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La alianza del té con leche que pone en entredicho a las dictaduras asiáticas
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Contra China y por la democracia

La alianza del té con leche que pone en entredicho a las dictaduras asiáticas

La juventud del sudeste asiático se ha hartado de vivir bajo regímenes autoritarios y tailandeses, birmanos o hongkoneses se han unido en pos de la democracia en sus países

Foto: Birmanos protestan en Tailandian contra el golpe de Estado en su país
Birmanos protestan en Tailandian contra el golpe de Estado en su país

Al gobierno militar que rige Tailandia no se le pasó por alto que el 24 de marzo se le iban a llenar las calles de jóvenes manifestantes para exigir su dimisión. No en vano, era una fecha señalada, se trataba del día en que se celebraba el final de la monarquía absolutista. Así que el ejecutivo trató de usar la pandemia como excusa y pidió en un mensaje televisivo a sus contrarios que se quedaran en casa para evitar contagios. Como si aquello fuera a funcionar.

Ni caso hicieron los jóvenes. Al fin y al cabo, los manifestantes tailandeses que piden una democracia real sin militares en el poder ni elecciones amañadas no ven la tele. Se organizan en las redes sociales y lucen una iconografía muy moderna, casi podría decirse que pop, en la que adoptan símbolos de películas como 'Los juegos del hambre' o lucen orejas de gato como las que salen en las series de animación japonesas. Son demasiado modernos —y listos— para los militares en el poder.

El mismo día en que los tailandeses en pos de la democracia se enfrentaban a la policía en el aniversario de la Revolución Siamesa (que derrocó al rey siamés pro-francés en lo que hoy es Tailandia y alejó al país de Occidente), sus homólogos en Hong Kong sufrían un duro golpe. El aparato político chino forzaba el cierre de la delegación de prensa del Apple Daily, quizás el último periódico impreso contrario a la hegemonía de Pekín. Antes habían arrestado a uno de sus editores.

Foto: Un hombre sostiene un ejemplar de 'Apple Daily' en Hong Kong. (Reuters)

Hong Kong es, desde hace años, una obsesión para el Partido Comunista Chino. Y tratan de aplastar el movimiento de los jóvenes del exprotectorado inglés, que pide una democracia y unas libertades intolerables para Pekín. El combate totalmente desigual entre los jóvenes de Hong Kong y el gigante chino inspiró a muchos demócratas en toda Asia. Primero a los tailandeses, que llevan más de año y medio pidiendo una democracia de verdad en el país. Desde las primeras revueltas en Bangkok, los siameses contaron con la ayuda de los hongkoneses para aprender a organizarse en las redes sociales y burlar a las autoridades en las protestas.

Pronto se unieron los jóvenes de Taiwán, que viven en un estado totalmente democrático que se dirige como un país independiente y cuya forma de gobierno es envidiada por los tailandeses y los hongkoneses. La amenaza para la conocida como isla de Formosa llega nuevamente de Pekín, que reclama el territorio como parte de la República Popular de China y trata de sobornar a quienes quieran tratar con ellos —ya sean multinacionales o gobiernos— para que acepten que Taiwán es territorio suyo. ¿Qué tienen en común estos movimientos juveniles en favor de la democracia? Un mismo enemigo y meta final. Por lo que, en el mundo globalizado, es normal que se unieran para reforzarse a nivel internacional y demostrar que toda la región exige un cambio.

Foto: Inmigrantes de Myanmar protestan contra el golpe de Estado frente a la embajada de la ONU en Bangkok. (Reuters)

Así nació la 'Alianza del té con leche' (Milk Tea Alliance en inglés), algo tan asiático pero a su vez muy diferente en cada país. El término encajaba perfectamente en esa visión juvenil de símbolos modernos e iconografía pop. A fin de cuentas, los tailandeses adoran viajar a Taiwán para probar su té con leche y burbujas, y la versión favorita de los hongkoneses —que lo llevan tomando caliente desde siempre— es la dulce y con hielo de los tailandeses.

A esta unión se han adherido también los demócratas de Birmania, que buscan apoyos para combatir el golpe de Estado perpetrado en febrero de este año. Una insurrección militar contra la que el gobierno tailandés decidió no oponerse, mientras China aprueba en silencio. Los manifestantes birmanos aprenden sobre todo de los tailandeses, y hasta adoptan sus símbolos.

Foto: Ciudadanos de origen birmano protestan contra el golpe de Estado en Bangkok, Tailandia. (EFE)

Una alianza verdaderamente asiática

Las naciones asiáticas, han dicho siempre supuestos expertos en la región, no están preparadas para la democracia. Y por eso estiman que funcionan mejor con gobiernos paternalistas escogidos por las elites dominantes. Es como si olvidaran que Japón, Corea del Sur o Taiwán no solo son algunas de las economías más importantes de la zona, sino que en las décadas que llevan sin los lastres de las dictaduras han avanzado notablemente.

El anterior Rey de Tailandia, Rama IX, ya impidió un intento de revolución democrática con la excusa de que “la nación no está preparada para la democracia”. Y Pekín trata de convencer a los hongkoneses de que en ciudades como Shenzhen tienen dinero a expuertas y no les hace falta una prensa libre. Y sin embargo, los jóvenes de estas naciones asiáticas no compran los discursos paternalistas y tradicionalistas. Han crecido en la era de Internet con acceso a la información global y no tragan con la idea de asumir que sus vidas han de estar dirigidas por ejecutivos dictatoriales.

Foto: Tailandia sufre una nueva ola de coronavirus. (EFE)

El origen de la 'Alianza del té con leche', fue precisamente combatir al mayor estado autoritario del mundo, la China del Partido Comunista. Algo que unía a los taiwaneses y a los hongkoneses, pero en cierta manera también a los tailandeses o a otros países del Sureste Asiático como Birmania, Camboya o Filipinas. Hay que tener en cuenta que gobiernos autoritarios militaristas como el de Tailandia o incluso Camboya son grandes aliados de China, y que la fuerza del gigante asiático ha modificado enormemente el paisaje en las naciones afines al Partido. Por ejemplo, en Tailandia el 52% de las propiedades inmobiliarias en manos de extranjeros pertenecen a chinos que las han comprado en la última década: los magnates chinos están forzando una burbuja que provoca subidas de precios y hace inasumible la compra de un piso para un tailandés de clase media.

Motivos suficientes para que la 'Alianza del té con leche' uniera fuerzas para clamar contra China fuera de sus fronteras. El pasado año, en Tailandia, se produjeron muchas manifestaciones en contra del gigante asiático frente a la embajada del país, en un símbolo de hermanamiento con los hongkoneses y los taiwaneses. Este año, tras el golpe de Estado en Birmania, tailandeses y birmanos protestaron —y protestan— enérgicamente frente a la Embajada birmana en Bangkok.

Foto: Foto: Reuters.

Porque el enemigo común es todo gobierno autoritario en la zona y quieren que el mundo les oiga. Como dice el popular activista tailandés Parit Chiwarak, no dejarán de luchar “mientras Wikipedia y las Naciones Unidas digan que Tailandia es una democracia”, ya que en realidad los militares están instalados en el poder mediante artimañas electorales que les permiten gobernar sin ganar en las urnas. Y a nivel internacional el resto del mundo mira hacia otro lado.

Lo que tienen claro es que el movimiento en pos de la democracia es tan asiático como el té con leche. Aunque los regímenes dictatoriales acusen a los jóvenes de estar adoctrinados por las naciones occidentales y específicamente por Estados Unidos, sobre todo en Hong Kong y en Tailandia. Muchos demócratas jóvenes en los países agrupados por la alianza del té con leche rememoran las palabras del ya fallecido doctor tailandés Surin Pitsuwan, a quien apodaron en Asia como “el campeón de la democracia”. Como él decía, en Asia “la democracia no puede implantarse desde fuera; las sociedades han de desarrollar su propia y genuina forma democrática, desde dentro”. Con similitudes y variaciones, como el té con leche.

Al gobierno militar que rige Tailandia no se le pasó por alto que el 24 de marzo se le iban a llenar las calles de jóvenes manifestantes para exigir su dimisión. No en vano, era una fecha señalada, se trataba del día en que se celebraba el final de la monarquía absolutista. Así que el ejecutivo trató de usar la pandemia como excusa y pidió en un mensaje televisivo a sus contrarios que se quedaran en casa para evitar contagios. Como si aquello fuera a funcionar.