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¿Cuán amplio será el cambio (constitucional) que logren los chilenos?
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ANÁLISIS DE GZERO MEDIA

¿Cuán amplio será el cambio (constitucional) que logren los chilenos?

La población de Chile ha demostrado que quiere un cambio y el cambio de la constitución ofrece una ventana para ello, pero poner de acuerdo a los redactores será todo un reto

Foto: Protesta contra el Gobierno chileno en Valparaíso. (Reuters)
Protesta contra el Gobierno chileno en Valparaíso. (Reuters)

Un año y medio después de que millones de manifestantes tomaran las calles de Santiago para protestar contra la desigualdad y los vestigios de la dictadura de Pinochet, los chilenos votaron el pasado fin de semana para elegir a las 155 personas que reescribirán la constitución del país.

La pregunta ahora no es si la gente quiere un cambio -es evidente que sí-, sino en qué medida pueden ponerse de acuerdo los representantes. En general, se espera que el nuevo texto fortalezca el papel del estado en un país donde un fuerte sector privado convirtió a Chile en una de las naciones más ricas, pero también más desiguales, de América Latina. Estos son algunos factores a tener en cuenta a medida que comienza el proceso de reescritura constitucional.

Foto: Trabajadores electorales cuentan votos en Valparaíso, Chile. (Reuters)

Los votantes castigaron a la derecha, en particular, y a la política tradicional, en general. El domingo por la noche fue un ‘shock’ para los conservadores chilenos: la coalición gobernante de centro-derecha obtuvo menos delegados que sus tradicionales rivales de izquierda y no logró asegurar el tercio de los escaños necesarios para vetar cualquier cambio radical. Mientras tanto, los candidatos independientes, la mayoría de izquierdas, obtuvieron una sorprendente mayoría en una clara muestra de rechazo de la clase política.

En teoría, este giro hacia la izquierda debería allanar el camino para reformas audaces en la próxima constitución de Chile. Pero lograr que tantos independientes, muchos de los cuales hicieron campaña con solo un tema, acuerden una amplia gama de reformas con delegados de los partidos tradicionales de izquierda será todo un reto, lo que agrega incertidumbre al proceso. Y si no se llega a un consenso dentro de los 12 meses, la carta magna permanecerá como está, lo que garantizaría nuevos disturbios en el país.

Entonces, ¿dónde pueden encontrar puntos en común? La mayoría de los delegados quieren que Chile tenga una red de seguridad social más sólida. Eso significa gastar mucho más en educación, salud y pensiones, que hasta ahora se han privatizado en su mayoría junto con otros servicios públicos esenciales, como el agua. También presionarán para que la nueva constitución consagre la igualdad de derechos para las mujeres y reconozca los derechos territoriales de los indígenas chilenos, que representan alrededor del 10 por ciento de la población, pero que ni siquiera aparecen mencionados en el texto constitucional actual.

Foto: Protestas en Valparaíso contra las reformas económicas del Gobierno de Chile para paliar la crisis económica provocada por la pandemia. (Reuters)

Sin embargo, resultará más difícil obtener el apoyo necesario de dos tercios de los 155 redactores en propuestas más radicales, como el establecimiento de regalías mineras obligatorias -un gran problema para el principal productor de cobre del mundo- o la imposición de umbrales mínimos de gasto en programas sociales. También es poco probable que se apruebe el derecho del estado a nacionalizar la mayoría de las empresas privadas.

Y se acercan más elecciones. A fines de noviembre, los chilenos acudirán a las urnas por tercera vez en poco más de un año, esta vez para votar por la presidencia, con el profundamente impopular Sebastián Piñera sin poder postularse por otros cuatro años debido al límites de términos. Hasta ahora, ningún partido importante ha elegido un candidato, pero la reforma constitucional probablemente será un tema central en las campañas, especialmente si se ha avanzado poco en el texto para entonces.

Mientras tanto, el resto de América del Sur estará prestando mucha atención. Los resultados de la elección constitucional de Chile muestran que la pandemia ha hecho poco para calmar la ola de malestar social que azotó el continente meses antes de la llegada del covid-19. Se han producido protestas por cuestiones socioeconómicas en toda la región andina. Los huelguistas en Colombia, por ejemplo, exigen actualmente prácticamente lo mismo que reclamaron los chilenos.

Lo que ha hecho Chile es algo único: la gente quería un cambio y se les dio la oportunidad de opinar. La asamblea constituyente de Chile fue elegida íntegramente por voto popular y es la primera en el mundo con paridad de género. Si los delegados hacen el trabajo a tiempo y el texto se ratifica en un segundo referéndum en algún punto del próximo año, enviará un mensaje claro de que se puede lograr el cambio a través del sistema democrático sin tener que recurrir a una agitación permanente.

*Este artículo fue publicado originalmente en inglés en GZERO Media. Si te interesa la política internacional, pero quieres que alguien te la explique, suscríbete a la 'newsletter' Signal aquí.

Un año y medio después de que millones de manifestantes tomaran las calles de Santiago para protestar contra la desigualdad y los vestigios de la dictadura de Pinochet, los chilenos votaron el pasado fin de semana para elegir a las 155 personas que reescribirán la constitución del país.

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