han vuelto al poder, Al Qaeda está resurgiendo de sus cenizas y su pulso contra el Estado Islámico, y Estados Unidos se retira, como perdedor, de Afganistán. Con su rápida reconquista del país, su nuevo y amplio uso de la propaganda y una moderación del discurso islamista de puertas afuera, los talibanes han aprendido la lección. ¿Lo han hecho EEUU y la comunidad internacional?

20 años después de ese 14 de septiembre, voces como la de Paul Rogers, profesor emérito de la Universidad de Bradford y reconocido analista en temas seguridad internacional, autor del libro 'Losing Control. Global Security in the Twenty-first Century' ('Perdiendo el control. La seguridad global en el siglo XXI'), se ven de alguna manera reivindicadas. ¿Cómo juzgará la historia la intervención estadounidense en Afganistán? O, lo que es casi más importante para Rogers, ¿habrá un cambio de paradigma sobre la forma en que entendemos y respondemos a la seguridad internacional tras el fracaso de la intervención militar en Afganistán?

Foto: Talibanes en Kandahar. (EFE)

PREGUNTA. Usted fue uno de los pocos que se opusieron a la invasión militar de Afganistán ya desde septiembre de 2001. ¿El tiempo ha probado que tenía razón?

RESPUESTA. Creo que el tiempo ha probado que tenía razón. Lo que yo discutía en aquel momento es que, aunque los atentados del 11-S fueron desastrosos al menos para Estados Unidos (fueron un 'shock'), eran, de algún modo, una trampa, el tipo de incitación de Al Qaeda, y hasta cierto punto los talibanes, para atraer a los estadounidenses a una nueva guerra en Afganistán, que tenía el potencial de acabar siendo una guerra especialmente larga. La alternativa habría sido no tratar los atentados como un acto de guerra, sino como un masivo acto criminal transnacional, y tratar a los autores tras el atentado como criminales. El objetivo entonces sería intentar traer a la gente responsable del atentado ante la Justicia. Pero la presión interna en Estados Unidos era ir a la guerra para aplastar a Al Qaeda y acabar con el régimen talibán.

El atentado del 11-S fue una trampa de Al Qaeda para atraer a Estados Unidos a una nueva guerra en Afganistán

P. Entonces, si Al Qaeda quería empujar a EEUU a una guerra, en este caso en Afganistán pero en mayor extensión en otros lugares mediante la 'guerra contra el terror', quizá para 'antagonizar' el mundo musulmán contra Estados Unidos, o multiplicar el poder de reclutamiento de una miríada de grupos terroristas... Después de la caída de Afganistán en manos de los talibanes, ¿Al Qaeda o al menos su estrategia ha ganado?

R. Los atentados en sí mismos fueron para demostrar de lo que Al Qaeda era capaz y creían que una respuesta estadounidense [como la que hubo] habría acabado generando un aumento del sentimiento anti EEUU. Pero creo que hay que fijarse en que muchos en la cúpula de Al Qaeda en ese momento recordaban el éxito de la guerra de los muyahidines afganos contra la Unión Soviética en los ochenta, incluido Bin Laden. Lo que vieron fue que una superpotencia fue derrotada en solo dos o tres años [después de su retirada]. Así que pensaron a largo plazo, quizá 20 años, que de hecho serían capaces de debilitar a Estados Unidos e incluso ponerlo de rodillas. Miraban el mundo de una manera distinta [a nosotros].

Así que sí, han ganado. Obviamente, los talibanes no son Al Qaeda; los talibanes son mucho más nacionalistas, aunque tienen elementos religiosos mucho más fuertes que, por ejemplo, los muyahidines. Hay una conexión y, al menos con lo que respecta a Al Qaeda, los talibanes tolerarán su presencia en Afganistán. No tolerarán la presencia de grupos más radicales como el ISKP [Estado Islámico de la Provincia del Khorasán, por sus siglas en inglés], un grupo muy peligroso que podrá traer más guerra a Afganistán.

Foto: Imagen del exlíder del ISIS-K, Hafiz Saeed, muerto en 2015. (EFE)

P. ¿Cuál fue el punto de no retorno de la ofensiva de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán?

R. Probablemente ya desde el principio, pero creo que hay un segundo penoso error: los talibanes fueron derrotados muy rápidamente, o eso paracía, y Al Qaeda dispersada, pero nunca completamente derrotada. Y lo que pasó entonces es que Estados Unidos puso toda su atención en Irak. Hubo gente, muy buenos diplomáticos con experiencia, como el embajador de la ONU Lakhdar Brahimi, que fue antes ministro de Exteriores de Argelia, que defendía que cuando los talibanes desaparecieran, era esencial que Afganistán recibiera una gran fuerza internacional de 'peacekeeping', una fuerza estabilizadora, no solo de países occidentales, que habría permitido a los propios afganos realmente reconstruir su sociedad y evitar el terrible vacío de seguridad. La OTAN solo proveyó de 5.000 tropas en los primeros dos o tres años, lo que no era ni remotamente suficiente, así que los talibanes comenzaron su regreso. Ese sería el segundo error. Pero una vez pasó esto, no veo ninguna forma de evitarlo [la reconquista talibana de Afganistán], a menos que Estados Unidos hubiera completamente cambiado su política [hacia el país].

Si el ISIS-K utiliza el Afganistán de los talibanes como base para sus operaciones transnacionales, EEUU volverá a Afganistán

P. Afganistán fue el primer pilar de la llamada 'guerra contra el terror'. Esta guerra evolucionó en una especia de misión, no solo en Afganistán sino en otras partes del mundo, de llevar la 'democracia occidental' y la 'civilización' a estos países. Pero la salida de EEUU de Afganistán y las declaraciones de Joe Biden afirmando que Estados Unidos no estaba en Afganistán para 'construir un Estado', ¿han hecho que esta especie de 'mascarada civilizatoria' de la guerra contra el terror termine?

R. Creo que no. No, porque la cultura de seguridad en los países occidentales, como en casi la mayor parte del mundo, se mantiene lista para utilizar la fuerza militar donde sus intereses se ven amenazados. La política de 'construir un Estado' o llevar la 'democracia' creo que ha disminuido enormemente, pero el lado militar continuará. Por ejemplo, si ahora descubrimos que el ISKP empieza a utilizar el Afganistán controlado por los talibanes como base para sus operaciones transnacionales, los estadounidenses volverán a Afganistán, no con 'botas sobre el terreno', pero con bombardeos selectivos con drones no tripulados. Veremos el comienzo de una nueva guerra de bombardeos. Creo que eso será lo más probable en el futuro: no un gran número de tropas en el terreno; han reconocido que eso no funciona, les pone demasiado en peligro. Así que utilizarán otros métodos, lo que normalmente llamamos una transición a una 'guerra remota'.

"En Afganistán, habrá una transición a una 'guerra remota' de EEUU"

P. ¿Y cuál es su opinión sobre este tipo de nueva intervención militar? ¿Es algo que podría funcionar? Por ejemplo, con el propio caso del ISIS en Afganistán.

R. Bien, si crees que se pueden suprimir este tipo de movimientos utilizando sobre todo el uso de la fuerza... Yo creo que es extremadamente poco probable y tiende a ser contraproducente. Según uno de los mayores 'think tanks' de Washington, ahora mismo hay cuatro veces más paramilitares islamistas en el mundo que hace 20 años. Así que pensar que [esa estrategia] funciona es una tontería. Añadiría que los problemas globales a los que nos enfrentamos actualmente tienen poco que ver con este tipo de soluciones [militares]: por supuesto la pandemia, que está teniendo un fuerte impacto en el sur global; pero en los próximos 20 años, sin duda, será el colapso climático. Así que si tienes sociedades cada vez más empujadas a los márgenes con tendencias globales como estas, estás destinado a que se desarrollen nuevos grupos, movimientos extremistas. No solo continuarán, sino que aumentarán.

Tenemos que repensar incluso qué entendemos por seguridad

P. En uno de sus artículos, mencionaba que hay muy poco reconocimiento de los errores cometidos por Estados Unidos, y que en su lugar hay una necesidad de encontrar nuevos enemigos. Mencionaba China, por ejemplo.

R. No es solo de Estados Unidos [esa falta de reconocimiento de los errores], sino la cultura militar que existe en la mayoría de los países. Lo que llamamos el complejo industrial militar pone en primer lugar sus carreras, obviamente, lo que es completamente entendible. Y si tienes esos grandes complejos militares, con mucho poder de 'lobby', necesitan enemigos, no necesariamente para tener guerras, pero para desarrollar las capacidades para luchar esas guerras. El problema es que, en ese sentido, no hemos reconocido todavía que nos hemos convertido en nuestros propios enemigos. Por ejemplo, el cambio climático, que no es algo que puedas tratar con medios militares tradicionales, lo mismo con la pandemia, no puedes usar bombas nucleares contra un virus, y puedes tener todo el poder aéreo militar para luchar contra grupos [terroristas, paramilitares] del mundo, pero no pararás el cambio climático. Así que, esencialmente, tenemos que repensar incluso qué entendemos por seguridad. Y hacerlo será esencial, dado el rápido cambio en el mundo.

P. Volviendo a Afganistán, ¿cree que la comunidad internacional y Estados Unidos lidiarán con los talibanes como Gobierno de Afganistán? ¿Es, de alguna manera, positivo reconocerlos como una forma de intentar moderar su discurso, o es mejor no reconocerlos y optar por ya que la nueva intervención militar está descartada sanciones y convertirlos de nuevo en un Estado paria?

R. Estados Unidos será reacio a ser visto tratando con los talibanes directamente, pero el hecho de que el director de la CIA visitó de manera secreta Kabul hace apenas una semana para encontrarse con el supuesto líder de los talibanes, Abdul Ghani Baradar, ilustra que los estadounidenses lidiarán con ellos. Los alemanes ya han dejado claro que habrá que lidiar con ellos. Quizá no acabe siendo un reconocimiento a nivel político, pero, mientras tanto, ciertamente en Pakistán, China especialmente, también Rusia tratarán seguro con los talibanes, y quizá los lleguen a reconocer como Gobierno legítimo. Seguramente Arabia Saudí también. Así que creo que aunque los talibanes se enfrentarán a oposición interna, y las señales no son buenas en cuanto a su tratamiento de los derechos humanos, especialmente de las mujeres y las niñas, creo que sobrevivirán durante un tiempo, quizás años. Quizá se moderen, pero me parece difícil de conseguir.

Foto: Un guerrillero talibán vigila una calle de Kandahar (Afganistán). (EFE)

No creo que las sanciones funcionen, porque solo harán incluso peor la situación para los muchos pobres de Afganistán. De hecho, los talibanes, personalmente, no pueden ser fácilmente objeto de sanciones internacionales, simplemente porque no les preocupa realmente ese tipo de cosas.

P. La ultima pregunta. Se acerca el aniversario del 11-S, con los talibanes de nuevo en el poder como hace 20 años, pero con muchas lecciones aprendidas sobre cómo gobernar o jugar con la propaganda para mantenerse en el nuevo panorama mundial. ¿Qué debería aprender entonces Estados Unidos, y la comunidad internacional, de estos últimos 20 años?

R. Las lecciones que deberíamos aprender son repensar cómo estamos lidiando con la seguridad internacional y reconocer los fallos que hemos tenido. Dudo mucho que lo hagan, pero la esperanza es lo último que se pierde.

El 14 de septiembre de 2001, apenas tres días después del que sigue siendo el peor atentado en número de víctimas de la historia reciente del terrorismo, el Congreso de los Estados Unidos votó la ley Autorización para el Uso de la Fuerza Militar contra Terroristas, que autorizaba el despliegue del Ejército de EEUU contra aquellos responsables del atentado del 11-S y los que los acogían: Al Qaeda y los talibanes. Solo una congresista —de los 431, más 100 senadores— votó en contra. El 'shock' que vivía EEUU entonces fue tal, y la tensión y rabia tan altas, que tuvieron que ponerle escolta de protección. 20 años después, el aniversario del 11-S será muy diferente al que seguramente imaginaba George W. Bush cuando firmó la ley que desembocó en la invasión estadounidense de Afganistán. Los talibanes han vuelto al poder, Al Qaeda está resurgiendo de sus cenizas y su pulso contra el Estado Islámico, y Estados Unidos se retira, como perdedor, de Afganistán. Con su rápida reconquista del país, su nuevo y amplio uso de la propaganda y una moderación del discurso islamista de puertas afuera, los talibanes han aprendido la lección. ¿Lo han hecho EEUU y la comunidad internacional?

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