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El encarcelamiento de periodistas en Marruecos provoca su primer roce con Biden
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En eeuu no se creen las acusaciones

El encarcelamiento de periodistas en Marruecos provoca su primer roce con Biden

Washington expresa su preocupación por la condena de Souleiman Raissouni, que dirigía el diario crítico 'Akhbar al Yaoum', a cinco años de cárcel por un supuesto delito sexual. Europa guarda silencio

Foto: Biden junto al rey Mohammed VI en su época de vicepresidente. (Reuters)
Biden junto al rey Mohammed VI en su época de vicepresidente. (Reuters)

Cuando el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, mencionó en Twitter el 28 de junio, resumiendo su entrevista en Roma con su homólogo marroquí Nasser Bourita, su interés por los “derechos humanos, incluida la libertad de prensa”, sus palabras pasaron desapercibidas. Dos semanas después han cobrado toda su importancia.

Ned Price, el portavoz del Departamento de Estado, arrancó el lunes su conferencia de prensa cotidiana declarando que “EEUU está decepcionado por la noticia de que un tribunal de Marruecos haya condenado al periodista Souleiman Raissouni a cinco años de cárcel”. “Observamos que el señor Raissouni alegó que se han violado las garantías de un juicio justo”, añadió. “Creemos que el procedimiento judicial que desembocó en esa sentencia contradice la promesa (…) de celebrar juicios justos y es incompatible con el contenido de la Constitución de 2011 y el programa de reformas de Su Majestad el Rey Mohamed VI”, recalcó.

Raissouni, de 49 años, era el redactor-jefe, aunque en la práctica ejercía como director, de 'Akhbar al Yaoum', el único diario crítico en papel que aún se publicaba en Marruecos. Asfixiado económicamente, cerró en marzo pasado. Raissouni había sido encarcelado 10 meses antes tras ser denunciado por “agresión sexual” por un supuesto militante LGTBI. Él niega los hechos. No asistió a su juicio porque, tras casi 100 días de una huelga de hambre intermitente, está muy débil y no puede caminar.

Foto: Escenario del juicio a una periodista marroquí por presuntamente abortar. (EFE)

El pronunciamiento del Departamento de Estado ha suscitado una reacción furibunda de un alto cargo marroquí recogida por toda la prensa del país. El eco mediático que han tenido las palabras de este responsable indica que fueron alentadas desde la cúpula gobernante. “¿Bajo qué ley celestial se atreve a usted interferir en un caso judicial en Marruecos que concierne a un ciudadano marroquí, cuyo nombre ni siquiera puede pronunciar correctamente, y dar lecciones a los marroquíes como un profesor de escuela a sus alumnos?”, se preguntó Mohamed Salah Tamek, director de la Administración penitenciaria, dirigiéndose a Ned Price.

“¿Qué le da derecho a juzgar con arrogancia lo que es conforme a la Constitución marroquí y lo que no lo es?”, añadió este marroquí de origen saharaui. “¿Y por qué todo este ensañamiento con Marruecos en el actual momento?”. “¿No es esta una postura descarada e injustificada, a favor de un minúsculo grupo de islamistas extremistas y de izquierdistas ruidosos, en gran detrimento de la inmensa mayoría de los marroquíes?”, concluyó su intervención.

Ned Price manifestó su decepción por la sentencia condenatoria prácticamente al mismo momento que el nuevo ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, tomaba el lunes posesión de su cargo. Albares recalcó que Marruecos, el único país al que mencionó, es “gran amigo y vecino del sur”. Ningún Gobierno europeo ha expresado, por ahora, una preocupación similar a la de EEUU por la condena de Raissouni.

Foto: Marruecos suspende la operación Paso del Estrecho. (EFE)

El caso Raissouni dio pie, además, al portavoz estadounidense para expresar una preocupación más general sobre “la libertad de expresión y de asociación en Marruecos”. “La libertad de prensa es fundamental (…) y los gobiernos deben garantizar que los periodistas puedan desempeñar con seguridad sus funciones esenciales sin temor a detenciones injustas, violencia o amenazas”, añadió. “Seguimos de cerca este caso, así como los de otros periodistas detenidos en Marruecos, incluido Omar Radi, y hemos planteado estas preocupaciones al Gobierno marroquí y seguiremos haciéndolo”, concluyó Ned Price.

El periodista Omar Radi, de 33 años, que colaboraba con el diario digital 'Le Desk', ingresó en prisión preventiva el 30 de julio de 2020 acusado, primero, de espionaje por cuenta de una potencia extranjera y más tarde lo fue también de violación. Le denunció una colega que trabajó varios años para medios de comunicación considerados afines al Ministerio del Interior y a los servicios secretos de Marruecos. Corre el riesgo de ser condenado a un máximo de 15 años de cárcel.

Esa fue precisamente la condena que recayó, en octubre de 2019, sobre Toufic Bouachrine, de 52 años, que hasta su detención, un año antes, había sido el director del periódico 'Akhbar al Yaoum'. Como a sus otros colegas el tribunal le consideró culpable de un delito sexual, en este caso violación e intento de violación. Además de los 15 años, le impuso una multa astronómica, para los estándares marroquíes, de 255.000 euros.

Foto: Una fotografía de Hajar Raissouni

Dos meses antes, en agosto de 2019, fue también detenida Hajar Raissouni, de 30 años, cuando salía con su novio de un centro ginecológico en Casablanca. Es sobrina de Souleiman Raissouni y trabajaba como redactora en el periódico que dirigía su tío hasta su encarcelamiento. Condenada a un año de prisión por aborto ilegal y mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, tuvo la suerte de ser indultada por Mohamed VI. El rey fue quizás sensible a la campaña internacional de solidaridad con la joven periodista.

En los últimos años ni un solo periodista ha acabado en Marruecos detrás de los barrotes por sus escritos. Todos lo han sido por delitos sexuales, como si los periodistas más críticos fuesen todos unos pervertidos. Formular estas acusaciones contra los que publican artículos incómodos para las autoridades dificulta su defensa y puede mermar los apoyos que recaben. Los comentarios del portavoz del Departamento de Estado muestran que la Administración del presidente Joe Biden no se cree los cargos presentados contra los informadores.

Está por ver ahora hasta dónde llegará su sensibilidad por los derechos humanos en Marruecos. Se verá en octubre cuando el Consejo de Seguridad de la ONU renueve el mandato de la MINURSO, el contingente de Naciones Unidas desplegado en el Sáhara Occidental. En 2013, la Administración del presidente Barack Obama trató de modificar ese mandato para que los “cascos azules” tuvieran competencias en materia de vigilancia de los derechos humanos en el territorio. Consultó primero el tema en el llamado Grupo de Amigos del Sáhara Occidental, pero Francia y España se opusieron rotundamente atendiendo así la petición de la diplomacia marroquí. EEUU renunció a su propuesta. ¿Volverá a intentarlo dentro de tres meses la Administración Biden?

Cuando el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, mencionó en Twitter el 28 de junio, resumiendo su entrevista en Roma con su homólogo marroquí Nasser Bourita, su interés por los “derechos humanos, incluida la libertad de prensa”, sus palabras pasaron desapercibidas. Dos semanas después han cobrado toda su importancia.

Rey Mohamed VI Rabat Joe Biden